El amigable petirrojo
POR EL CORRESPONSAL DE ¡DESPERTAD! EN GRAN BRETAÑA
MUCHO antes de que los tonos rojizos transformen nuestros bosques de Northumberland en apacibles escenarios otoñales, el petirrojo hace su aparición. Su brillante pechera roja y la argentina cadencia de su canto añaden color y alegría a nuestro jardín. ¡Qué agradable es su compañía!
El petirrojo es muy fácil de identificar por el color marrón oliváceo de su dorso y cabeza, el rojo anaranjado de su pecho, garganta y frente, y su vientre blanquecino. Esta ave rechoncha y vivaz, se mantiene constantemente erguida y mide unos 14 centímetros desde el pico hasta la cola. No fue sorpresa para nadie que en 1961 se la escogiera como ave nacional de Gran Bretaña.
El petirrojo británico es más pequeño que el robín americano. Los primeros colonizadores ingleses llamaron robín a este último, porque es parecido al petirrojo, cuyo nombre en inglés es robin. El pájaro británico, sin embargo, tiene un carácter muy peculiar.
Cuando se aproxima el otoño, el petirrojo se siente a sus anchas en cualquier jardín de Gran Bretaña. Se acerca a cualquier persona que esté removiendo la tierra, esperando que alguna lombriz asome a la superficie. En ocasiones, cuando el jardinero descansa, el petirrojo se posa sobre la pala para inspeccionar el terreno. Se sabe, inclusive, que la atrevida avecilla sigue las huellas de los topos para revisar los montículos de sus recientes excavaciones. El alimento del petirrojo es variado: insectos, semillas, bayas y lombrices.
¡Qué agradable es encontrar un nido de petirrojo! Cualquier puerta o ventana abierta de un cobertizo constituye una invitación para la pareja en celo. Pueden construir rápidamente el nido en una vieja maceta, una tetera desechada, un rollo de alambre o hasta en el bolsillo de una chaqueta de jardinero. La habilidad del petirrojo para anidar en los lugares más insospechados no tiene límites.
El petirrojo es una de las aves que más fácilmente se puede enseñar a comer de la mano. Cuando se acerque el invierno y escasee su fuente natural de alimentación, coloque un poco de comida —trocitos de queso o gusanos de pescar— en la palma de su mano y otro poco sobre algún objeto cercano. Después de dos o tres ocasiones en las que el pajarito haya consumido el alimento del objeto cercano, sentirá confianza y comerá un poco de la palma de su mano. Quizás el ave nunca se pose en sus dedos, pero desde ese momento lo considerará su amigo. Cuando regrese el próximo año, no lo habrá olvidado, tal como usted nunca olvidará al amigable petirrojo.