De nuestros lectores
¿Estamos cambiando el clima? Tengo 17 años y me preparo para graduarme. Como se nos examina de geografía, el reportaje “¿Estamos cambiando el clima?” (22 de mayo de 1998) me fue muy útil. Después de la prueba me preguntaron los compañeros de dónde había sacado la información sobre el clima, y la mitad de la clase me pidió la revista.
A. G., Suiza
Me sorprendió gratamente el análisis del efecto invernadero que hizo este número de ¡Despertad! Soy ecologista convencido y cristiano creyente. Aunque los testigos de Jehová no tengan siempre muy buena prensa, vale la pena reflexionar en el contenido de su revista. La ecología y la fe están en su peor momento. ¡Por fin hay gente religiosa que se interesa en la creación de Dios!
M. C., Francia
Tengo 14 años y deseo darles las gracias por el reportaje. Nunca había reflexionado sobre el clima, pero ahora he pensado seriamente por vez primera en lo que podemos estar haciendo al planeta. Estos artículos deberían despertar a mucha gente, pues ¿quién desea destruir el medio ambiente? No debemos deshacernos sin más de un don de Dios.
S. Q., Alemania
Me gustó leer sobre el clima en una revista a la que suele considerarse religiosa. Es indicativo del interés de ¡Despertad! por el bienestar de la gente, no solo en el ámbito espiritual, sino también en el físico. Aunque demos el clima por sentado, influye mucho en nuestra vida.
M. F. M., Alemania
El cuidado de las uñas Es sorprendente que por casi cincuenta y dos años, salvo en dos breves períodos, me haya mordido las uñas. Pero cuando leí en ¡Despertad! del 22 de mayo de 1998 el artículo “¿Se cuida usted las uñas?”, dejé de hacerlo. ¿Por qué? Porque Dios fue quien las diseñó y desea que las cuidemos, al igual que las demás partes del cuerpo. Gracias por sus magníficos consejos.
D. H., Inglaterra
Dado que atiendo la casa y el jardín, así como a mi suegra impedida, comprenderán que tengo más que hacer que cuidarme las manos. Me preocupaban las uñas, pues las tenía rotas y agrietadas, de modo que el artículo salió justo a tiempo.
W. B., Alemania
Como desde muy niña me había mordido las uñas, me avergonzaba su forma irregular. El artículo me permitió comprender mejor que las uñas son una parte maravillosa del cuerpo humano y me animó a esforzarme por vencer este vicio.
K. Y., Japón
Los modelos de conducta Al leer “Los jóvenes preguntan... ¿Quién debería ser mi modelo de conducta?” (22 de mayo de 1998), pensé en cuánto han enriquecido mi vida artículos como estos. Cuando se disolvió mi familia, me atraían principalmente, como es natural, las amistades de mi edad. Pero luego me puse a meditar en quiénes me habían beneficiado más: las hermanas mayores de la congregación. Ahora trato de cultivar relaciones como las de Pablo y Timoteo o Rut y Noemí. Mi mejor amiga es una hermana de unos 50 años que me ha enseñado mucho sobre el gozo, el amor, la compasión, la bondad y la generosidad. Ahora hemos unido nuestras fuerzas, pues vivimos juntas y hemos emprendido el ministerio a tiempo completo. Gracias por la buena orientación.
C. F., Estados Unidos