27 MEFIBÓSET
No se dejó amargar
MEFIBÓSET venía de una familia muy importante. Su abuelo era el rey Saúl, y su padre era Jonatán, un hombre valiente y fiel a Jehová. Tristemente, cuando tenía cinco años, su mundo se vino abajo de la noche a la mañana. A su abuelo lo hirieron en una batalla y luego se suicidó. A su papá lo asesinaron en la misma batalla. Cuando su nodriza se enteró de todo esto, tomó al niño en brazos y empezó a huir desesperada. Pero entonces Mefibóset se cayó, se hizo mucho daño en los pies y se quedó lisiado de por vida.
Al parecer, Mefibóset nunca se amargó a pesar de todas esas desgracias. Lo bueno fue que Makir, un israelita, se hizo cargo de él. Tiempo después, el rey David se acordó de que le había prometido a su querido amigo Jonatán que cuidaría de los miembros de su casa (1 Sam. 20:14-17). Así que mandó llamar a Mefibóset.
Ahora bien, Mefibóset tenía miedo. Su abuelo, Saúl, había perseguido a David. Así que a lo mejor pensó que el rey quería matarlo. Aun así, lo obedeció y fue a verlo. David le habló con bondad, le devolvió las tierras de su abuelo y le dijo: “Comerás siempre a mi mesa”. Mefibóset estaba muy agradecido. Sentía que no se merecía algo así, ¡y hasta se comparó a sí mismo con un perro muerto!
De niño, Mefibóset se quedó lisiado y perdió a sus padres, y de adulto lo traicionaron y fue víctima de injusticias
Sin embargo, las cosas se volvieron a poner feas tiempo después para Mefibóset. Absalón, el hijo de David, encabezó una rebelión. Así que su padre tuvo que huir de Jerusalén. Entonces Zibá, el siervo de Mefibóset, fue a ayudar a David, pero dejó a su amo en la ciudad. El pobre Mefibóset no podía ir con David. Pero encontró una manera de demostrar su apoyo al rey y su profundo dolor por la situación. Dejó de cuidarse la barba y el bigote, como hacían los hombres cuando estaban de duelo. Con el tiempo, la rebelión de Absalón fracasó y David pudo volver a Jerusalén en paz. Ahora bien, David no estaba nada contento con Mefibóset. ¿Por qué?
Resulta que Zibá había calumniado a su amo. Cuando fue a ayudar a David, le dijo que Mefibóset era un traidor y que se había quedado en Jerusalén porque quería hacerse rey. Imagínese cómo debió sentirse David... Lo acababan de traicionar su propio hijo y Ahitofel, su amigo de confianza y consejero. A estas alturas, ¡ya podía esperar cualquier cosa! Así que decidió que las tierras que Mefibóset había heredado de su abuelo, ahora serían de Zibá.
Mefibóset se enteró de que Zibá lo había calumniado. Y, aunque el rey estaba muy ofendido, él decidió ir a verlo para contarle la verdad. David quería saber por qué Mefibóset se había quedado en Jerusalén y no lo había acompañado. Entonces Mefibóset le recordó humildemente: “Estoy lisiado”; y le dijo que Zibá lo había engañado. Probablemente David se dio cuenta de que Mefibóset estaba de duelo porque se había descuidado el bigote y la barba. Esto mostraba que Mefibóset había estado sufriendo por él y no había tramado cosas malas. En cualquier caso, David estaba molesto por la situación y le dijo de forma brusca que ya no quería escucharlo. Entonces, cambió lo que había decidido, pero solo en parte. Dijo que Mefibóset y Zibá debían compartir las tierras de Saúl.
¡¿Pero cómo?! ¡Qué era eso de compartir su herencia con ese siervo traidor que lo había calumniado ante el rey! Mefibóset pudo haberse indignado. Cuando uno sufre injusticias, es fácil caer en la amargura y el resentimiento (Deut. 19:18, 19). Hace falta mucho valor para centrarse en lo más importante, como perdonar y mantener la paz, en vez de hacerse la víctima y enfocarse en los errores de los demás. ¿Qué haría Mefibóset?
La respuesta que le dio a David reflejó muy bien la clase de hombre que era. Le dijo: “Que se lo quede todo él [es decir, Zibá], ya que mi señor el rey ha llegado a su casa en paz”. Este hombre tan humilde y apacible se preocupaba de verdad por el rey que representaba el justo gobierno de Dios. Aunque lo calumniaron y le robaron sus tierras, no se dejó amargar ni permitió que eso afectara su relación con Dios. Y es cierto que nunca empuñó una espada en la guerra, ¡pero fue más valiente que muchos que sí lo hicieron!
Lea el relato bíblico
¿Qué diría?
¿De qué maneras demostró valor Mefibóset?
Investigue un poco más
1. Antes de ir con David, Mefibóset vivía “en casa de Makir”. ¿Qué otro detalle indica que Makir era leal y hospitalario? (2 Sam. 9:3, 4; it “Makir” núm. 2).
2. ¿Por qué Mefibóset se comparó a sí mismo con “un perro muerto”? (2 Sam. 9:8; it “Perro” párr. 5). A
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Imagen A: Para los israelitas, los perros eran animales impuros que se alimentaban de desperdicios.
3. ¿Por qué la idea de quedarse con el trono no encajaba para nada con Mefibóset? (w02 15/2 14 párr. 11, nota). B
Imagen B: Es posible que Jonatán le explicara a Mefibóset a quién había escogido Jehová para que fuera rey.
4. ¿Cómo bendijo Jehová a Mefibóset después de lo que pasó en este relato? (it “Mefibóset” núm. 2 párr. 3).
Piense en las lecciones
Muchos sufren de depresión o pasan por situaciones que otros hermanos quizá no comprendan por completo. ¿Qué ideas animadoras pueden aprender ellos de la historia de Mefibóset?
David le quitó a Mefibóset sus tierras después de escuchar solo una versión de los hechos. ¿Qué nos enseña esto sobre la importancia de no precipitarnos y de tener todos los datos? C
Imagen C
¿De qué maneras puede usted copiar el ejemplo de valor de Mefibóset?
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¿Qué me enseña este relato sobre Jehová?
¿Cómo se relaciona este relato con el propósito de Jehová y el tema principal de la Biblia?
¿Qué me gustaría preguntarle a Mefibóset cuando resucite?
Para saber más
Descubra cómo podemos imitar a Mefibóset si creemos que se nos está tratando injustamente.
Si un niño no se siente aceptado por los demás, ¿cómo pueden sus padres usar la historia de Mefibóset para ayudarlo?