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¡Despertad! 2002
g02 22/11 págs. 4-9

¿Por qué ha surgido la polémica?

EN LAS manos de un alfarero hábil, una porción de barro puede adoptar prácticamente cualquier forma. Las células madre embrionarias son el equivalente vivo de ese barro húmedo, pues tienen el potencial de producir prácticamente cualquiera de los más de doscientos tipos de células que componen el cuerpo humano. ¿Cómo lo hacen? Veamos lo que le sucede a un óvulo recién fecundado.

Poco después de su fecundación, el óvulo empieza a dividirse. En los seres humanos, tras unos cinco días de sucesivas divisiones se transforma en un blastocisto. El blastocisto es, en esencia, una diminuta esfera hueca compuesta de una capa celular externa y un conjunto de una treintena de células llamado masa celular interna, que está adherido a la pared interior de la esfera. La capa celular externa se convierte en la placenta, y la masa celular interna, en el embrión humano.

En la fase de blastocisto, las células de la masa celular interna aún no han comenzado a diferenciarse, o especializarse, en tipos específicos de células, como las nerviosas, renales o musculares. Por consiguiente, reciben el nombre de células madre. Y puesto que dan origen a casi todos los tipos de células del organismo, se dice que son pluripotentes. Para entender todo el entusiasmo y la polémica que han generado tales células, veamos lo que han logrado los científicos hasta la fecha y cuáles son sus objetivos. Comencemos por las células madre embrionarias.

Células madre embrionarias

El informe Stem Cells and the Future of Regenerative Medicine (Las células madre y el futuro de la medicina regenerativa) indica: “Desde hace tres años es posible extraer estas células madre [las del embrión humano] del blastocisto y mantenerlas en estado indiferenciado en cultivos de líneas celulares”.a Dicho sencillamente, ya se pueden cultivar células madre embrionarias a fin de producir una cantidad ilimitada de copias idénticas de ellas. De las células madre embrionarias de ratones, cultivadas por primera vez en 1981, se han producido ya miles de millones de copias en el laboratorio.

Tales células permanecen indiferenciadas, pero los científicos confían en que, con el estímulo bioquímico adecuado, lograrán que se transformen en casi todos los tipos de células que se necesiten para los tratamientos de sustitución de tejido. En otras palabras, ven las células madre como una posible fuente inagotable de “piezas de recambio”.

En dos estudios realizados con animales se manipularon células madre embrionarias para que se convirtieran en células productoras de insulina, y a continuación se trasplantaron a ratones diabéticos. En uno de los estudios, los síntomas de la diabetes desaparecieron, pero en el otro, las nuevas células no produjeron suficiente insulina. En trabajos parecidos, los científicos han logrado restablecer parcialmente la función neuronal en casos de lesiones de la médula espinal y han reducido hasta cierto grado los síntomas de la enfermedad de Parkinson. “Los resultados de tales investigaciones hacen concebir esperanzas, aunque no ofrecen pruebas definitivas, de que tratamientos similares puedan ser efectivos en seres humanos”, dice la Academia Nacional de Ciencias. Ahora bien, ¿por qué es objeto de tanta polémica la investigación con células madre de embriones humanos?

¿A qué se debe la preocupación?

El principal motivo de preocupación es que en el proceso de extracción de las células madre se destruye el embrión. Según la Academia Nacional de Ciencias, de ese modo “se priva al embrión de la posibilidad de convertirse en un ser humano completo. Para quienes creen que la vida comienza en el momento de la concepción, la investigación con células madre embrionarias viola los principios que prohíben la destrucción de la vida humana y la utilización de esta como medio para alcanzar otros fines, prescindiendo de lo nobles que sean”.

¿De dónde consiguen los laboratorios los embriones de los que se obtienen las células madre? Por lo general, de las clínicas de fecundación in vitro, en las que se extraen óvulos a las mujeres para dicho tratamiento. Los embriones sobrantes normalmente se congelan o se desechan. Una clínica de la India desecha más de mil embriones humanos al año.

Mientras prosiguen los ensayos con células madre embrionarias, algunos investigadores están concentrando sus esfuerzos en un tipo de célula madre mucho menos controvertido: la célula madre adulta.

Células madre adultas

Según los Institutos Nacionales de la Salud, de Estados Unidos, “la célula madre adulta es una célula indiferenciada (no especializada) que se encuentra en un tejido diferenciado (especializado)”, como la médula ósea, la sangre y los vasos sanguíneos, la piel, la médula espinal, el hígado, el tubo digestivo y el páncreas. Las primeras investigaciones dieron a entender que el potencial de las células madre adultas era mucho más reducido que el de las embrionarias. No obstante, hallazgos posteriores en estudios con animales indican que ciertos tipos de células madre adultas tal vez tengan la capacidad de diferenciarse en tejidos distintos de aquellos de los que proceden.

Las células madre adultas extraídas de la sangre y la médula ósea, llamadas células madre hematopoyéticas, tienen la capacidad de “autorrenovarse continuamente en la médula ósea y de diferenciarse en todos los tipos de célula presentes en la sangre”, explica la Academia Nacional de Ciencias. Este tipo de células madre ya se han utilizado en tratamientos contra la leucemia y otros trastornos hematológicos.b Algunos científicos también dicen que parecen dar lugar a células no sanguíneas, como las hepáticas, así como a otras semejantes a neuronas y a otros tipos de células cerebrales.

En Estados Unidos, todo indica que algunos científicos han hecho un significativo progreso con células madre procedentes de médula ósea de ratón. Su estudio, publicado en la revista Nature, reveló que esas células tienen aparentemente “la misma capacidad de transformación que las células madre embrionarias”, señala el diario The New York Times. “Hasta ahora —añade el artículo— parece que podrían hacer todo lo que se espera de las células madre embrionarias.” No obstante, los científicos que trabajan con células madre adultas siguen tropezando con grandes obstáculos. Dichas células son escasas y difíciles de reconocer. Pero, al menos, cualquier beneficio médico que puedan reportar no será a costa de la destrucción de embriones humanos.

Riesgos de la medicina regenerativa

Los tratamientos con células madre, sin importar de qué tipo sean, seguirán presentando serios inconvenientes, aun cuando se lleguen a dominar los procesos de producción de tejidos para trasplante. Una de las principales desventajas radica en el rechazo del tejido extraño por parte del sistema inmunológico del paciente. La solución actual consiste en administrar fármacos potentes que inhiben el sistema inmunológico, pero tales sustancias conllevan graves efectos secundarios. La ingeniería genética puede superar el problema si consigue modificar las células madre de modo que los tejidos derivados de ellas no parezcan extraños al organismo receptor.

Otra posibilidad sería utilizar células madre extraídas de los propios tejidos del paciente. En ensayos clínicos efectuados hace algún tiempo, ya se utilizaron células madre hematopoyéticas del paciente para tratar el lupus. La diabetes pudiera responder a terapias parecidas, con tal de que el nuevo tejido no sea susceptible al ataque autoinmunológico que tal vez causó la enfermedad. Quienes padecen ciertas cardiopatías también pudieran beneficiarse de los tratamientos con células madre. Incluso se ha propuesto que la población de riesgo done de antemano células madre a fin de que estas se cultiven y posteriormente se les puedan trasplantar para sustituir su tejido cardíaco dañado.

La solución que algunos científicos han llegado a proponer para el problema del rechazo inmunológico es que se clone a los pacientes, pero que solo se permita al clon desarrollarse hasta la fase de blastocisto, cuando se le pueden extraer células madre embrionarias (véase el recuadro “Cómo se produce un clon”). Los tejidos cultivados a partir de tales células serían genéticamente idénticos a los del donante, y a la vez receptor, por lo que no habría rechazo inmunológico. Sin embargo, si lo que se pretende es curar enfermedades hereditarias, ese tipo de clonación —aparte de resultar moralmente repugnante a muchas personas— puede ser inútil. La Academia Nacional de Ciencias afirma en su resumen sobre el problema del rechazo inmunológico: “Para que las células trasplantadas puedan utilizarse en la medicina regenerativa, primero hay que descubrir la forma de que el cuerpo no las rechace. Ese es uno de los mayores retos que se afrontan en este campo de la investigación”.

El trasplante de células madre embrionarias también conlleva el riesgo de formación de tumores, en particular del llamado teratoma, que significa “tumor monstruo”. Este tipo de masa celular puede comprender diversos tejidos, como piel, pelo, músculo, cartílago y hueso. Durante el desarrollo embrionario normal, la división y la diferenciación de las células siguen un estricto programa genético. Pero tales procesos pueden alterarse cuando se separan las células madre del blastocisto, se cultivan en el laboratorio y posteriormente se inyectan en una criatura viva. Aprender a controlar de forma artificial los complejísimos procesos de división y especialización celular es otro de los grandes obstáculos que los científicos tienen ante sí.

Las curaciones no son inminentes

El informe Stem Cells and the Future of Regenerative Medicine indica: “Si no se entiende bien el nivel de conocimientos alcanzados en este campo, puede tenerse la falsa impresión de que la aplicación clínica generalizada de las nuevas terapias es una realidad inminente. Lo cierto es que la investigación con células madre está en sus inicios y que existen grandes lagunas en los conocimientos, las cuales obstaculizan la aplicación de las nuevas terapias con células madre adultas o embrionarias”. Está claro que las preguntas superan a las respuestas. Algunos científicos incluso “se están preparando para la fuerte reacción adversa que se producirá si los tratamientos no se materializan”, dice un reportaje del diario The New York Times.

Dejando a un lado las técnicas con células madre, en los últimos decenios la medicina ha realizado grandes avances en numerosos campos. No obstante, como hemos visto, algunos de tales adelantos plantean complicadas cuestiones morales y éticas. ¿Dónde podemos encontrar una guía confiable para estos asuntos? Por otra parte, hay que tener en cuenta que las investigaciones son cada vez más complejas y caras, y que las terapias y los medicamentos suelen reflejar los costos. Algunos investigadores han calculado que los tratamientos con células madre pueden costar cientos de miles de dólares por paciente. Sin embargo, en la actualidad ya hay millones de personas que no pueden seguir pagando las facturas médicas y las primas de seguros, cada vez más elevadas. Así pues, ¿quiénes saldrán beneficiados cuando la revolución de las células madre llegue a los hospitales? El tiempo lo dirá.

Pero de lo que sí podemos estar seguros es de que ningún tratamiento concebido por el hombre terminará con la enfermedad y la muerte (Salmo 146:3, 4). Solo el Creador tiene el poder necesario para ello. Pero ¿se propone hacerlo? El siguiente artículo muestra la respuesta que da la Biblia a dicha pregunta. También explica cómo las Santas Escrituras pueden guiarnos por el laberinto, cada vez más intrincado, de cuestiones morales y éticas que se nos plantean hoy, entre ellas las de naturaleza médica.

[Notas]

a Diversos comités y juntas prepararon el informe en el año 2001 para la Academia Nacional de Ciencias, de Estados Unidos.

b La Atalaya del 15 de noviembre de 2002, pág. 30, aborda el punto de vista bíblico, y otros aspectos, del trasplante de médula ósea.

[Ilustración y recuadro de la página 6]

Otro tipo de células madre

Además de las células madre adultas y las embrionarias, también se han aislado células germinales embrionarias. Este tipo de células madre se derivan de las células del reborde gonadal de los embriones o fetos, las cuales producirán óvulos o espermatozoides. (El reborde gonadal se transforma en los ovarios o los testículos.) Aunque las células germinales embrionarias difieren de las células madre embrionarias en muchos aspectos, tanto unas como otras son pluripotentes, es decir, capaces de generar casi todos los tipos de células del cuerpo humano. Este potencial convierte a ambas en candidatas muy atractivas para la creación de tratamientos médicos sin precedentes. No obstante, el entusiasmo por esas posibles terapias se ve empañado por la polémica que rodea a la fuente de tales células. Puesto que proceden de embriones o de fetos abortados, su obtención exige la destrucción del embrión o del feto.

[Ilustraciones y recuadro de las páginas 8 y 9]

Cómo se produce un clon

En los últimos años, los científicos han logrado clonar diversos animales. En el año 2001, un laboratorio de Estados Unidos incluso intentó clonar un ser humano, aunque sin éxito. Uno de los métodos de clonación que se emplean es el de transferencia nuclear.

En dicha técnica, primero se obtiene un óvulo no fecundado (1) y se le extrae el núcleo (2), que contiene el ADN. Del cuerpo del animal que se desea clonar se toma una célula adecuada, como una de la piel (3), cuyo núcleo contiene el código genético de su dueño. A continuación se inserta esta célula (o solo su núcleo) en el óvulo desprovisto de núcleo y se les aplica una descarga eléctrica (4), lo que fusiona la célula con el citoplasma del óvulo (5). Con su nuevo núcleo, el óvulo empieza a dividirse y a crecer como si hubiera sido fecundado (6), y de ese modo se inicia el desarrollo de un clon de la criatura a la que se le extrajo la célula.c

El embrión puede entonces implantarse en la matriz de una madre suplente (7), donde, en el caso poco probable de que todo vaya bien, culminará su desarrollo. Otra opción es conservar el clon en fase embrionaria solamente hasta que puedan extraerse de su masa celular interna células madre embrionarias para su cultivo. Los científicos creen que ese proceso básico debería funcionar en los seres humanos. De hecho, el intento antes mencionado de clonar una persona se realizó con miras a obtener células madre embrionarias. La clonación efectuada con tal propósito recibe el nombre de clonación terapéutica.

[Nota]

c La oveja Dolly fue el primer mamífero clónico obtenido a partir de una célula adulta. Los científicos introdujeron el núcleo de una célula procedente de una glándula mamaria de oveja adulta en un óvulo al que se le había extraído el núcleo.

[Ilustración]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

1 → 2 → 3 → 4 → 5 → 6 → 7

[Ilustración de la página 7]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Células madre embrionarias (Simplificado)

Óvulo fecundado (primer día)

↓

Cuatro células (tercer día)

↓

Blastocisto con su masa interna de células madre (quinto día)

↓

Células madre cultivadas

↓

Más de doscientos tipos de células del cuerpo humano

→ Células tiroideas

→ Célula pancreática (las células pancreáticas podrían contribuir a la cura de la diabetes)

→ Células pigmentarias

→ Glóbulos rojos

→ Células renales

→ Células de músculo esquelético

→ Células de músculo cardíaco (podrían regenerar un corazón dañado)

→ Célula pulmonar

→ Neurona (podrían utilizarse neuronas para tratar las enfermedades de Alzheimer y de Parkinson, y para curar lesiones de la médula espinal)

→ Células de la piel

[Reconocimientos]

Blastocisto y células madre cultivadas: University of Wisconsin Communications; demás ilustraciones: © 2001 Terese Winslow, con la colaboración de Lydia Kibiuk y Caitlin Duckwall

[Ilustración de la página 8]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Células madre adultas (Simplificado)

Célula madre de la médula ósea

→ Linfocitos

→ Eosinófilo

→ Glóbulos rojos

→ Plaquetas

→ Monocito

→ Basófilo

→ Potencialmente, muchos otros tipos de célula

→ Neurona

[Reconocimientos]

© 2001 Terese Winslow, con la colaboración de Lydia Kibiuk y Caitlin Duckwall

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