ALFA Y OMEGA
La primera y la última letra del alfabeto griego. En el libro de Revelación se usan tres veces como un título. Sin embargo, el que aparezca esta frase como parte de la traducción de Revelación 1:11, como ocurre en la Versión Valera y otras traducciones, no tiene el apoyo de algunos de los manuscritos griegos más antiguos, como el Alejandrino, el Sinaítico y el Códice Ephraemi Rescriptus. Por esta razón, en muchas traducciones modernas se omite esa expresión.
Aunque muchos comentaristas aplican este título tanto a Dios como a Cristo, un examen más cuidadoso lo hace privativo del Dios Supremo. El primer versículo de Revelación muestra que originalmente la revelación fue dada por Dios y transmitida por medio de Jesucristo, por lo que unas veces el que habla (por medio de un representante angélico) es Dios mismo y otras es Cristo Jesús. (Rev. 22:8.) De este modo Revelación 1:8, BJ, dice: “Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios [BC; “Jehová Dios”, NM], ‘Aquel que es, que era y que va a venir’, el Todopoderoso”. Aunque el versículo anterior habla de Cristo Jesús, está claro que en el versículo 8 el título se aplica al Dios “Todopoderoso”. En relación a esto, Albert Barnes dice en Barnes’ Notes on the New Testament: “No se puede estar absolutamente seguro de que aquí el escritor quisiera referirse específicamente al Señor Jesús [...]. No es una incongruencia suponer también que aquí el escritor quisiera referirse a Dios como tal”.
Ese título aparece otra vez en Revelación 21:6, y en el versículo siguiente (Rev. 21:7) se identifica a la persona que habla por medio de decir: “Cualquiera que venza heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo”. Dado que Jesús se refirió a los que son herederos con él en su Reino como “hermanos”, no como “hijos”, el que habla tiene que ser el Padre Celestial de Jesús, Jehová Dios. (Mat. 25:40; compárese con Hebreos 2:10-12.)
La última vez que aparece ese título es en Revelación 22:13, donde se declara: “Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin”. En este capítulo de Revelación se registran las palabras de diversas personas, los versículos 8 y 9 muestran que el ángel le habló a Juan, el versículo 16 obviamente aplica a Jesús, la primera parte del versículo 17 se atribuye al “espíritu y la novia”, y evidentemente el que habla en la parte final del versículo 20 es Juan mismo. Por lo tanto, “el Alfa y la Omega” de los versículos 12-15 puede ser identificado apropiadamente como el mismo que lleva ese título las otras dos veces: Jehová Dios. La expresión: “¡Mira! Vengo pronto [...], para dar a cada uno según sea su obra”, del versículo 12, no obliga a aplicar los versículos 13-15 a Jesús, dado que, hablando de sí mismo, Dios también dice que “está saliendo” para ejecutar juicio. (Compárese con Isaías 26:21.) Malaquías 3:1-6 habla de una venida conjunta de Jehová y de su “mensajero del pacto” para juzgar.
Cuando se usa con referencia a Jehová, el título “el Alfa y la Omega” transmite el mismo pensamiento que “el primero y el último” y que “el principio y el fin”. Antes de Él no hubo ningún Dios Todopoderoso y no habrá ninguno después de Él. Él hará que la cuestión sobre la autoridad divina tenga un fin triunfante, y será vindicado para siempre como el único Dios Todopoderoso. (Compárese con Isaías 44:6.)