Manos que hablan para ayudar
DESDE junio de 1995 y durante todo el verano, los testigos de Jehová del territorio que atiende la sucursal estadounidense celebraron 181 asambleas de distrito “Alabadores Gozosos”. En dos de ellas, una en el este del país, y la otra en el oeste, se presentó el programa directamente en lenguaje americano de señas. De este modo se transmitieron mejor las ideas, pues para el sordo es más fácil comprender la exposición directa en lenguaje de señas que la interpretación de los discursos hablados.
Hubo asambleístas de las once congregaciones y treinta grupos de lenguaje de señas de todo Estados Unidos, así como visitantes de Alemania, Canadá, Dinamarca, Ecuador, Gran Bretaña, Japón, México, Noruega, Puerto Rico, República Dominicana y Rusia. Como se ve, el ambiente tuvo sabor internacional.
Se instalaron monitores para transmitir el programa por circuito cerrado. Un buen número de asambleístas, sin embargo, eran sordos y ciegos. ¿Cómo podrían beneficiarse del programa? Fue conmovedor ver a cientos de voluntarios que se turnaron para presentárselo mediante interpretación táctil.
En estas dos asambleas, 36 publicadores simbolizaron con el bautismo su dedicación a Jehová Dios. Otro punto descollante fue el drama Honremos a nuestros hermanos mayores en su vejez. Causó honda emoción la presentación íntegra del drama en lenguaje de señas, lo que permitió a los hermanos sordos tener una participación destacada.
Luego salió a la luz una nueva ayuda para el estudio bíblico: El conocimiento que lleva a vida eterna. Los asistentes tuvieron la dicha singular de enterarse de que dispondrían de videocintas con la correspondiente versión en lenguaje de señas. En la asamblea se presentó la primera, que abarca los primeros tres capítulos, e irá seguida de otras cinco. “Agradecemos muchísimo este nuevo vídeo —dijo un asambleísta de Ohio—. Va a ayudarnos a acelerar la obra entre los sordos.”
Los 2.621 concurrentes de las dos asambleas regresaron a sus hogares reconfortados en sentido espiritual. Están decididos, más que nunca, a difundir la invitación del salmista: “Toda cosa que respira... alabe a Jah. ¡Alaben a Jah!”. (Salmo 150:6.)