Los jóvenes preguntan...
¿Me convienen los juegos de computadora y vídeo?
Te tienen rodeado. Pero no estás indefenso, no. Con tus cañones láser acribillas a tus contrarios. El único problema es que, cuanto más disparas, más enemigos aparecen. Si quieres sobrevivir, solo tienes una opción: matar todo lo que se te ponga por delante. Cuando disparas, mueren tus oponentes en medio de un mar de sangre...
“¡LA DIVERSIÓN de arrancar columnas vertebrales, cercenar carne a zarpazos y hacer explotar cráneos!” De este modo tan entusiástico describió un redactor de cierta revista la última versión de un videojuego popular. En realidad, no es más que uno de los juegos de la última generación, los cuales permiten al jugador vivir una trepidante fantasía. Las anteriores ediciones parecen sosas en comparación con los actuales juegos sanguinarios, que suelen presentar violencia sádica.
Sea como sea, los juegos de vídeo y computadora de carácter violento hacen furor entre la juventud. En Estados Unidos, 1 de cada 3 hogares tiene algún equipo para juegos electrónicos, de forma que millones de jóvenes tienen acceso a ellos. Y los que no cuentan con los aparatos necesarios, solo tienen que visitar a un amigo o ir al salón recreativo.
¿Qué puede decirse de ti? ¿Te has visto tentado a comprar, o al menos probar, uno de estos nuevos juegos? Pues bien, después de examinar los siguientes datos, quizás lo pienses mejor.
No todos los juegos son iguales
En primer lugar, dejemos claro que no todos los videojuegos son censurables ni violentos. Muchos son pedagógicos, pues enseñan de forma entretenida y animada temas como geografía, matemáticas y mecanografía. Otros ponen a prueba tus reflejos al simular deportes como el baloncesto y el hockey. Hay, asimismo, pasatiempos de alta tecnología que constituyen un fascinante reto para el intelecto.
Claro, hasta los mejores juegos pueden consumir muchas horas. Y la Biblia insta al cristiano a ‘comprar el tiempo’, o sea, a utilizarlo bien en asuntos espirituales. (Efesios 5:16.) Ahora bien, las Escrituras no exigen que uno dedique todo el tiempo a trabajar o estudiar. Por el contrario, nos recuerdan que hay “tiempo de reír [...] y tiempo de dar saltos”. (Eclesiastés 3:4.) Con moderación, las actividades recreativas pueden ser reanimadoras y sanas.
Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que muchos de estos juegos están concebidos para que pasemos hora tras hora con ellos. En algunos casos, se dedica mucho tiempo a dominar el juego a cierto nivel y luego uno descubre que debe superar varios niveles, cada cual más intrincado y complejo que el anterior, antes de llegar al final. Otros juegos exigen demasiado para lo que dan. Dan y Sam, dos cristianos que son hermanos carnales, jugaron con entusiasmo a un juego que prometía ayudarles con los problemas de matemáticas, pero no tardaron en descubrir que los resolvían antes con papel y lápiz que en la pantalla.
Por consiguiente, hay que ser selectivos aun con los juegos de computadora y vídeo que son bastante sanos. Dan y Sam opinan así: “Si uno busca con cuidado en las tiendas, suele encontrar un buen juego”. Por otro lado, la lógica dicta no gastar mucho dinero en juegos de los que uno se aburre pronto. Cierto padre anima a sus hijos a limitarse a los que sean útiles para las asignaturas del colegio.
El lado oscuro
Lamentablemente, no todos los videojuegos ni los juegos informáticos ofrecen entretenimiento inofensivo, ni mucho menos didáctico. Gran parte de los programas de computadora actuales giran en torno a lo que la Biblia llama “las obras de la carne”, prácticas inmundas que Dios condena. Entre estas “obras” reprobables figura la “práctica de espiritismo”. (Gálatas 5:19-21.) En efecto, para Jehová Dios las artes mágicas son algo “detestable”. (Deuteronomio 18:10-12.)
Muchos juegos actuales están saturados de espiritismo y magia. En cierto juego hay que utilizar “encantamientos” para ganar. Las instrucciones del juego dicen: “Cuando estés listo para lanzar el hechizo, haz clic en el rayo de la esquina inferior derecha del menú, y luego en la criatura que quieras fulminar”. ¿No es cierto que estos juegos pueden despertar una curiosidad morbosa por las fuerzas demoníacas?
¿Y qué se puede decir de exponerse uno mismo a grandes dosis de violencia descarnada? La revista U.S.News & World Report habla de dos juegos populares en los que aparecen personajes “arrancando el corazón de su rival” y “vampiros hundiendo sus colmillos en jovencitas ligeras de ropa”. Algunos piensan que las masacres informáticas no son más que fantasía inocua, pero la Biblia da esta advertencia en Salmo 11:5: “Jehová mismo examina al justo así como al inicuo, y Su alma ciertamente odia a cualquiera que ama la violencia”. (Compáralo con Isaías 2:4.)
También es posible acceder a pornografía barata con la computadora. Los desnudos y el erotismo gráfico se han vuelto tan comunes que los fabricantes estadounidenses han elaborado un sistema de calificación para advertir a los compradores de qué juegos pueden ser ofensivos. No obstante, son pocos los vendedores dispuestos a restringir la venta a los jóvenes. “Nuestra única obligación es dar al cliente lo que quiere”, dijo el dependiente de una tienda. Pero pregúntate: ¿Me ayudarán las imágenes excitantes a mantener la mente en las cosas “justas, castas, amables y virtuosas”? (Filipenses 4:8.)
Enviciado
Es cierto que los entendidos discuten los efectos que realmente tienen los juegos informáticos en la juventud. En un estudio mencionado en la revista New Scientist se dice con optimismo que tales juegos “no son una causa fundamental de mala conducta”. Sin embargo, el 97% de los jóvenes que participaron en el estudio “opinó que era posible volverse adicto a los juegos”. Los jóvenes dijeron que los juegos de los salones recreativos son especialmente perjudiciales, pues “incitan a gastar cada vez más dinero”.
¿De veras crean hábito estos juegos? En el caso de algunos jugadores, parece que sí. Una joven dijo a ¡Despertad!: “Lo único en que puedes pensar es en llegar al final y ganar”. Un muchacho tiene recuerdos parecidos: “Dediqué muchas horas a averiguar cómo podía matar a todos y pasar al siguiente nivel del juego”.
Quizás creas que tú no vas a enredarte tanto en un juego. Pero piensa en cómo manipulan los sentimientos de la gente los programas de televisión y las películas, haciéndola llorar, enfurecerse o gritar de emoción. Imagínate, ahora, un programa que no solo tiene una trama apasionante, personajes únicos y efectos especiales deslumbrantes, sino que permite que seas tú el superhéroe. ¿Sería fácil resistir y no meterse de lleno en el juego? No extraña, pues, que a algunos jugadores les cueste diferenciar la fantasía de la realidad. Un joven recuerda su situación: “Los juegos violentos ejercían una influencia tan negativa en mí, que a veces imaginaba que mi mano era una pistola y apuntaba con ella a la gente”.
Elige bien
En el caso de que los padres no controlen el uso de juegos de informática o vídeo, los hijos deben tener en cuenta el consejo de Eclesiastés 2:14: “Respecto al sabio, tiene los ojos en la cabeza”. Esta afirmación quiere decir que la persona sabia mira por dónde va y ve lo que tiene por delante. Es indudable que hay muchos factores en el mundo del entretenimiento informático que están en pugna con el conocimiento de Dios. (Compáralo con 2 Corintios 10:5.) ¿Y quién sabe con qué más saldrán los magos de la programación? Por lo tanto, antes de que un joven compre, alquile o instale un juego, hace bien en preguntarse: ‘¿De qué se trata? ¿Insinúa el título alguna relación con el ocultismo? ¿Se representa en la portada violencia brutal?’.
En el mejor de los casos, los juegos electrónicos pueden brindar entretenimiento sano e instructivo. Pero ¿merece la pena que les dediques una buena parte de tu valioso tiempo? Sam, el joven de 14 años ya mencionado, explica: “Papá nunca nos dijo a las claras que no podíamos tener videojuegos. Pero nos preguntó: ‘¿Qué tiene de especial oprimir un botón y ver a alguien corriendo o saltando por la pantalla?’”. “Así es como nosotros vemos las cosas ahora”, agregó su hermano Dan.
Efectivamente, no olvides que hay otras maneras, tal vez más provechosas, de divertirte, como leer, hacer manualidades, participar en deportes sanos, cantar o aprender a tocar un instrumento. Es mucho más útil dedicar tiempo a ir “entrenándote con la devoción piadosa como mira”. (1 Timoteo 4:7.) Te será de mayor beneficio que cualquier juego electrónico.
[Comentario de la página 13]
El 97% de los jóvenes entrevistados en un estudio “opinó que era posible volverse adicto a los juegos”
[Ilustración de la página 14]
¿De verdad pueden perjudicarte los videojuegos violentos?