BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g97 22/3 págs. 17-19
  • ¿Qué hay de malo en intimidar a otros?

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • ¿Qué hay de malo en intimidar a otros?
  • ¡Despertad! 1997
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • ¿Qué es un abusón?
  • Por qué se recurre a la intimidación
  • Consecuencias para toda la vida
  • Cómo cambiar
  • El acoso: algunas de sus causas y consecuencias
    ¡Despertad! 2003
  • Cómo hacer frente al acoso
    ¡Despertad! 2003
  • ¿Y si mis compañeros me acosan o se burlan de mí?
    Los jóvenes preguntan
  • El acoso: un problema mundial
    ¡Despertad! 2003
Ver más
¡Despertad! 1997
g97 22/3 págs. 17-19

Los jóvenes preguntan...

¿Qué hay de malo en intimidar a otros?

‘¡Oye! Solo estaba bromeando. No te lo tomes así. Además, Ron se lo merecía.’

PUEDE que seas más corpulento y fuerte que la mayoría de tus compañeros. O tal vez seas ingenioso, agresivo y de lengua mordaz. En cualquier caso, parece que tienes gran habilidad para intimidar, importunar y reírte a costa de los demás.

Aunque al intimidar a alguien quizás hagas reír a tus amigos, no debes verlo como una trivialidad. De hecho, algunos investigadores han descubierto que la intimidación causa más daño a la víctima de lo que se imaginaban. Según una encuesta efectuada entre escolares estadounidenses, “el 90% de las víctimas de intimidación dijeron que sufrían consecuencias indirectas: tenían calificaciones inferiores, sentían un mayor grado de ansiedad, habían perdido amistades o habían visto reducida su vida social”. En Japón, un niño de 13 años “se ahorcó después de escribir una extensa carta en la que narraba con detalle tres años de intimidación escolar”.a

¿Por qué recurren algunos jóvenes a la intimidación? Y si eres un abusón, ¿qué puedes hacer para cambiar?

¿Qué es un abusón?

La Biblia habla de personas así que vivieron antes del Diluvio de Noé. Se las llamaba nefilim, término que significa “los que hacen caer a otros”. Durante su régimen de terror, “la tierra se llenó de violencia”. (Génesis 6:4, 11.)

Ahora bien, para ser un abusón no es necesario ir golpeando o empujando a la gente. Todo el que trata a los demás —especialmente a los débiles o vulnerables— de manera cruel o abusiva, merece dicho calificativo. (Compáralo con Eclesiastés 4:1.) Los abusones gustan de amenazar, intimidar y controlar, aunque para ello la mayoría utiliza la boca, no los puños. De hecho, la intimidación emocional es la más frecuente de esta clase de abusos, y puede abarcar insultos, sarcasmos, burlas y apodos ofensivos.

No obstante, a veces la intimidación es sutil. Fíjate, por ejemplo, en lo que le sucedió a Lisa.b Desde pequeña se relacionaba con un grupo de amigas; pero al llegar a los 15 años, las cosas empezaron a cambiar. Lisa se convirtió en una joven muy bonita, y llamaba mucho la atención. Ella explica: “Mis amigas empezaron a darme de lado y a hablar mal de mí a mis espaldas, o hasta en mi propia cara”. También contaban mentiras de ella para manchar su reputación. Sí, provocadas por los celos, la atacaban de forma insensible y cruel.

Por qué se recurre a la intimidación

El comportamiento agresivo suele relacionarse con el ambiente doméstico. “Como mi padre era un hombre agresivo —dice un joven llamado Scott—, yo también lo era.” Aaron también tuvo una vida de familia difícil. Él recuerda: “Sabía que la gente conocía mi situación familiar —que era diferente—, y no me gustaba que me tuvieran lástima”. Así que cuando participaba en algún deporte, tenía que ganar. Pero eso no le bastaba: tenía que humillar a sus contrincantes, refregarles la derrota.

A Brent, por otro lado, lo criaron padres temerosos de Dios, pero aun así admite: “Hacía reír a la gente, pero a veces no sabía frenar, y hería los sentimientos de alguien”. Debido a su deseo de divertirse y llamar la atención, no tomaba en cuenta los sentimientos de los demás. (Proverbios 12:18.)

A otros jóvenes parece que les influye la televisión. Las series policíacas ensalzan al hombre ‘duro’ y dan a entender que ser amable no es varonil. Las comedias populares están cargadas de sarcasmo. Las noticias muchas veces destacan las peleas y el habla ruda que tiene lugar en las competiciones deportivas. Los amigos también pueden influir en nuestra forma de tratar a los demás. Si ellos son abusones, es fácil imitarlos para que no se metan con nosotros.

Sea cual sea tu caso, si recurres a la intimidación, tus víctimas no serán las únicas personas perjudicadas.

Consecuencias para toda la vida

La revista Psychology Today dice: “La intimidación puede empezar en la infancia, pero continúa en la vida adulta”. Una investigación publicada en el periódico The Dallas Morning News mostró que “el 65% de los niños que con siete años eran abusones, al llegar a los 24 ya tenían antecedentes penales”.

Es cierto que no todos los abusones se vuelven delincuentes. Pero el hábito de no tener consideración por los demás puede crearte graves problemas en el futuro. Si continúas así una vez casado, harás sufrir mucho a tu esposa y tus hijos. Dado que los empresarios prefieren a los que saben llevarse bien con los demás, la falta de consideración podría hacerte perder oportunidades de empleo. Y también podría afectar tu posibilidad de recibir privilegios en la congregación cristiana. “Algún día me gustaría reunir los requisitos para ser anciano —dice Brent—, pero mi padre me ha ayudado a ver que los hermanos no acudirán a mí con sus problemas si temen que les responda con sarcasmo.” (Tito 1:7.)

Cómo cambiar

No siempre vemos con claridad nuestras propias faltas. Las Escrituras nos advierten que hasta es posible que uno sea “demasiado meloso para consigo mismo a sus propios ojos para descubrir su error de modo que lo odie”. (Salmo 36:2.) Por eso, sería aconsejable que pidieras la opinión de tus padres, de un amigo de confianza o de un cristiano maduro. Oír la verdad tal vez te duela, pero te ayudará a hacer los cambios necesarios. (Proverbios 20:30.) “Creo que lo que más me ayudó fue escuchar —dice Aaron—. Quienes fueron sinceros me dijeron qué hacía mal. No siempre era lo que quería oír, pero era lo que realmente necesitaba.”

¿Significa esto que tienes que efectuar un cambio radical en todo aspecto de tu personalidad? No; probablemente solo sea cuestión de que reajustes tu modo de pensar y algo de tu conducta. (2 Corintios 13:11.) Por ejemplo, hasta ahora tal vez te hayas creído superior a otros debido a tu altura, tu fuerza o tu ingenio. Pero la Biblia nos anima a considerar “con humildad mental que los demás son superiores”. (Filipenses 2:3.) Debes reconocer que otras personas, prescindiendo de su altura o fuerza, tienen cualidades admirables que tú no posees.

Quizás también debas erradicar la tendencia a ser agresivo o dominante. Esfuérzate por “no [seguir] vigilando con interés personal solo [tus] propios asuntos, sino también con interés personal los de los demás”. (Filipenses 2:4.) Si has de decir lo que piensas, hazlo sin abusos, sarcasmos ni insultos. (Efesios 4:31.)

Si te ves tentado a recurrir a la intimidación, recuerda que los nefilim lo hicieron, y Dios los destruyó. (Génesis 6:4-7; 7:11, 12, 22.) Siglos después, en los días del profeta Ezequiel, Dios manifestó su indignación con los que seguían “empujando” y “dando empujones” a los indefensos. (Ezequiel 34:21.) Saber que Jehová detesta los abusos puede ser un gran incentivo para hacer los cambios necesarios.

Algo que también ayuda es meditar bajo oración en los principios bíblicos. La regla áurea dice: “Todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos”. (Mateo 7:12.) Cuando te veas tentado a intimidar a alguien, pregúntate: ‘¿Me gusta que me avasallen, intimiden o humillen? Entonces, ¿por qué trato así a los demás?’. La Biblia nos manda que seamos “bondadosos unos con otros, tiernamente compasivos”. (Efesios 4:32.) Jesús dio el ejemplo perfecto en este asunto. Aunque era superior a todo ser humano, trató a cada persona con bondad, empatía y respeto. (Mateo 11:28-30.) Procura hacer lo mismo cuando estés con alguien más débil que tú, o hasta con alguien que te saque de quicio.

Ahora bien, ¿y si tu comportamiento agresivo obedece a que estás airado por la manera como te tratan en casa? En algunos casos, la ira puede estar justificada. (Compáralo con Eclesiastés 7:7.) Aun así, la Biblia nos dice que al justo Job se le dio esta advertencia: “Cuida que la furia no te atraiga a [obrar] con rencor [...]. Manténte alerta para que no te dirijas a lo que es perjudicial”. (Job 36:18, 21.) Aunque en casa te maltraten, tú no tienes derecho a maltratar a nadie. Mejor sería que procurases hablar del asunto con tus padres. Y si el maltrato que recibes es muy severo, sería aconsejable que pidieras ayuda externa para protegerte.

Tal vez no sea fácil cambiar, pero es posible. Brent dice: “Oro sobre esto casi todos los días, y Jehová me ha ayudado a mejorar bastante”. A medida que tú también mejores en tu forma de tratar a los demás, te sentirás más apreciado. Recuerda que la gente tal vez tema a los abusones, pero nadie los aprecia.

[Notas]

a Si deseas ver cómo puede evitarse dicho hostigamiento, lee el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Me debo enfrentar a los abusones de la escuela?”, publicado en el número del 8 de agosto de 1989 de esta misma revista.

b Se han cambiado algunos nombres.

[Comentario de la página 19]

“La intimidación puede empezar en la infancia, pero continúa en la vida adulta”

[Ilustración de la página 18]

El abuso verbal es un tipo de intimidación

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir