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¡Despertad! 1998
g98 22/4 págs. 13-15

El fascinante mundo de los libros en miniatura

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN GRAN BRETAÑA

LOS extremos siempre despiertan la curiosidad: la montaña más elevada, el océano más profundo, el edificio más alto, el túnel más largo. Y ¿qué se puede decir del libro más pequeño? Los libros en miniatura son fascinantes. Se han impreso millones de ellos, sobre todo tema imaginable y en por lo menos veinte idiomas. Si nunca ha penetrado en su mundo, ¿por qué no le echa ahora un vistazo?

¿Qué es un libro en miniatura? La norma establecida es que no debe medir más de 7,6 centímetros de largo ni de ancho, con encuadernación incluida, aunque algunos coleccionistas meticulosos prefieren considerar solo las medidas de sus páginas. ¿Por qué se han impreso estos libros en miniatura?

Algunos aspectos de este arte

En contra de lo que pudiera esperarse, casi todos los libros en miniatura son bastante legibles. Almanaques, textos clásicos, novelas, obras dramáticas, diccionarios y escritos sagrados pueden llevarse a cualquier parte y utilizarse sin mucho esfuerzo. Años atrás esta debió ser una razón importante para poseer estos minúsculos libros, pero al coleccionista moderno le interesa más otro aspecto: la habilidad de quienes los imprimían y encuadernaban.

Los impresores tuvieron que vencer muchos obstáculos técnicos para diseñar y fabricar tipos que fueran legibles, con o sin la ayuda de una lente de aumento. Gracias a mucho de su trabajo se obtuvieron libros de gran belleza. Los fabricantes de papel y de tinta también aportaron sus destrezas para garantizar una claridad impecable de la página impresa.

Una vez impreso el libro, se encuaderna, y hay encuadernaciones de libros en miniatura que son verdaderamente exquisitas. La maestría del artífice se evidencia en la producción de minúsculas cubiertas de piel estampada, filigrana de oro o plata, concha de carey o esmalte decorado. Otras cubiertas son de seda o terciopelo, las hay que están bordadas o incluso decoradas con perlas y lentejuelas, y algunos libros tienen un estuche para protegerlos.

Los grabadores que ilustraron los textos crearon estampas increíblemente detalladas, las cuales muchas veces apenas ocupaban seis centímetros cuadrados de papel. Un ejemplo de ello lo tenemos en el retrato del lexicógrafo inglés Samuel Johnson que aparece en el Bryce’s Thumb English Dictionary, de 368 páginas, impreso poco después de 1890; otro ejemplo es la ilustración de la página opuesta a la portada de la obra de Shakespeare King Richard III, dedicada en 1909 a la actriz inglesa Ellen Terry.

La Bibliothèque Portative du Voyageur, publicada en París, es una biblioteca en miniatura que se cree que Napoleón Bonaparte llevaba consigo durante sus campañas militares. Sus 49 volúmenes de los clásicos franceses están guardados en una caja forrada de piel que, una vez cerrada, parece un libro grande de tamaño folio.

Biblias thumb

Las Biblias thumb no son necesariamente Biblias completas. Algunas son solo “Nuevos Testamentos”; otras son compendios de historias bíblicas o contienen toda la historia de la Biblia condensada en unas siete mil palabras, e iban dirigidas específicamente al público infantil. Entre sus títulos están The Bible in Miniature (La Biblia en miniatura), The History of the Holy Bible (La historia de la Santa Biblia) y The Child’s Bible (La Biblia infantil).

¿De dónde vino el nombre? Dado que el término inglés thumb significa “pulgar”, la explicación obvia es que se debe a que las Biblias son ligeramente más grandes que la parte superior del dedo pulgar. Sin embargo, el libro Three Centuries of Thumb Bibles (Tres siglos de Biblias thumb) dice que el término tal vez se acuñó después de la visita a Inglaterra del famoso enano estadounidense Charles Stratton, más conocido como el general Tom Thumb. En apoyo de esta afirmación está el hecho de que Tom Thumb visitó Inglaterra en 1844, y el término “Biblia thumb” parece que se usó por primera vez en Londres en 1849.

Libros bíblicos fuera de lo común

Una curiosa adición al mundo de las Biblias pequeñas es The Finger New Testament, impreso a principios del siglo XX. Solo mide 3 centímetros de ancho y 9 de largo, longitud similar a la de un dedo (finger, en inglés), y de ahí su nombre. No obstante, al medir más de 7,6 centímetros de largo, no es, en el sentido estricto de la palabra, un libro en miniatura, aunque normalmente se le clasifica con tales Biblias. El tamaño de tipo utilizado —cuatro puntos— en este pequeño libro es sumamente claro y fácil de leer para muchas personas sin necesidad de recurrir a una lente de aumento.

Un ejemplo inusitado lo tenemos en The Illustrated Bible, que contiene unos versos titulados Railway to Heaven (Ferrocarril al cielo). Siguió publicándose por más de cincuenta años durante los comienzos de los ferrocarriles británicos. El autor utiliza el tema ferroviario en un poema de dos páginas titulado “To Point You to Another Line” (Permíteme indicarte otra vía). Esa otra vía es “Jesucristo, el Hijo de Jehová”. El poema concluye: “Hijo mío, dice Dios, dame tu corazón. Apresúrate, si no perderás el tren”.

También se sale de lo común el libro My Morning Counsellor (Mi consejero matutino), del año 1900. Contiene un texto bíblico diario, y cada mes va introducido por alguna forma del nombre divino. Para el mes de febrero, por ejemplo, se utiliza “Jehovah-Shalom”. Tanto este libro como The Illustrated Bible, mencionada antes, dan testimonio de que el nombre de Dios, Jehová, se utilizaba comúnmente en Gran Bretaña hace cien años.

¿Cuál es el más pequeño?

Con el paso de los siglos se ha dicho de muchos libros que eran el más pequeño. No obstante, el primer caso válido se registró en 1674, cuando se imprimió el libro Bloem-Hofje, de C. van Lange, utilizando un tipo minúsculo. La obra Miniature Books (Libros en miniatura) dice que era “del tamaño de una uña”, y estableció un récord que mantuvo por más de doscientos años.

Para una edición famosa en italiano de la Divina Comedia, de Dante, se utilizó un tipo de dos puntos, el cual, según se dice, es el más pequeño que se haya empleado jamás, y apenas se puede leer a simple vista. El libro se imprimió en Padua (Italia), en el año 1878. Tomó un mes imprimir treinta páginas, y para cada nueva forma hacían falta nuevos tipos. A pesar de ello, se imprimieron 1.000 ejemplares.

Las reducciones de tamaño continuaron produciéndose. En 1978, la canción infantil Three Blind Mice (Tres ratones ciegos), publicada por Gleniffer Press, de Paisley (Escocia), se convirtió en el “libro más pequeño del mundo”. Esta edición limitada fue superada en 1985 por la misma editorial cuando publicó 85 ejemplares del cuento infantil Old King Cole! (El viejo rey Cole). Cada ejemplar mide solo un milímetro de largo por uno de ancho, y para pasar las hojas hay que hacerlo con ayuda de una aguja.

Estos libros minúsculos, que Louis Bondy califica de “poco más que motas de polvo”, dan testimonio de una paciencia y destreza fabulosas. Pero van más allá del concepto original de libros en miniatura, es decir, libros que sean legibles y usables.

En algunos museos se pueden contemplar magníficas colecciones de estos encantadores libros en miniatura, y otros muchos se encuentran en manos de particulares. Si algún día se introduce en el fascinante mundo de los libros en miniatura, no olvide tratarlos con sumo cuidado. Son verdaderas obras de arte.

[Ilustración y recuadro de la página 14]

Reducción fotomecánica

El “Nuevo Testamento” más pequeño de todos lo imprimió David Bryce, de Glasgow (Escocia), en 1895. Mide 1,9 centímetros de largo por 1,6 de ancho y tan solo 8 milímetros de grueso. ¿Cómo pudo imprimirse? “Es una impresión de gran calidad y claridad efectuada mediante reducción fotomecánica”, explica Louis Bondy en Miniature Books. Con el arte de la fotografía todavía en pañales hace cien años, fue un logro considerable.

David Bryce también imprimió varias Biblias thumb completas utilizando el mismo método. Para los que tienen dificultades en leer una letra tan menuda, cada Biblia tiene una pequeña lente de aumento metida dentro de la cubierta. Con la ayuda de dicha lente, y con perseverancia, puede leerse.

Es digno de mención que los testigos de Jehová dieron buen uso al proceso de imprimir publicaciones reducidas fotográficamente mientras fueron perseguidos por los nazis durante la II Guerra Mundial, y posteriormente por los comunistas. En la ilustración adjunta puede verse un libro para el estudio de la Biblia impreso con este método. Escondido en una caja de fósforos, fue pasado clandestinamente a los Testigos recluidos en un campo de concentración nazi.

[Ilustración]

Este libro cabe en una caja de fósforos, y fue introducido clandestinamente en un campo de concentración

[Ilustración de la página 13]

Aunque pequeños, los libros en miniatura son legibles

[Ilustración de la página 15]

Colección de libros en miniatura

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