Las disculpas de un comisario
Tom Will Lane era el comisario de quien habló Edward Michalec en el artículo de ¡Despertad! del 22 de diciembre de 1996 titulado “Recibí fuerzas para superar las pruebas”. En este, Michalec relató lo siguiente:
“El comisario de Wharton (Texas) estaba furioso. Al llevarme por cuarta vez a la cárcel, gritó: ‘Pero ¿por qué no acata las órdenes?’.
”‘Estoy en mi perfecto derecho’, repliqué bruscamente. El oficial se irritó más y se lanzó a golpearme con la porra. Otros agentes le secundaron con la culata de sus armas.”
Hace poco, Mary Perez, una mujer que trabajó para el comisario Lane a principios de los años sesenta, escribió: “Él sabía que yo era testigo de Jehová. Me contó cómo había perseguido a Ed Michalec. Me pidió que dijera a otros Testigos que lamentaba lo que había hecho. Dijo que en aquel tiempo no sabía que los Testigos eran personas buenas, respetuosas de la ley. Estaba sinceramente arrepentido”.
Mary añadió: “Aunque el comisario murió hace algunos años, espero que esta carta transmita sus disculpas”.
A continuación relató cómo ella se hizo Testigo: “La persecución del hermano Michalec tuvo lugar a principios de los años cuarenta. Por eso decidí escuchar a los Testigos cuando vinieron a mi puerta. Pronto empezamos a estudiar la Biblia. Mi esposo y yo nos bautizamos en 1949”.
Este es solo un ejemplo más del efecto trascendental que puede tener en la vida de otras personas el que alguien mantenga una postura firme a favor de los principios cristianos. Por ejemplo, ¿a cuántos afectó profundamente la postura valerosa que adoptaron Pedro y los demás apóstoles en el siglo primero? (Hechos 5:17-29.)
[Ilustraciones de la página 31]
Ed Michalec y Mary Perez, en los años cuarenta