BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g96 22/1 págs. 11-14
  • ‘Se ha olvidado algo’, ¿qué?

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • ‘Se ha olvidado algo’, ¿qué?
  • ¡Despertad! 1996
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • Les cuesta aceptar hechos que contradicen sus ideas
  • Dios, diseño y las constantes de la física
  • Una necesidad humana natural
  • Las respuestas se encuentran en un libro
  • La controversia: ¿cómo se originó el universo?
    ¿Existe un Creador que se interese por nosotros?
  • Lecciones que nos enseña el universo
    ¡Despertad! 1992
  • ¿Es el imponente universo producto del azar?
    ¡Despertad! 2000
  • ¿Habrá tenido principio?
    ¡Despertad! 1999
Ver más
¡Despertad! 1996
g96 22/1 págs. 11-14

‘Se ha olvidado algo’, ¿qué?

DESPUÉS de contemplar las estrellas en una noche oscura y despejada, entramos en casa, deslumbrados y con frío, cavilando sobre esa inmensa belleza y sobre una multitud de preguntas. ¿Por qué existe el universo? ¿De dónde surgió? ¿Cuál es su destino? Muchos han tratado de responder a estas preguntas.

Tras cinco años de investigaciones cosmológicas que lo llevaron a conferencias científicas y centros de investigación por todo el mundo, Dennis Overbye, escritor de artículos científicos, aludió a una conversación que tuvo con Stephen Hawking, físico de fama mundial: “En el fondo, lo que yo quería saber era lo que siempre había deseado saber de Hawking: adónde vamos cuando morimos”.

Aunque con cierto matiz de ironía, estas palabras dicen mucho de nuestra era. Las preguntas no tienen tanto que ver con los astros en sí, ni con las teorías y opiniones contradictorias de los cosmólogos que los estudian. Hoy todavía se anhelan respuestas a las preguntas básicas que han inquietado a la humanidad por milenios: ¿Por qué estamos aquí? ¿Existe Dios? ¿Adónde vamos cuando morimos? ¿Dónde están las respuestas a estas interrogantes? ¿Las encontraremos en los astros?

John Boslough, otro escritor de artículos científicos, dijo que como la gente ha abandonado la religión, los cosmólogos y otros científicos se han convertido en “el sacerdocio perfecto de una era secular. Ellos, y no los líderes religiosos, revelarían gradualmente todos los secretos del universo, no a modo de manifestación espiritual, sino en la forma de ecuaciones indescifrables para todos, menos para los escogidos”. Ahora bien, ¿revelarán los cosmólogos todos los secretos del universo y responderán a todas las preguntas que han inquietado a la humanidad por siglos?

¿Qué están revelando actualmente? La mayoría de ellos defienden alguna versión de la “teología” del Big Bang —que se ha convertido en la religión secular de nuestra época—, aunque no dejan de discutir sobre los detalles. “Sin embargo —comentó Boslough—, en el contexto de las nuevas y contradictorias observaciones, la teoría del Big Bang empieza a parecerse cada vez más a un modelo demasiado simplista que busca un suceso inicial. A principios de los años noventa, el modelo de Big Bang era [...] cada vez más incapaz de responder a las preguntas más fundamentales.” Y añadió que “bastantes teóricos han expresado la opinión de que no resistirá hasta el fin de la década”.

Tal vez algunas de las conjeturas cosmológicas actuales acabarán siendo ciertas, o tal vez no; así como tal vez estén formándose planetas en el misterioso resplandor de la nebulosa de Orión, o quizás no. Lo que no puede negarse es que nadie en la Tierra lo sabe a ciencia cierta. Hay muchas teorías, pero los que son observadores sinceros se hacen eco de la observación sagaz de Margaret Geller de que a pesar de toda la palabrería, parece que se ha olvidado algo fundamental en el concepto que la ciencia tiene hoy día del cosmos.

Les cuesta aceptar hechos que contradicen sus ideas

La mayoría de los científicos —lo que incluye a la mayoría de los cosmólogos— concuerdan con la teoría de la evolución. Les cuesta aceptar que la creación revela inteligencia y propósito, y se estremecen con la simple mención de que Dios es el Creador. Se niegan a pensar siquiera en semejante herejía. Salmo 10:4 habla en tono despreciativo de la persona altanera que “no hace investigación; todas sus ideas son: ‘No hay Dios’”. Su deidad creativa es la Casualidad. Pero a medida que aumenta el conocimiento, y que bajo el creciente peso de este se derrumban la casualidad y la coincidencia, los científicos empiezan a recurrir cada vez más a palabras prohibidas como “inteligencia” y “diseño”. Veamos los siguientes ejemplos:

“Resulta evidente que se ha olvidado una componente en los estudios cosmológicos. El origen del Universo, como la solución del cubo de Rubik, requiere una inteligencia”, escribió Fred Hoyle en la página 189 de su libro El Universo inteligente.

“Cuanto más examino el universo y estudio los detalles de su arquitectura, más prueba hallo de que de alguna manera el universo sabía que veníamos.” (Disturbing the Universe [Perturbación del universo], de Freeman Dyson, pág. 250.)

‘¿Cuáles son las propiedades fundamentales necesarias para que surjan criaturas como nosotros? ¿Es una casualidad que se tengan esas propiedades o existe alguna razón más profunda? [...] ¿Existe algún plan complejo que garantice que el universo está hecho a la medida de nuestras necesidades?’ (Coincidencias cósmicas de John Gribbin y Martin Rees, págs. 14 y siguientes.)

Fred Hoyle también comenta sobre estas propiedades en las páginas 219 y 220 de su libro ya citado: “Estas propiedades se van prodigando en el mundo natural como una madeja de accidentes afortunados. Existen tantas coincidencias esenciales para la vida, que debe haber alguna explicación para ellas”.

“No se trata solo de que el hombre esté adaptado al universo. El universo está adaptado al hombre. ¿Se imagina un universo en el que alguna de las constantes adimensionales y fundamentales de la física sufriera la más mínima alteración en una dirección u otra? El hombre jamás habría podido llegar a existir en semejante universo. Este es el punto central del principio antrópico, según el cual, un factor dador de vida es el origen de todo el mecanismo y diseño del mundo.” (The Anthropic Cosmological Principle [El principio antrópico cosmológico], de John Barrow y Frank Tipler, pág. VII.)

Dios, diseño y las constantes de la física

¿Cuáles son algunas de estas constantes fundamentales de la física que son esenciales para que exista vida en el universo? En un informe publicado en el periódico The Orange County Register, del 8 de enero de 1995, se incluyó una lista de algunas de estas constantes y se recalcó lo bien sintonizadas que deben estar, diciendo: “Los valores cuantitativos de muchas constantes físicas básicas que definen el universo —por ejemplo, la carga de un electrón o la velocidad fija de la luz o la relación de las intensidades de las fuerzas fundamentales de la naturaleza— son extraordinariamente precisos, algunos hasta la centésimo vigésima cifra decimal. El desarrollo de un universo donde se reproduce la vida es sumamente sensible a estas especificaciones. La más mínima variación —un nanosegundo aquí, un ángstrom allí—, y el universo estaría muerto y yermo”.

A continuación, el autor de este informe mencionó algo que normalmente no puede mencionarse: “Parece más razonable suponer que en el proceso ha influido algún factor misterioso, tal vez ha intervenido una fuerza inteligente e intencionada que ajustó el universo para nuestra llegada”.

George Greenstein, profesor de Astronomía y Cosmología, publicó una lista aún más larga de estas constantes físicas en su libro The Symbiotic Universe (El universo simbiótico). Entre ellas había algunas tan bien sintonizadas que ante el más mínimo grado de variación, no existirían ni átomos ni estrellas ni universo. En el recuadro adjunto se detallan algunas de las relaciones necesarias para que la vida física sea posible. Son conceptos complejos y quizás no todos los lectores los entiendan, pero gozan del reconocimiento de los astrofísicos especializados en estos campos.

Al ver lo extensa que se iba haciendo la lista, Greenstein abrumado, dijo: “¡Tantas coincidencias! Cuanto más leía más me convencía de que era muy difícil que tales ‘coincidencias’ se hubieran producido por casualidad. Pero al aumentar mi convencimiento, había algo más que también aumentaba. Incluso ahora me resulta difícil expresar con palabras este ‘algo’. Era una intensa repulsión, a veces casi de naturaleza física. Me sentía muy incómodo [...]. ¿Es posible que, de repente y sin proponérnoslo, hayamos tropezado con prueba científica que apoye la existencia de un Ser Supremo? ¿Fue Dios quien intervino y quien hizo el cosmos de manera tan providencial para nuestro beneficio?”.

Irritado y horrorizado por esa idea, Greenstein enseguida se retractó, recuperó su ortodoxia científicamente religiosa y declaró: “Dios no es una explicación”. No lo veía lógico. Aceptar la existencia de Dios era una idea tan difícil de digerir que no pudo aceptarla.

Una necesidad humana natural

Lo anterior no significa que menospreciamos la dura labor de los científicos sinceros, incluidos los cosmólogos. Los testigos de Jehová apreciamos particularmente sus muchos descubrimientos con relación a la creación, que revelan el poder, la sabiduría y el amor del Dios verdadero, Jehová. Romanos 1:20 dice: “Las cualidades invisibles de él se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad, de modo que ellos son inexcusables”.

Las investigaciones y los trabajos de los científicos son la reacción humana natural a una necesidad tan fundamental para el hombre, como el alimento, la ropa y la vivienda. Se trata de la necesidad de obtener las respuestas a ciertas preguntas respecto al futuro y el propósito de la vida. Dios “hizo reflexionar al hombre sobre la eternidad, pero el hombre no llegará a comprender totalmente la obra de Dios”. (Eclesiastés 3:11, Biblia de América.)

Cierto, allí dice que la humanidad nunca lo sabrá todo, pero eso no es motivo de preocupación, pues siempre tendrá cosas nuevas que aprender: “Vi toda la obra del Dios verdadero, que la humanidad no puede averiguar la obra que se ha hecho bajo el sol; por mucho y duro que siga trabajando la humanidad en buscar, sin embargo no averiguan. Y aunque dijeran que son suficientemente sabios para saberlo, no podrían averiguarlo”. (Eclesiastés 8:17.)

Algunos científicos se oponen a que se coloque a Dios como la “solución” de un problema porque eso eliminaría el incentivo de investigar más. Sin embargo, ante la persona que reconoce a Dios como el Creador de los cielos y la Tierra hay muchísimos más detalles fascinantes que descubrir e interesantes misterios que esclarecer. Es como si se tuviera luz verde para emprender una agradable aventura repleta de cosas que descubrir y aprender.

¿Quién puede resistir la invitación que se hace en Isaías 40:26? “Levanten los ojos a lo alto y vean.” Al leer estas páginas hemos levantado los ojos a lo alto y hemos visto el factor que los cosmólogos han ‘olvidado’ y que no han visto. También hemos encontrado las respuestas fundamentales a esas preguntas constantes que han inquietado al hombre por siglos.

Las respuestas se encuentran en un libro

Las respuestas siempre han estado ahí, pero, al igual que los religiosos del tiempo de Jesús, muchas personas han cerrado los ojos y los oídos, y han insensibilizado su corazón a toda aquella respuesta que no encaja con sus teorías humanas o con el estilo de vida que han elegido. (Mateo 13:14, 15.) Jehová nos ha dicho de dónde surgió el universo, cómo fue formada la Tierra y quiénes vivirán en ella. Nos ha dicho que los habitantes humanos de la Tierra deben cultivarla y atender con tierno cuidado a las plantas y los animales que comparten el planeta con ellos. También nos ha dicho lo que sucede cuando las personas mueren, que pueden volver a vivir, y lo que tienen que hacer a fin de vivir para siempre en la Tierra.

Si quiere ver las respuestas tal y como se expresan en la Palabra inspirada de Dios, la Biblia, tenga la bondad de leer los siguientes pasajes: Génesis 1:1, 26-28; 2:15; Proverbios 12:10; Mateo 10:29; Isaías 11:6-9; 45:18; Génesis 3:19; Salmo 146:4; Eclesiastés 9:5; Hechos 24:15; Juan 5:28, 29; 17:3; Salmo 37:10, 11; Revelación (Apocalipsis) 21:3-5.

¿Por qué no los lee alguna noche en su casa junto con su familia, algún vecino o un grupo de amigos? Puede estar seguro de que contribuirán a una conversación animada e informativa.

¿Le intrigan los misterios del universo y se siente conmovido por su belleza? ¿Por qué no procura conocer mejor a Aquel que lo creó? Nuestra curiosidad y asombro no significan nada para los cielos inanimados, pero Jehová Dios, su Creador, también es nuestro Creador, y se interesa por las personas mansas que desean aprender de él y de sus creaciones. Esta es la invitación que se brinda hoy por toda la Tierra: “‘¡Ven!’. Y cualquiera que oiga, diga: ‘¡Ven!’. Y cualquiera que tenga sed, venga; cualquiera que desee, tome gratis el agua de la vida”. (Revelación 22:17.)

¡Qué invitación tan conmovedora nos hace Jehová! El universo no se originó con una explosión, sin inteligencia ni propósito, sino que fue creado por un Dios de inteligencia infinita y con un propósito definido que desde el principio pensó en usted. Sus reservas de energía ilimitada están cuidadosamente controladas y siempre disponibles para sustentar a sus siervos. (Isaías 40:28-31.) La recompensa por llegar a conocer a Dios será tan infinita como el majestuoso universo mismo.

“Los cielos están declarando la gloria de Dios; y de la obra de sus manos la expansión está informando.” (Salmo 19:1.)

[Recuadro de la página 13]

Lista de algunas de las constantes físicas imprescindibles para la vida

Las cargas del electrón y el protón deben ser iguales y opuestas; el peso del neutrón debe ser ligeramente superior al del protón; a fin de que se produzca la fotosíntesis tiene que existir una correspondencia entre la temperatura del Sol y las propiedades de la clorofila para absorber radiaciones; si la fuerza nuclear fuerte fuese un poco más débil, el Sol no podría generar energía mediante reacciones nucleares, pero si fuese un poco más fuerte, el combustible necesario para generar energía sería violentamente inestable; sin dos resonancias notables e independientes entre núcleos en el centro de las gigantes rojas, no podría haberse formado ningún otro elemento aparte del helio; si el espacio hubiese tenido menos de tres dimensiones, las interconexiones para la circulación de la sangre y el sistema nervioso serían imposibles, y si hubiese tenido más de tres dimensiones, los planetas no podrían describir órbitas estables alrededor del Sol. (The Symbiotic Universe, págs. 256, 257.)

[Recuadro de la página 14]

¿Alguien sabe dónde está la masa perdida?

Andrómeda, como todas las galaxias espirales, gira majestuosamente en el espacio como si fuera un gigantesco huracán. Los astrónomos pueden calcular la velocidad de rotación de muchas galaxias partiendo de su espectro de luz, y cuando lo hacen descubren algo desconcertante. Las velocidades son increíbles. Todas las galaxias espirales parecen rotar demasiado deprisa. Parece como si las estrellas visibles de la galaxia estuvieran incrustadas en un halo mucho mayor de materia oscura, invisible al telescopio. “No sabemos en qué consiste la materia oscura”, admite el astrónomo James Kaler. Los cosmólogos calculan que hay un 90% de masa perdida, de la que no se tiene noticia, y están buscándola desesperadamente, ya sea en la forma de neutrinos con masa propia, o de algún tipo de materia desconocida, pero superabundante.

Si alguien encuentra la masa perdida, notifíquelo enseguida al primer cosmólogo que localice.

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir