¿Qué ocurrió con los problemas del Hubble?
‘¿Los problemas del qué?’, tal vez pregunte. Nos referimos a los problemas visuales que se detectaron en 1990 en el telescopio espacial Hubble, el complicado ojo de astronómico precio (más de 1.600 millones de dólares) dedicado a observar el universo.
EL TELESCOPIO espacial Hubble es “probablemente el satélite científico más avanzado que se haya construido”, escribe el doctor R. W. Smith, de la Universidad Johns Hopkins, de Baltimore, en la obra The International Encyclopedia Astronomy.a Según Eric Chaisson, es “el observatorio más grande, complejo y potente que se ha situado en el espacio”. (The Hubble Wars [Las guerras del Hubble].) Además, hizo el siguiente comentario en la revista Astronomy: “Los 4.000.000 de líneas de código de computadora necesarios para comandarlo y dirigirlo a diario, uno de los códigos más grandes del mundo civil, testimonian la gran complejidad del Hubble”. Este observatorio se halla en órbita a 615 kilómetros de altura sobre la Tierra, más que suficiente para eludir la distorsión de la luz causada por la atmósfera.
Con anterioridad al lanzamiento, el doctor Smith declaró: “El grado de perfección de las imágenes [...] dependerá exclusivamente de las leyes de la óptica, la calidad de los espejos, así como de la precisión y estabilidad con que se oriente el Hubble hacia sus objetivos”. Poco se daba cuenta de cuánto significado iban a cobrar sus palabras.
Euforia y decepción tras el lanzamiento
El esperado lanzamiento tuvo lugar en abril de 1990. El Hubble fue puesto en órbita por el transbordador Discovery. Los ingenieros de control de vuelo quedaron encantados con los resultados. John Noble Wilford explicó en The New York Times que los datos técnicos “indicaban que el telescopio había salido intacto del lanzamiento y parecía listo para una misión de exploración cósmica de más de quince años”. Agregó que “se esperaba observar las estrellas y galaxias remotas con una claridad diez veces mayor que la actual”. Un titular de la revista Time anunció con optimismo: “Hay una nueva ventana al universo”, y añadió: “Con su visión aguda y diáfana de los astros más lejanos, el telescopio Hubble se remontará a épocas inmemoriales”. El entusiasmo iba en aumento mientras los astrónomos y los diseñadores del telescopio aguardaban la llegada de las primeras imágenes a la Tierra. Pero, ¿qué sucedió?
Resultó que, como dice el refrán, habían vendido la piel del oso antes de cazarlo. Los expectantes astrónomos recibieron las primeras imágenes en mayo de 1990. En vez de la gran nitidez prevista, obtuvieron borrones de luz. Eric Chaisson escribió: “Estas observaciones fomentaron la trágica idea de que el observatorio orbital adolecía de un grave defecto óptico”. El telescopio tenía un fallo inesperado: un error minúsculo en las medidas del espejo primario. Aunque la diferencia era muy inferior al grueso de un cabello, bastaba para enturbiar la visión. Fue toda una decepción.
¿Quién cometió el error?
¿Qué origen tuvieron los gravosos problemas del Hubble? Eric Chaisson, colaborador del proyecto, enumera varias causas en su libro The Hubble Wars: “Los errores mayúsculos del equipo se deben a que los ingenieros pecaron de miopía, pues obviamente no tuvieron nunca una visión de conjunto. Veamos algunos ejemplos: los elementos ópticos del telescopio no estaban bien fabricados, y los ingenieros, demasiado confiados, no los comprobaron debidamente; no hubo aportaciones significativas de científicos y técnicos ajenos a los sigilosos fabricantes [...] [y] se incorporaron al Hubble piezas usadas, como giroscopios de hace décadas [verificados durante unas setenta mil horas antes de instalarlos en el telescopio, ‘desgastados de tanto probarlos’, según cierto ingeniero] y tarjetas de extensión de memoria dignas de un museo de la aeronáutica”.
Cuando se terminó el espejo principal, de 2,4 metros de diámetro, tenía que haberse realizado una última comprobación, pero, según The New York Times, faltó tiempo y dinero. El difunto doctor Roderic Scott, que entonces era jefe científico de la compañía de investigación óptica que fabricó el espejo, solicitó más exámenes, pero sus advertencias fueron desoídas. Por ello, el Hubble solo transmitió imágenes defectuosas desde el espacio.
Esta es la opinión de Chaisson: “A lo mejor es que la nave y sus miríadas de piezas [más de cuatrocientas mil piezas y 42.000 kilómetros de cables], así como sus funciones controladas desde la Tierra, son demasiado complicadas para nuestra civilización, relativamente neófita en lo que a tecnología se refiere. Cuando los descendientes de Noé emprendieron la construcción de una torre tan alta que alcanzara los cielos, el libro de Génesis nos dice que Dios castigó su osadía. Tal vez un telescopio espacial mucho más sencillo, más eficaz y evolucionado, no hubiera recibido críticas tan mordaces”. Chaisson añadió además: “La idea tan difundida de que el método científico es imparcial y objetivo, que los hombres de ciencia no se dejan arrastrar por las emociones humanas cuando realizan su trabajo, es una farsa. Hoy la ciencia está tan afectada por la subjetividad como la mayoría de los aspectos de la vida”. En opinión de Chaisson, la ambición y la envidia fueron factores que influyeron en los problemas del Hubble.
Se pierden las esperanzas
Un vistazo a los titulares de la prensa nos dará una idea de los dramáticos sucesos que rodearon la saga de las peripecias del Hubble. “El transbordador vuela a 615 kilómetros de altura con un telescopio y un sueño”, dijo cierto periódico. La revista Scientific American dijo: “El legado del Hubble: El telescopio espacial introduce una nueva era en la astronomía”. En julio de 1990 la revista Time tuvo que modificar su evaluación. Dijo: “El panorama es borroso para la ciencia avanzada: Las esperanzas que tenía puestas la NASA [Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio, en inglés] en el transbordador empiezan a derrumbarse; el Hubble no ve bien”. La revista Science explicó el problema con un lenguaje más objetivo: “Los astrónomos examinan los daños del Hubble. Pocas veces causa tanto revuelo un error tan minúsculo, pero en un telescopio de 1.600 millones de dólares, las micras adquieren grandes proporciones”. Esta misma publicación dijo en diciembre de 1990: “La soberbia del Hubble: Un claro caso de ceguera”. Comentó: “El desalentador defecto óptico del telescopio espacial Hubble se debió al descuido generalizado, según indica el informe final del equipo oficial de investigación de la NASA”.
Pero no todo estaba perdido. En marzo de 1992, la revista Smithsonian dijo: “Un telescopio espacial enfermo envía imágenes asombrosas”. Además comentó: “Aunque muchas de sus funciones siguen afectadas de gravedad, el telescopio aporta a los astrónomos un torrente de datos valiosísimos. [...] Ya les ha dado varias sorpresas, como cúmulos globulares de estrellas (que en la clasificación tradicional figuraban entre las estructuras más antiguas del universo) que se hallan en la flor de la juventud; ha escudriñado el corazón de una galaxia lejana con objeto de confirmar la teoría de que en el centro existe un agujero negro que absorbe estrellas”.b
“La NASA se la juega a una carta”
En noviembre de 1993, la revista Science News publicó el titular que estaban esperando los científicos y astrónomos: “La gran reparación: la NASA planea arreglar el telescopio espacial Hubble”. Según New Scientist, constituía “la reparación más ambiciosa de la historia de la aeronáutica”. Un equipo de siete astronautas tendría que recuperar el Hubble y arreglarlo sobre la bodega de carga del transbordador, en pleno espacio. Se hicieron afirmaciones como las siguientes: “La NASA se la juega a una carta en esta misión” y “Una cita con el destino”. ¿Se lograron los objetivos?
Los oftalmólogos espaciales dieron un golpe maestro en el ámbito de la ciencia: en cinco paseos espaciales arreglaron los aparatos ópticos del Hubble e instalaron una cámara nueva del tamaño de un piano. Hicieron falta tres años de preparación para cambiar las piezas defectuosas e instalar los elementos correctores. La visita al oculista fue cara. Según fuentes confiables, el arreglo de las lentes costó 263 millones de dólares.
El punto álgido se alcanzó en enero de 1994, cuando se publicaron los siguientes titulares: “El telescopio Hubble ya no es miope” y “El Hubble por fin ve la gloria celestial”. La revista Astronomy anunció: “El Hubble ha quedado mejor que salido de fábrica”. Además, plasmó las reacciones de los astrónomos del Instituto Científico del Telescopio Espacial cuando recibieron las primeras imágenes: “Absolutamente increíbles”. “Al ver las primeras imágenes, nos entraron escalofríos.” “El Hubble ha quedado reparado a un grado que nunca hubiéramos soñado”, comentó satisfecho el doctor Edward J. Weiler, jefe científico del proyecto.
¿Qué beneficios hay?
No tardó en demostrarse que había valido la pena corregir el sistema óptico. En junio de 1994, la revista Time publicó que el Hubble había descubierto claros indicios en apoyo de la existencia de los agujeros negros. La NASA anunció que este había descubierto una “nube de gases en forma de disco que gira a la vertiginosa velocidad de 1,9 millones de kilómetros por hora”. Se halla a unos 50 millones de años luz, en el centro de la galaxia M87. Se dice que tiene una masa estimada de entre 2.000 y 3.000 millones de estrellas del tamaño del Sol, pero comprimidas en un espacio del tamaño del sistema solar. Los científicos calculan que el disco de gases tiene una temperatura de 10.000 grados centígrados. La única explicación que puede darse en la actualidad para este fenómeno es la existencia de una enorme fuerza gravitatoria ejercida por un mastodóntico agujero negro, en torno al cual da vueltas el disco.
El Hubble también envió imágenes extraordinarias del cometa Shoemaker-Levy 9 cuando este se dirigía en una trayectoria autodestructiva a Júpiter, donde se desintegró en julio de 1994. Las imágenes de las galaxias que envía el Hubble son de tal nitidez que un científico calificó así el trabajo: “Un ligero cambio en el espejo, un paso gigante en astronomía”. Según la revista Investigación y Ciencia, en la actualidad “la resolución del Hubble decuplica la del mejor instrumento instalado en tierra, y gracias a ello puede observar con claridad un volumen de espacio mil veces mayor [que otros telescopios]”.
El Hubble está logrando que los teóricos se replanteen algunas de sus ideas tocante a la edad del universo. De hecho, el entendimiento actual los ha situado ante una paradoja. Los datos más recientes que ha proporcionado el Hubble, según Wilford, escritor de asuntos científicos del periódico The New York Times, “indican de manera convincente que el universo puede ser mucho más joven de lo que calculaban los científicos. Tal vez no tenga más de ocho mil millones de años”, en vez de los cálculos anteriores, que le asignaban veinte mil millones. El problema radica en que “se da por seguro que algunas estrellas tienen unos dieciséis mil millones de años”. No es de extrañar que, como sigue diciendo, “el universo parezca querer engañar a los cosmólogos lanzándoles con efecto la pelota de los hechos y demostrando así las lamentables limitaciones de sus conocimientos”. Además agrega: “Los que se dedican al estudio del universo han de aceptar la probabilidad de que, por muy brillantes e ingeniosos que sean, no conseguirán responder muchas preguntas fundamentales”.
El hombre debe aprender la lección de humildad que Jehová le enseñó a Job cuando le preguntó desde la tempestad de viento: “¿Eres tú quien mantiene juntas a las Pléyades y separadas las estrellas de Orión? ¿Eres tú quien saca a su hora al lucero de la mañana? ¿Eres tú quien guía a las estrellas de la Osa Mayor y de la Osa Menor? ¿Conoces tú las leyes que gobiernan el cielo?”. (Job 38:31-33, Versión Popular.)
¿Qué podemos esperar en el futuro?
El telescopio Hubble promete aportar mayores revelaciones en el futuro inmediato. Cierto astrónomo escribió: “Con el telescopio espacial Hubble observaremos la forma de muchas galaxias situadas en torno a las proximidades de los quásares [radiofuentes cuasiestelares, los objetos más luminosos del universo]”. Con respecto al origen de las galaxias, Richard Ellis, de la Universidad de Cambridge (Inglaterra), dijo: “Vamos a entrar en una fase muy emocionante”.
La curiosidad del ser humano seguirá incitándole a proseguir el estudio del universo, su origen y propósito. Este conocimiento debe infundir en nuestro corazón reverencia hacia el Creador del vasto universo, Jehová Dios, quien dijo: “Levanten los ojos a lo alto y vean. ¿Quién ha creado estas cosas? Es Aquel que saca el ejército de ellas aun por número, todas las cuales él llama aun por nombre. Debido a la abundancia de energía dinámica, porque él también es vigoroso en poder, ninguna de ellas falta”. (Isaías 40:26; Salmo 147:4.)
[Notas a pie de página]
a Se le llama así en honor del famoso astrónomo estadounidense Edwin Powell Hubble (1889-1953), quien aportó a la ciencia un mayor conocimiento de lo que hoy denominamos galaxias. ¿Qué aspecto tiene este telescopio orbital? Es del tamaño de un vagón cisterna o de un edificio de cuatro pisos, de 13 metros de longitud y 4 de diámetro, y un peso superior a las 12 toneladas al momento de ser lanzado.
b Se cree que los agujeros negros son regiones del espacio en las que se han colapsado una o varias estrellas y “donde las fuerzas gravitatorias se vuelven tan intensas que impiden que escapen incluso las partículas que se mueven a la velocidad de la luz [300.000 kilómetros por segundo]”. Por esta razón, “no puede escapar ningún tipo de luz, materia ni señal”. (The International Encyclopedia of Astronomy.)
[Fotografías en las páginas 16, 17]
Parte superior izquierda: la galaxia M100 captada por el “Hubble” antes de la reparación
Parte superior central: instalación de la nueva cámara planetaria
Parte superior derecha: la galaxia M100 captada por el “Hubble” después de la reparación
[Reconocimientos]
Foto de la NASA
Foto de la NASA
Foto de la NASA
[Ilustración en las páginas 16, 17]
A: espejo primario
B: espejo secundario
C: colocación de cuatro giroscopios, utilizados para apuntar el telescopio
D: sustitución de un panel solar averiado
E: instalación de una nueva cámara de gran angular/planetaria
F: el Reemplazo Axial de Corrección Óptica del Telescopio Espacial compensa el defecto del espejo
G: sustitución de los instrumentos electrónicos que orientan los paneles solares
[Reconocimiento en la página 15]
Foto de la NASA