Los beneficios de la planificación patrimonial
LOS Peterson estaban decepcionados.a Habían contado con que el dinero de la venta de sus propiedades les alcanzaría para vivir después de su jubilación y para dejar posteriormente un buen legado a sus hijos, pero los altos impuestos que tuvieron que pagar truncaron sus ilusiones.
Los Smith también tenían propiedades cuyo valor había aumentado significativamente al correr de los años. Por un acuerdo especial en su venta, pudieron disponer de una renta para su jubilación, dejar un buen legado a sus hijos e incluso contribuir a la institución benéfica de su predilección.
Rose Jones estaba en un aprieto. A poco del fallecimiento prematuro de su esposo, empezó a recibir documentos de las autoridades federales y estatales que no entendía. John, su marido, se había ocupado siempre de las finanzas de la familia, incluido el pago de impuestos, el seguro de vida, etc. Él solía decirle que no se preocupara, que “todo estaba bajo control”; pero como murió sin testar, algunos de los bienes de los que ella dependía para obtener ingresos fueron congelados. Le aconsejaron contratar a un abogado que le ayudara a determinar los bienes que había dejado su marido y que le indicara cómo traspasarlos a su nombre. También le dijeron que, por ley, los hijos de un anterior matrimonio de él tenían derecho a una parte de la herencia, aunque ella sabía que esa no habría sido su voluntad. La incertidumbre de no saber qué hacer ni cuánto le costaría volver a ordenar los asuntos hizo más agobiante el peso de su viudez.
Mary Brown también sufrió la tragedia de perder a su esposo prematuramente, pero le consolaba saber que él había adquirido un seguro de vida adecuado para que ella y sus dos hijos no pasaran apuros. Asimismo estaba enterada de qué bienes adquiriría inmediatamente después de su muerte y cuáles recibiría por vía testamentaria. Aunque se enfrentaba a las dificultades propias de la viudez, agradecía mucho que su esposo hubiera sido tan considerado de dejar los asuntos organizados, de modo que su muerte prácticamente no hizo mella en la economía de la familia.
¿Que hizo que la situación de los Smith y de Mary Brown fuera diferente? La planificación patrimonial.
¿En qué consiste la planificación patrimonial?
Es, básicamente, el proceso mediante el cual una persona dispone de sus bienes para después de su muerte y da los pasos necesarios para asegurar la realización efectiva y económica de su voluntad. Entre dichos pasos figuran la gestión de títulos de propiedad, el nombramiento de beneficiarios y la redacción de documentos como testamentos y contratos de fideicomiso. Las situaciones complejas implican mucho más.
Aunque casi todo el mundo reconoce las ventajas de tomar tales medidas, relativamente pocos lo hacen. Un sorprendente 70% de los adultos estadounidenses no tienen testamento. Algunas de las excusas típicas son: “Estoy demasiado ocupado; lo haré más adelante”. “No tengo mucho dinero ni cosas de valor que dejar.” “No tengo abogado.” “No me gusta pensar en mi propia muerte.” “No sé por dónde empezar.”
Cierto, la idea de planificar el patrimonio puede parecer intimidante, pero no tiene por qué serlo. Empezar es, por lo general, solo cuestión de organizarse y conocer las opciones existentes. Como sucede con muchas otras cosas, la planificación del patrimonio no es difícil si se divide en pasos y estos se dan uno a uno.
Pasos que se deben dar
El primer paso es inventariar todos los bienes propios, detallando el valor de cada uno y cómo lo adquirió o qué clase de título tiene sobre este (véase el recuadro “Hoja de patrimonio neto”). La mayoría de los bienes pueden clasificarse en títulos valores (acciones, bonos, fondos comunes), bienes raíces (la casa, propiedades adquiridas con fines de alquiler o inversión), cuentas bancarias (de ahorros, corrientes, fondos de inversión en el mercado monetario), bienes muebles (colecciones, obras de arte, joyas, automóviles, muebles), seguros de vida, pensión de jubilación y negocios. Después de relacionar todos sus bienes, haga una lista de las deudas, como hipotecas, préstamos, pagarés y saldos de tarjetas de crédito. La diferencia entre el total de los bienes (activo) y las deudas (pasivo) equivale al patrimonio neto. Muchos países gravan las herencias con impuestos proporcionales al valor neto de los bienes transferidos; de ahí la importancia de determinar el valor del patrimonio neto.
El segundo paso consiste en precisar los objetivos finales, no en función de cantidades, sino de lo que usted se propone lograr tanto para sí como para sus beneficiarios. Normalmente, una persona casada quiere brindar seguridad a su cónyuge. Los padres desean asegurar el porvenir de sus hijos. Quizás un hijo adulto desee prevenir lo necesario para el cuidado de sus padres ancianos. Asimismo puede que usted quiera recordar en su plan a ciertos amigos o instituciones benéficas. Es importante que conste por escrito quiénes figurarán en el plan y cuál es su objetivo con respecto a cada uno de ellos.
No olvide prever las eventualidades que pudieran alterar el plan. Por ejemplo, ¿qué pasaría si el beneficiario falleciera antes que usted? ¿Desea entonces que su parte pase al cónyuge o a los hijos de este, o a alguna otra persona?
El tercer paso es designar a las personas que asegurarán la ejecución de su voluntad. En la mayoría de los casos necesitará un albacea y quizás un tutor y un fideicomisario. Con independencia de las personas que elija, tenga por lo menos un suplente y asegúrese de que todas estén dispuestas a cumplir su cometido. El albacea es el encargado de reunir sus bienes cuando usted muera, seguir los trámites legales y procedimientos relativos a la sucesión y, finalmente, distribuir la herencia de acuerdo con sus disposiciones. El candidato más apto para desempeñar esta función suele ser un familiar, si bien en situaciones complejas quizás sea preferible recurrir a una institución, como el departamento de operaciones fiduciarias de un banco. Debe nombrar en su testamento a un tutor para que cuide de sus hijos en caso de que usted y su cónyuge mueran siendo ellos menores. Si ha previsto dejarles fondos en fideicomiso, puede designarlo también fideicomisario, siempre y cuando tenga experiencia en la administración de fondos. Si no, puede nombrar al departamento de operaciones fiduciarias de un banco como fideicomisario único o juntamente con el tutor.
El cuarto paso es conocer los instrumentos de que dispone para la consecución de sus objetivos. ¿Desea dejar a un beneficiario un legado sin limitaciones, o prefiere dejarle un bien en fideicomiso para su disfrute? Hay una gran diferencia. Cuando uno lega un bien sin limitaciones, su derecho sobre él cesa al tiempo del fallecimiento; sin embargo, sobre los bienes en fideicomiso se sigue ejerciendo cierto control aun después de la muerte. El fideicomisario dispondrá de los bienes en favor de los beneficiarios conforme a las instrucciones del contrato. En el caso de los hijos menores, por ejemplo, se puede ordenar que se atiendan sus necesidades individuales y establecer la edad en la que adquirirán el dominio sobre los bienes objeto de fideicomiso.
¿Quiénes pueden asesorarlo?
En casi todos los casos debe aconsejarse de un experto en planificación patrimonial sobre los medios existentes para la obtención de sus objetivos. El plan patrimonial debe adaptarse a sus fines y circunstancias particulares, y su elaboración puede requerir la participación de diversos asesores, como un contador, un planificador financiero y un agente de seguros. Si prevé contribuir a una institución benéfica, puede recibir asesoramiento gratuito del departamento de donaciones planificadas de dicha entidad. Por ejemplo, el Departamento de Donaciones Planificadas de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract orienta a los interesados en incluir a la misma en su planificación patrimonial. Muchos se han beneficiado de este servicio al recibir sugerencias claras sobre la mejor manera de organizar los asuntos a fin de minimizar la carga tributaria y maximizar los beneficios tanto para sus seres queridos como para la Sociedad.b
Aunque en las fases de preparación intervengan muchas personas, el plan final y los documentos necesarios debe elaborarlos un abogado especializado en la materia. No tenga reparos en preguntar a cualquier asesor sobre sus conocimientos y experiencia en la planificación patrimonial. Si tiene pensada una gestión en particular, como legar un negocio a su familia o cuidar de un pariente incapacitado, pregunte al asesor si tiene experiencia en estos campos. En todos los casos, averigüe el costo de los honorarios y póngalo por escrito.
El desconocimiento es peligroso en la planificación patrimonial. Examine, a manera de ejemplo, lo que le sucedió a una pareja que llamaremos Pablo y María. Querían distribuir equitativamente sus bienes entre sus tres hijas. Como su hija Sara vivía en la casa de al lado, decidieron nombrarla copropietaria de todos sus bienes. “De este modo —pensaron—, podrá administrar nuestros bienes si quedamos incapacitados; además, así será la única propietaria cuando muramos y no habrá necesidad de testamento ni juicio de sucesión. Lo único que tendrá que hacer es dividir lo que quede con sus hermanas.”
Sin embargo, las cosas no resultaron como Pablo y María habían planeado. A la muerte de ellos, Sara compartió la herencia con sus hermanas, pero el impuesto sucesorio fue tan alto que su parte se redujo considerablemente. Además, su calidad de copropietaria no le confirió todos los poderes administrativos que sus padres habían proyectado. Pablo y María tenían buenas intenciones: querían asegurarse de recibir el cuidado necesario en el caso de que quedaran incapacitados, y también de que la transmisión de la herencia a sus hijas se produjera sin problemas y de una manera económica; pero escogieron los medios equivocados para la consecución de sus objetivos.
La planificación del patrimonio no debe ser algo que se haga solo una vez en la vida. Es necesario hacer revisiones periódicas debido a los cambios en las leyes tributarias, las leyes sobre sucesiones y las circunstancias de la vida. La muerte de un pariente, el nacimiento de un nieto, el recibo de una herencia y el aumento de un activo son sucesos que pueden hacer necesaria la revisión del plan.
En efecto, planificar el patrimonio es un reto. Exige tiempo, energía y dedicación, y a menudo implica tomar decisiones difíciles. Se trata de un proceso que implica emociones muy profundas. Repercute en las personas y las causas más queridas, así como en lo que deseamos para su futuro. Decidir lo que queremos hacer con nuestros bienes y determinar la mejor manera de alcanzar nuestros fines exige profunda reflexión. Pero si no se atiende bien, pueden surgir serias dificultades, como lo ilustran las experiencias citadas en la introducción del artículo. No cabe duda de que las recompensas justifican sobradamente los costos. La mayor recompensa es la tranquilidad de ánimo que produce saber que contamos con un plan actualizado para la protección de nuestros seres queridos.
[Notas]
a Aunque los ejemplos utilizados en este artículo son hipotéticos, combinan situaciones de la vida real, y a pesar de que la información se funda mayormente en la legislación de Estados Unidos, los principios expuestos son aplicables a muchos otros países.
b Si desea más información, consulte el folleto Planned Giving to Benefit Kingdom Service Worldwide (Donaciones planificadas a favor de la Obra Mundial del Reino), publicado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
[Recuadro de la página 26]
Pasos que se deben dar
• Haga inventario de sus bienes, relacionando lo que posee y lo que debe
• Precise sus objetivos y necesidades personales y familiares
• Seleccione a las personas que ejecutarán su voluntad, como un albacea, un fideicomisario y un tutor para sus hijos, y asegúrese de que estén dispuestas a cumplir su cometido
• Pida a algún experto en planificación patrimonial que lo asesore sobre las opciones que tiene
[Tabla de la página 25]
Hoja de patrimonio neto
A nombre A nombre A nombre
suyo de su cónyuge de los dos
Activo
Residencia (valor $ $ $
comercial actual)
Otros bienes raíces $ $ $
Cuentas bancarias $ $ $
(corrientes y
de ahorro)
Otras cuentas en $ $ $
efectivo
Acciones, bonos y $ $ $
fondos comunes
Seguro de vida $ $ $
(valor nominal)
Participaciones $ $ $
en una sociedad
comercial
Cuentas de planes $ $ $
de jubilación
Bienes muebles $ $ $
Otros activos $ $ $
(especifique)
Total del activo $ $ $
Pasivo
Hipotecas $ $ $
Otros préstamos o $ $ $
deudas
(préstamos
personales,
tarjetas de
crédito, etc.)
Total del pasivo $ $ $
Patrimonio neto $ $ $
(activo menos pasivo)
[Ilustración de la página 25]
Planificar la situación patrimonial implica planear para el futuro de nuestros seres queridos