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¡Despertad! 1997
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Los pigmeos: habitantes de las profundidades de la selva

POR EL CORRESPONSAL DE ¡DESPERTAD! EN LA REPÚBLICA CENTROAFRICANA

VENGA a conocer a los babingas, o pigmeos de la República Centroafricana, nuestro hogar. Es muy probable que haya oído hablar o haya leído algo acerca de los pigmeos, pero que nunca haya visto a uno de ellos. Cuando visite Bangui, la capital, le tomará menos de dos horas llegar hasta su territorio.

Los testigos de Jehová tenemos un importante mensaje que comunicar a toda nación, tribu, raza y grupo étnico. En nuestra actividad cristiana predicamos a toda clase de personas, entre ellas a los pigmeos. (Revelación [Apocalipsis] 14:6.)

Así que, por favor, venga con nosotros y vea cómo viven y cómo reciben las buenas nuevas del Reino de Dios, el cual traerá el paraíso a la Tierra. Pasará un día sumamente encantador.

Objeto de investigación

Antes de partir, conviene que investiguemos un poco sobre el pueblo que vamos a visitar. Existen libros escritos por hombres que convivieron varios meses con los pigmeos a fin de estudiar su cultura, religión y costumbres.

Leer sobre estos individuos pacíficos y amigables y luego visitarlos contestará varias preguntas, como: ¿De dónde vinieron? ¿Qué aprendemos de ellos? ¿Dónde habitan? ¿En qué se distinguen de los demás grupos africanos? ¿Cómo se relacionan con el resto de la población?

Dice un diccionario que los pigmeos son “un pueblo pequeño de África ecuatorial cuya estatura no llega por término medio a 1,5 metros [...] y que utiliza las lenguas de sus vecinos más próximos”. (Webster’s Third New International Dictionary.) Se cree que los pigmeos africanos tienen un origen distinto del de los negritos de Oceanía y el sureste de Asia.

La palabra “pigmeo” proviene de un término griego que significa “distancia del codo al nacimiento de los dedos”. Los pigmeos son conocidos como cazadores y recolectores, y su población total en el mundo se calcula en poco más de doscientos mil.

Serge Bahuchet y Guy Philippart de Foy nos suministran más detalles interesantes en su libro Pygmées—peuple de la forêt (Los pigmeos, habitantes de la selva). Según ellos, los pigmeos viven en las profundidades selváticas de la República del Congo, la República Democrática del Congo, Gabón, Camerún y la República Centroafricana, e incluso puede hallárseles bien al este, en Ruanda y Burundi.

Nadie sabe exactamente de dónde vinieron ni cuándo llegaron. Nunca usan el nombre “pigmeo” para referirse a sí mismos. En la República Centroafricana se les llama comúnmente babinga, pero en otros países se les conoce con los nombres de bakola, babongo, baaka, bambènzèlè, batwa y bambuti.

La primera visita

Partimos de Bangui por la mañana temprano, como a las siete, en un todoterreno Land Cruiser, en dirección sur hacia Mbaïki y Mongoumba. Solo los primeros 100 kilómetros de la carretera están pavimentados. ¡Qué bueno que tenemos un auto con tracción a las cuatro ruedas, pues el camino está resbaladizo por la lluvia de anoche!

Viajamos a través de exuberantes campos verdes e inmensas selvas, y pasamos por aldeas donde la gente vende bananos, plátanos, piñas, mandioca, maíz, calabazas y cacahuetes en pequeñas mesas instaladas a la orilla de la carretera. Aquí no se conoce el hambre. El suelo fértil y el clima húmedo producen una abundante variedad de alimentos. De pronto, nos encontramos en la primera “aldea” o, más bien, campamento, de los babinga.

Estos habitan en chozas sorprendentemente pequeñas en forma de cúpula con una abertura por donde apenas se puede entrar gateando. Construidas por las mujeres a base de ramas y hojas que traen de la selva cercana, se disponen circularmente en número de diez a quince chozas, y las utilizan solo para dormir o cobijarse de las fuertes lluvias, pues la vida cotidiana transcurre a campo raso.

Nos bajamos del vehículo para saludar a algunas mujeres, que llevan sendos bebés a las caderas. Al oír el ruido de nuestro auto, algunos hombres vienen corriendo para ver quiénes somos y qué queremos; los acompañan varios perros, cada uno de los cuales lleva una campanita atada al cuello.

Recordamos haber leído en nuestra investigación que el único animal doméstico que poseen los pigmeos es el perro, su compañero cuando van de cacería. Y desde el suelo hasta la cima de los árboles, son muchos los animales objeto de caza. Como explica el libro Pygmées—peuple de la forêt, esto incluye aves, monos, elefantes, búfalos, ratas, antílopes, cerdos salvajes, ardillas y muchos más. Un perro fiel es imprescindible para todo cazador.

Al hablar con estas personas nos valemos de Mi libro de historias bíblicas y del folleto ¡Disfrute para siempre de la vida en la Tierra!,a los cuales, con la ayuda de ilustraciones, explican que muy pronto la Tierra será un paraíso poblado de hermosas selvas, donde ya no habrá enfermedades ni muerte. (Revelación 21:4, 5.) Ambas publicaciones se editan en sango, la lengua que habla más del 90% de la población, incluidos los pigmeos. Este pacífico pueblo adopta la lengua de sus vecinos africanos dondequiera que vive, pues lo necesita para comunicarse con sus socios comerciales.

No tardamos en estar rodeados de hombres y mujeres que observan entusiasmados una lámina tras otra mientras escuchan las explicaciones que damos. Saben que somos testigos de Jehová por las visitas que les hemos hecho durante años. Aunque les encanta quedarse con las publicaciones, el problema es que no saben leer. Desde hace años, el Estado y otras instituciones han intentado alfabetizarlos, pero sin resultados. Si bien se crearon escuelas para los niños, estas solo funcionaron por un tiempo, pues tarde o temprano la mayoría dejó de asistir. Un profesor que ha trabajado con los pigmeos dijo que, aun cuando en las clases demuestran tener una notable capacidad de aprendizaje, después de estudiar unos cuantos meses, sencillamente desaparecen. Pese a todo, las autoridades locales y otras entidades continúan esforzándose por suministrarles educación formal.

Se sabe que los testigos de Jehová volvemos a visitar a quienes muestran interés en la Palabra de Dios; sin embargo, no esperamos encontrar a los mismos babingas en nuestra próxima visita, ya que se pasan todo el año yendo de un lugar a otro. Desaparecen durante meses enteros en las profundidades de su hogar selvático. Los intentos para que echen raíces en un solo sitio han tenido muy poco éxito. En realidad, son los habitantes de las profundidades de la selva. El nomadismo y la caza son su forma de vida, y no hay nada que los retenga.

Vida cotidiana, matrimonio y familia

Básicamente, los hombres se ocupan de la caza, y las mujeres, de recolectar casi todo lo que la selva produce: hongos, raíces, bayas, hojas, frutos secos, termitas y otros insectos, miel silvestre, sin olvidarnos de las orugas, que tanto les gustan. Necesitan todos estos productos para el sustento y el comercio. Sus vecinos africanos, llamados usualmente les grands noirs (los negros grandes), dependen en gran medida de ellos para la obtención de dichos productos y, a cambio, les proporcionan ollas y sartenes; machetes, hachas, cuchillos y otras herramientas; sal, aceite de palma, mandioca, plátanos y, por desgracia, tabaco, licores de fabricación local y cánnabis. Los tres últimos elementos suponen un enorme problema para estas personas humildes. A menudo se endeudan para obtenerlos y, poco a poco, arruinan su vida.

Los hombres suelen ser monógamos, pero se divorcian o se separan fácilmente para vivir con otra compañera. La persona más respetada del campamento es el padre o el más anciano, y aunque no da órdenes, por lo regular todos siguen su consejo. Como verá, los pigmeos aman a sus hijos. La madre y el padre acostumbran cargar a sus bebés. Estos permanecen en contacto constante con ambos padres no importa dónde se hallen o qué hagan, ya sea trabajar, cazar o bailar.

De noche, los bebés duermen en medio de los padres; durante el día, los niños gozan del cuidado de los padres, hermanos, tíos y abuelos, aparte de la atención que les presta el entero campamento. Las visitas entre los padres y los parientes son muy frecuentes. Todo ello mantiene fuertes los vínculos familiares, a diferencia de lo que ocurre en la civilización occidental, donde los lazos familiares a menudo son débiles o están rotos.

A pesar de que los pigmeos no conviven con sus vecinos africanos, mantienen relaciones comerciales con ellos. Además del contacto regular que exige el comercio, muchas veces los contratan para trabajar en las plantaciones de café y cacao. Puede que trabajen unas cuantas semanas, reciban la paga y entonces desaparezcan por largo tiempo en las profundidades de la jungla. ¡Quién sabe si el café que usted tomó esta mañana pasó por las manos de los pigmeos centroafricanos!

Religión

Aun cuando los babingas son un pueblo religioso, la superstición y las tradiciones regulan su vida religiosa. Ejecutan sus ritos acompañados de música, canto (al estilo tirolés) y danza. El libro Ethnies—droits de l’homme et peuples autochtones (Etnias. Los derechos del hombre y los pueblos autóctonos) ofrece la siguiente explicación: “Para los habitantes de las profundidades de la selva, Dios hizo el mundo, es decir, la selva. Tras haber creado a las primeras parejas humanas [...], se retiró al cielo y se desentendió de los asuntos del hombre. Ahora, un espíritu supremo, el dios de la selva, actúa por él”. Esta explicación, por supuesto, es muy diferente de la que da la Biblia sobre Dios y su propósito. (Génesis, capítulos 1, 2; Salmo 37:10, 11, 29.)

Un pueblo inteligente

Hay quienes ridiculizan o desprecian a los pigmeos por considerarlos inferiores y menos inteligentes. Sin embargo, Patrick Meredith, profesor de Psicofísica en la Universidad de Leeds (Inglaterra), dijo: “Si observa a los pigmeos en su entorno natural construyendo puentes con fibras vegetales y subsistiendo con éxito, puede que se pregunte qué quiere decir por inteligencia”.

Sabemos que todo el género humano desciende de la primera pareja, Adán y Eva. Hechos 17:26 dice: “[Dios] hizo de un solo hombre [Adán] toda nación de hombres, para que moren sobre la entera superficie de la tierra”. Hechos 10:34, 35 dice que “Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto”. Por lo tanto, deseamos llevar las verdades bíblicas a estas personas para que ellas también abriguen la esperanza de vivir en el tiempo, ya cercano, en que toda la Tierra será transformada en un hermoso paraíso con muchas selvas profundas.

[Nota]

a Editados por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.

[Ilustraciones de la página 23]

1. Comunicando el mensaje bíblico a los pigmeos. 2. Tallador pigmeo. 3. Vivienda típica pigmea

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