Estudio 23
Volumen y uso de pausas
1, 2. ¿Por qué debemos hablar con suficiente potencia?
1 A menos que otros lo puedan oír fácilmente, el valor de lo que usted diga se perderá. Por otra parte, si su volumen es demasiado alto, puede irritar al auditorio y de ese modo detraer de los excelentes pensamientos que ha preparado. La necesidad de que nos preocupemos en cuanto al volumen adecuado es cosa evidente en muchos Salones del Reino, en que los que comentan desde el frente del salón a menudo no pueden ser oídos por los que están atrás. A veces el que habla desde la plataforma quizás hable sin el volumen necesario y por eso no sea fuente de inspiración para su auditorio. En el servicio del campo, también, nos encontramos con personas que no pueden oír bien y tenemos que competir con ciertos ruidos, sea desde dentro de las casas que visitamos o de afuera. Todo esto indica que tenemos que dar consideración cuidadosa al volumen apropiado.
2 Suficientemente fuerte para ser oído con comodidad. La primera cosa que se debe considerar al determinar cuánto volumen usar se analiza mejor usando la pregunta: ¿Se ejerció la potencia de voz necesaria? Es decir, ¿se le oyó en la última fila sin que ahogara a los de la primera? Esa pudiera ser consideración suficiente para el estudiante que está empezando, pero los que son más adelantados que éste deben esforzarse por dominar los siguientes aspectos de este asunto también. El superintendente de la escuela debe determinar hasta qué grado cada estudiante ha de ser aconsejado sobre esta cualidad.
3-10. ¿Qué circunstancias nos ayudarán a determinar la cantidad de volumen que debemos usar?
3 Volumen ajustado a las circunstancias. El discursante debe estar alerta a las condiciones variantes en medio de las cuales habla. Esto amplía sus facultades de discernimiento, lo hace más flexible y le permite llegar a su auditorio y retenerlo con mayor facilidad.
4 Las condiciones varían de salón en salón y con la cantidad de personas que forman el auditorio. Para dominar las circunstancias usted tiene que dominar el volumen. El presentar un discurso en el Salón del Reino exige más volumen que en la sala de la casa de una persona que recientemente haya mostrado interés. Además, un grupito que esté hacia la parte anterior del salón, como para reunirse para el servicio del campo, requerirá menos volumen que cuando el salón está lleno, como en una reunión de servicio.
5 Pero hasta estas condiciones no son constantes. Ruidos súbitos surgen dentro y fuera del salón. El pasar de un automóvil, un tren cercano, ruidos fuertes de animales, el llorar de niños, alguien que llega tarde... todas estas cosas exigen un ajuste en su potencia de voz. El no reconocer estos ruidos y compensar por ellos con el volumen hará que algo, quizás un punto vital, se pierda.
6 Muchas congregaciones tienen equipo amplificador para la voz. Pero si no se ejerce cuidado en su uso, y el volumen fluctúa extremadamente de fuerte a débil, entonces quizás sea necesario aconsejar al estudiante por no haber prestado consideración a estas circunstancias. (vea el Estudio 13 sobre el uso del micrófono.)
7 A veces a un discursante se le hace difícil dominar este asunto del volumen sencillamente debido a su calidad de voz. Si éste es su problema y su voz sencillamente no se proyecta con amplitud, el superintendente de la escuela considerará esto al suministrar consejo. Quizás sugiera ciertos ejercicios o un programa de entrenamiento que le ayude a desarrollar y fortalecer la voz. No obstante, la calidad de la voz en sí misma es un asunto separado para consejo y no se le dará énfasis al considerar su volumen.
8 En un discurso no se puede juzgar toda circunstancia que existe. Se debe aconsejar en cuanto al discurso del momento, no sobre toda posibilidad que pudiera surgir. No obstante, si parece existir la necesidad para ello, el superintendente de la escuela pudiera advertir al estudiante de posibles problemas que pudiera afrontar en diferentes circunstancias, aunque al estudiante se le encomia por el discurso del momento y su hoja de consejo se marca “B.”
9 ¿Cómo puede determinar el estudiante si su volumen es amplio? Uno de los mejores indicadores de esto es la reacción o respuesta del auditorio. Un discursante experimentado observará cuidadosamente a los que están en las filas de atrás del salón durante su introducción y podrá determinar por la expresión y actitud general de éstos si pueden oír cómodamente o no, y variará su volumen de acuerdo con esto. Una vez que percibe lo que se necesita en cuanto a volumen en el salón, no tiene más dificultad.
10 Otro medio es observar a otros discursantes que estén en el mismo programa. ¿Se les oye con facilidad? ¿Cuánto volumen están usando? Ajuste el suyo según esto.
11, 12. ¿Por qué es esencial tener volumen ajustado al material?
11 Volumen ajustado al material. Este aspecto de nuestra consideración del volumen no debe confundirse con la modulación. En la actualidad sencillamente estamos interesados en ajustar el volumen al material particular que se considera. Por ejemplo, si se estuvieran leyendo denunciaciones en las Escrituras, es obvio que el volumen se regularía de manera diferente a cuando el estudiante estuviera leyendo consejo acerca de amor entre los hermanos. Compare también Isaías 36:11 con los versículos 12 y 13 de Isa 36 y vea las diferencias que deben haber existido en la manera en que estas declaraciones se expresaron. El volumen debe adaptarse al material, pero nunca se debe exagerar.
12 Al decidir cuánto volumen usar, analice su material y su propósito cuidadosamente. Si quiere cambiar la manera de pensar de su auditorio, no lo aleje por demasiado volumen. No obstante, si desea estimularlo a actividad llena de vigor, quizás el volumen pudiera ser más fuerte. Si el material pide fuerza, no lo debilite hablando en tono demasiado suave o bajo.
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13-16. Señale lo valioso del uso de pausas.
13 Al presentar su discurso, las pausas colocadas en los lugares apropiados son casi tan importantes como el volumen adecuado. Sin ellas, el significado de las declaraciones fácilmente puede oscurecerse y los puntos principales que su auditorio debe recordar no hacen una impresión duradera. Las pausas le dan a usted confianza y equilibrio, permiten mejor control de la respiración y una oportunidad de cobrar compostura en los puntos difíciles del discurso. Las pausas le muestran al auditorio que usted está en pleno dominio de la situación, que no está indebidamente nervioso, que está tomando en consideración a su auditorio, y que tiene algo que quiere que el auditorio escuche y recuerde.
14 El discursante novicio debe adquirir sin perder tiempo la habilidad de hacer pausas eficaces. Primero, usted debe convencerse de que lo que va a decir es importante y que desea que se recuerde. Al corregir a un niño, la madre a veces dice algunas cosas que llaman la atención del niño antes de pasar a decirle lo que quiere. No habla una sola palabra más hasta que el niño le ha dado plena atención. Entonces dice lo que se propone decir. Desea asegurarse de que el niño no pase por alto lo que ella está diciendo y de que eso se recuerde.
15 Algunas personas nunca hacen pausas, ni siquiera en el habla diaria. Si ése es su problema, usted querrá cultivar esta cualidad para mejorar la eficacia de su ministerio en el campo. En éste nuestra habla tiene forma de conversación. El hacer pausas de modo que el amo de casa no interrumpa, sino que escuche y espere, exige la clase correcta de pausar. Pero la habilidad y eficacia en hacer pausas en la conversación es tan esencial y tan recompensadora como lo es esa habilidad cuando se ejercita en la plataforma de los oradores o discursantes.
16 Un problema serio en cuanto al uso apropiado de las pausas en un discurso es tener demasiado material. Evite esto. Permítase tiempo para las pausas; son cosa esencial.
17-21. Explique la importancia de pausar para puntuación.
17 Pausa para puntuación. El hacer pausas para puntuación sencillamente quiere decir para claridad de pensamiento; para poner en agrupación aparte ideas relacionadas; para indicar frases, cláusulas, el fin de las oraciones y los párrafos. Frecuentemente esos cambios se pueden indicar por la inflexión, pero las pausas son eficaces también para dar puntuación oral a lo que se dice. Y tal como las comas y los puntos y comas tienen diferente significado en las divisiones de las oraciones, así deben variar las pausas según su uso.
18 Pausas puestas fuera de lugar pudieran cambiar por completo el pensamiento de una oración. Sirven de ilustración de esto las palabras de Jesús en Lucas 23:43: “Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso.” Si los dos puntos, o pausa, se pusieran entre las palabras “digo” y “hoy” el resultado sería un pensamiento completamente diferente, como lo muestra la manera común en que se interpreta mal este texto. Por lo tanto, el hacer pausas correctamente es esencial para comunicar el pensamiento que se quiere comunicar.
19 Aprenda a puntuar oralmente en el habla extemporánea por medio de observar toda puntuación escrita cuando lea. La única puntuación escrita que a veces puede ser pasada por alto al leer es la coma. Algunas veces el hacer una pausa o no ante una coma es cosa de selección personal. Pero los puntos y comas, puntos, comillas, y también la división en párrafos, todo esto se debe observar.
20 Pudiera serle útil, al leer un discurso escrito o una porción de la Biblia, el marcar el material de lectura. Trace una pequeña línea vertical entre las frases donde haya de insertarse una pausa breve (quizás solo como en vacilación); dos líneas o una “X” para una pausa más larga.
21 Por otra parte, si en su práctica de lectura ciertas oraciones le son extrañas y usted repetidamente hace las pausas donde no debe, pudiera hacer con un lápiz marcas pequeñas como de enlace entre todas las palabras que componen una frase. Entonces, a medida que lee, no pause ni se detenga brevemente sino hasta que llegue a la última de las palabras que haya enlazado. Muchos discursantes u oradores de experiencia hacen esto.
22-24. ¿Por qué es necesario pausar para un cambio de pensamiento?
22 Pausas para cambio de pensamiento. En una transición de un punto principal a otro, una pausa da al auditorio una oportunidad de reflexionar. Además, evita el que se interpreten mal ciertas cosas. Da a la mente una oportunidad de ajustarse, de reconocer el cambio en dirección y seguir el desarrollo del nuevo pensamiento que se presenta. El que el discursante pause al cambiar ideas es tan importante como lo es para un conductor de automóvil el disminuir la velocidad para doblar.
23 En un discurso expresado en sus propias palabras, el material debe organizarse de tal manera en el bosquejo que se permita una pausa entre los puntos principales. Esto no tiene que interrumpir la continuidad o la coherencia del discurso, pero las ideas deben formularse tan bien que usted pueda ir edificando cierto punto particular hasta un clímax o culminación, pausar, y entonces seguir adelante a un nuevo pensamiento. Esas culminaciones y cambios hasta se pueden marcar en su bosquejo, si es necesario, para que usted los recuerde.
24 Las pausas para cambio de pensamiento por lo general son más largas que las pausas para puntuación; no obstante, en un discurso no se deben alargar sobremanera las pausas largas, porque retardan desagradablemente el discurso. Además, es probable que suenen como afectación.
25-28. Muestre cómo el uso de pausas nos ayuda a dar énfasis a un punto así como a tratar con circunstancias perturbadoras.
25 Pausa para énfasis. Una pausa para énfasis es usualmente una pausa dramática. Crea expectativa o da al auditorio una oportunidad de reflexionar.
26 El pausar antes de un punto importante crea espera por lo que viene. Una pausa después permite que toda la fuerza de la idea penetre. Estos dos usos de la pausa no son lo mismo, así que usted tiene que decidir cuál es la más apropiada en cierto momento particular o si se han de usar ambas.
27 Las pausas para énfasis se deben limitar a declaraciones profundamente significativas, pues si no es así se pierde su valor.
28 Pausa cuando las circunstancias lo exigen. Las interrupciones frecuentemente exigen que un discursante pause momentáneamente. Si una perturbación no es demasiado seria y usted puede aumentar el volumen y continuar, ordinariamente esto sería lo mejor. Pero, si una perturbación es lo suficientemente seria como para interferir completamente con el discurso, entonces usted debe pausar. El auditorio apreciará su consideración. Además, muchas veces el auditorio no está escuchando, de todos modos, porque la perturbación momentánea lo ha distraído. Por eso, use las pausas eficazmente, para asegurarse de que su auditorio reciba el beneficio pleno de las buenas cosas que usted quiere decirle.