24 ABIGAÍL
Una mujer que apagó la furia entre dos hombres
ABIGAÍL estaba entre la espada y la pared. Por un lado, estaba su esposo —Nabal—, que era un hombre áspero, insensato y sin modales. Por otro, estaba David, un hombre noble que servía fielmente a Jehová y que iba a ser el siguiente rey de Israel. Resulta que Nabal había provocado a David y ahora toda la casa de Abigaíl corría mucho peligro. Es cierto que Abigaíl era una mujer hermosa y sensata, pero también necesitaría mucho valor para manejar la situación. ¿Cómo conseguiría apagar la furia entre aquellos dos hombres?
Abigaíl se enteró del problema porque un sirviente se lo contó, y él le pidió que hiciera algo al respecto. David venía en camino con 400 hombres armados para acabar con Nabal y “todos los de su casa”. ¿Y eso por qué? David había enviado a sus hombres para pedirle a Nabal algo de comer. ¿Acaso era mucho pedir? No, porque David y sus hombres habían sido como una muralla que había estado protegiendo a este hombre rico, a sus pastores y a sus rebaños. A pesar de que el rey Saúl lo había obligado a huir y estaba persiguiéndolo sin razón, David defendía con lealtad a los israelitas ante los invasores y asaltantes. Y ahora que David le estaba pidiendo a Nabal de forma amable que le diera comida, este hombre empezó a insultar a David y a sus hombres a gritos, ¡y lo tachó a él de desertor!
El sirviente de Nabal sabía que su amo no iba a dar su brazo a torcer. De hecho, reconoció abiertamente: “Él es un hombre tan despreciable que no se puede hablar con él”. Pero él confiaba en que Abigaíl sí lo escucharía y haría algo sensato. Veamos lo que ella hizo.
Aunque mantuvo la calma, sabía que tenía que actuar rápido. Reunió muchas provisiones para David y sus hombres, lo cargó todo sobre unos burros y mandó a sus siervos delante de ella con todo ese regalo. Los siguió en su propio burro, pero no le dijo nada a Nabal. Y es que sabía que él probablemente iba a tratar de impedirle hacer lo que estaba bien.
Abigaíl se enfrentó a un grupo de guerreros que estaban enojados por lo que había hecho su esposo, que era un insensato
Abigaíl iba bajando por una montaña mientras David y sus hombres iban en dirección a ella; ellos no podían verla. Pero, de repente, se encontraron. ¿Qué pasó entonces? Ella se bajó inmediatamente del burro y fue hacia David, que estaba furioso. Se lanzó al suelo a sus pies y le suplicó que la escuchara. Seguro que la humildad de ella desarmó a este guerrero.
Abigaíl asumió toda la responsabilidad y reconoció que David tenía razones para enojarse con su esposo, que se había portado como un tonto. También reconoció que David tenía mucha fe en Dios. Además, le dijo que Jehová no quería que fuera culpable de derramar sangre ni que tuviera que arrepentirse de haber matado a gente inocente. También le dijo que Jehová le daría autoridad, que su casa sería duradera y que derrotaría a todos sus enemigos. Está claro que Abigaíl sabía que Jehová había escogido a David para que fuera el siguiente rey de Israel.
Las palabras sabias y amables de ella apagaron la furia de David. Él dijo: “¡Alabado sea Jehová, el Dios de Israel, que te ha enviado este día a mi encuentro!”. Además, la bendijo y la felicitó por su sensatez, y aceptó con humildad su buen consejo. De hecho, añadió: “He escuchado lo que has dicho y voy a hacer lo que me pides”.
Nabal no tenía ni idea de lo que había pasado. Esa noche hizo una fiesta y terminó “borracho a más no poder”. Abigaíl esperó a la mañana siguiente, cuando se le pasara la borrachera, para contárselo todo. ¿Se pondría violento Nabal como siempre? Quizá ella esperaba que tuviera un ataque de furia, pero no fue así. Más bien, “su corazón se quedó como el de un muerto, y él se quedó tieso como una piedra”. Y unos 10 días después “Jehová hizo que Nabal muriera”. De esta manera, Dios castigó a Nabal por haberse portado tan mal con David, su siervo escogido. Y así también bendijo a Abigaíl liberándola de aquel hombre tan malo.
Pero Jehová le daría todavía más bendiciones a Abigaíl. Cuando David se enteró de que Nabal había muerto, le propuso matrimonio y ella aceptó. Al final, David llegó a ser rey —primero de Judá y luego de todo Israel— y tuvo un hijo con Abigaíl. En una ocasión, unos enemigos del pueblo de Dios la secuestraron, pero David —ese esposo tan bueno y valiente que ahora tenía— no tardó en rescatarla.
Lea el relato bíblico
¿Qué diría?
¿De qué maneras demostró valor Abigaíl?
Investigue un poco más
1. ¿Por qué pudo haberse casado Abigaíl con Nabal? (ia 77 párr. 6).
2. Cuando David le pidió comida a Nabal era la época en que se esquilaban las ovejas. ¿Qué caracterizaba a esa época? (w97 1/7 14 párr. 4). A
Imagen A: La época en que se esquilaban las ovejas era una ocasión alegre.
Imagen A: La época en que se esquilaban las ovejas era una ocasión alegre.
3. ¿Por qué tendría que haber estado agradecido Nabal por la ayuda de los soldados de David? (ia 77, 78 párrs. 9, 10). B
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Imagen B: El terreno que rodeaba la ciudad de Carmelo era accidentado y árido.
4. ¿Qué quiso decir Abigaíl cuando dijo que Jehová tendría la vida de David “bien guardada en la bolsa de la vida”? (1 Sam. 25:29; it “Vida” párr. 45).
Piense en las lecciones
David siguió la sugerencia de Abigaíl. ¿Qué pueden aprender los esposos de lo que hizo David? C
Imagen C
¿Qué pueden aprender de Abigaíl las hermanas que están casadas con alguien que no sirve a Jehová?
¿De qué maneras puede usted copiar el ejemplo de valor de Abigaíl?
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¿Qué me enseña este relato sobre Jehová?
¿Cómo se relaciona este relato con el propósito de Jehová y el tema principal de la Biblia?
¿Qué me gustaría preguntarle a Abigaíl cuando resucite?
Para saber más
¿Qué puede hacer un siervo de Dios para fortalecer su matrimonio si está casado con alguien que no sirve a Jehová?
Abigaíl ayudó a David a controlar su carácter. Vea cómo podemos controlar nuestro carácter cuando alguien o algo nos provoca.
“La perspicacia: clave para conservar la calma” (w14 1/12 12, 13)