La evolución no es un hecho
Las encuestas revelan que muchos estadounidenses creen que los primeros seres humanos fueron creados directamente por Dios, no que evolucionaron a partir de formas de vida primitivas. Pero, ¿por qué presentan tantos maestros de Ciencias de Estados Unidos la evolución —fruto de la casualidad ciega— como un hecho? En parte se debe a que “los fundamentalistas darwinianos [...] controlan el Departamento de Ciencias de muchas universidades”, dice Phillip E. Johnson, profesor de Derecho de la Universidad de California en Berkeley.
Johnson señala: “En algunos casos, a los profesores de Biología se les ha prohibido indicar a los estudiantes que existe razón alguna para dudar de la alegación de que procesos materiales ciegos fueron capaces de crear las maravillas de la biología”.
Murphy O’Dean, científico e ingeniero, comenta: “Más bien que descartar una teoría que no se atiene a los hechos, la ‘ciencia evolutiva’ ha optado por aceptar como dogma de fe que ‘la evolución tiene que ser verdad’”. Hace caso omiso de la falta de pruebas y de las pruebas contrarias, u ofrece explicaciones poco convincentes para desestimarlas.
¿Por qué? Michael Behe, biólogo molecular, dice en Darwin’s Black Box (La caja negra de Darwin): “Muchas personas, incluso muchos científicos renombrados, simplemente no quieren que haya nada más allá de la naturaleza. No quieren que un ser sobrenatural influya en la naturaleza”. Pero la ciencia auténtica no hace caso omiso de las pruebas contrarias a fin de fomentar las ideas personales. Y también hay que decir que no todos los científicos creen en la evolución.
La revista brasileña Veja preguntó a Carlo Rubbia, premio Nobel de Física: “¿Cree usted en Dios?”. Si bien no admitió creer en un Dios personal, reconoció: “Cuanto más se observa la naturaleza, más consciente se es de que todas las cosas evidencian gran organización. Se trata de una inteligencia tan elevada que, con tan solo observar los fenómenos naturales, he llegado a la conclusión de que existe un Creador”.
Su comentario nos recuerda las siguientes palabras del apóstol Pablo respecto a Dios: “Las cualidades invisibles de él se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad” (Romanos 1:20).