En la ex Unión Soviética aprecian las publicaciones bíblicas
Por el corresponsal de ¡Despertad! en Rusia
A PRINCIPIOS de 1991, Rusia y otras catorce repúblicas integraban la Unión Soviética. A partir de aquel año, todas ellas se fueron independizando. Aun así, Rusia supera en población a los catorce países juntos y ocupa más del triple de extensión que ellos. En septiembre de 1994, 117.276 testigos de Jehová difundían las verdades bíblicas entre sus vecinos de la anterior federación de repúblicas.
Hoy en día se hacen grandes tiradas de las revistas La Atalaya y ¡Despertad! en ruso para distribuirlas en la ex Unión Soviética. Se reparten asimismo muchos tratados y libros. En la sucursal rusa de los testigos de Jehová, ubicada en las cercanías de San Petersburgo, se han recibido cartas que manifiestan cuánto se aprecian estas publicaciones bíblicas.
Agradecen las revistas a todo color
Un señor de Siberia central escribió: “Por pura casualidad, noté que mi compañera de trabajo tenía en las manos La Atalaya y le pedí que me la enseñara. Al principio solo di un vistazo a las brillantes ilustraciones a todo color. Luego fui leyendo más y más..., y cuando quise darme cuenta ya había leído la revista entera. Las preguntas se planteaban de manera interesante, amena y coloquial”.
Otro siberiano explicó: “Da la casualidad de que recibí un número de su revista. Sin ánimo de adularlos, es la mejor información religiosa que he leído”.
Una enfermera de San Petersburgo, la segunda ciudad más grande de Rusia, escribió: “Muchísimas gracias por la magnífica serie de artículos sobre el agotamiento nervioso que apareció en ¡Despertad! del 8 de enero de 1995. Aunque los artículos no eliminaron mis problemas, me han dado el respaldo que buscaba”.
Un estudiante de 17 años escribió: “Agradezco mucho la labor de todos los que editan estas publicaciones de tanta calidad. Cuando mis amigos y yo íbamos a salir del cine, vimos unas cuantas revistas que habían quedado en un asiento y las tomamos. [...] Lo que leí en La Atalaya, me sorprendió muchísimo. ¿Sería real el futuro de que hablaba? Ahora leo los Evangelios y trato de entenderlos. Sus revistas explican a fondo lo que dice la Biblia”.
Un hombre de 26 años dijo: “Estoy muy agradecido por el artículo ‘¿Es el suicidio la solución?’, de la revista ¡Despertad! del 8 de abril de 1994. Debido a que tengo un carácter depresivo, y además el vicio de la masturbación, he pensado muchas veces en suicidarme, pero la Palabra de Dios y las oraciones a Jehová me han contenido. Este artículo ha fortalecido mi fe en la misericordia divina y en que Dios me ayudará a afrontar los problemas. Él sabe que me arrepiento, y desea que yo viva. Le doy gracias por el apoyo que representa para mí este artículo”.
Con referencia al mismo artículo, una joven de 15 años explicó: “Esta revista ha hecho mella en mí. Cuando tenía 8 años de edad, empecé a sentir que nadie me necesitaba. Mis padres no tenían tiempo de hablar conmigo y yo trataba de arreglármelas por mi cuenta. Me volví introvertida. Estaba todo el día riñendo con mis familiares. Se me pasó por la cabeza la idea de suicidarme. ¡Cuánto me alegró conocer a los testigos de Jehová!”.
Una señora de la Rusia europea dijo: “En la parada del autobús acerté a oír la conversación de dos jóvenes acerca de la Biblia. Como me interesó, me acerqué a ellos. Aquellos jóvenes me dieron una revista La Atalaya. La leí con mucho gusto e interés, pues quería conocer mejor la Biblia. Me gustaría mantenerme en contacto con ustedes mediante las revistas y deseo aprender más estudiando la Biblia periódicamente”.
Aprecian otras publicaciones
Una joven señora caucasiana escribió: “Vino una mujer a la oficina y se puso a hablarnos de una asamblea o algo parecido. Al notar lo contenta y entusiasmada que estaba, se despertó en mí el interés. Al día siguiente me dio el libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra. Lo leí con avidez. Era extraordinario. Me pareció que, después de vagar a oscuras, había hallado la puerta a la luz. Después de estar buscando por tanto tiempo, encontré la respuesta a todas mis preguntas en un solo libro. No tengo palabras para explicar lo contenta que estoy”.
Un señor de Asia central comentó: “Soy feligrés de la Iglesia Evangélica de la Buena Nueva. Tenemos una gran necesidad de publicaciones espirituales. Les rogamos que nos envíen libros y folletos para estudiarlos y distribuirlos”.
Otra carta de Armenia, cerca del mar Negro, decía: “He leído el folleto ¿De veras se interesa Dios por nosotros? Ha sido como una bocanada de aire fresco. Por fin he hallado publicaciones que me ayudan a estudiar la Biblia. Les ruego que me envíen libros para dicho estudio”.
Una señora de Siberia dijo: “Un testigo de Jehová pasó por casa y nos dejó el libro El hombre más grande de todos los tiempos. Aunque he sido atea desde mis tiempos de escuela, leerlo me animó a meditar profundamente y estudiar la Biblia”.
Una madre con dos hijos dio las gracias por este mismo libro sobre la vida de Jesucristo y explicó: “Es entendible para los niños y les interesa. Aviva su deseo de estudiar la Biblia y leer obras religiosas. La edición del libro es espléndida”.
El año pasado, 34.608 personas de la anterior Unión Soviética se bautizaron y demostraron así su gratitud por lo que estaban aprendiendo. Confiemos en que las publicaciones bíblicas que editan los testigos de Jehová se distribuyan extensamente y con liberalidad en esta parte de la Tierra, con la esperanza de que muchos miles de personas respondan a las verdades bíblicas.