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Ayuda para entender la Biblia
ad págs. 72-73

AMÉN

(heb. ’a·mén; gr. a·mén).

Tanto en español como en griego esta palabra es una transliteración del término hebreo ’a·mén. El significado original es: “seguro”, “verdaderamente”, “así sea”, “verdad”. La raíz hebrea de la cual se deriva (’a·mán) significa literalmente: “edificar”, “apoyar” y, en sentido figurado, “ser firme”, “fiel”.

En las Escrituras Hebreas se utiliza “amén” como una expresión solemne para obligarse uno mismo legalmente a cumplir con un juramento o pacto y asumir sus consecuencias. (Núm. 5:22; Deu. 27:15-26; Neh. 5:13.) Asimismo, este término se utiliza como una forma solemne de aprobar lo que se dice en una oración (1 Cró. 16:36), una expresión de alabanza (Neh. 8:6) o un propósito declarado. (1 Rey. 1:36; Jer. 11:5.) Cada uno de los primeros cuatro libros o colecciones de los Salmos concluye con la palabra amén, lo cual quizás indique que la congregación de Israel acostumbraba a unirse en un “amén” al finalizar una canción o salmo. (Sal. 41:13; 72:19; 89:52; 106:48.)

La palabra hebrea ’a·mán se aplica a Jehová como el “Dios fiel” (Deu. 7:9; Isa. 49:7), describiendo sus recordatorios y promesas como ‘fidedignos’ y ‘fieles’. (Sal. 19:7; 89:28, 37.) En las Escrituras Griegas Cristianas el título “Amén” se aplica a Cristo Jesús en su papel de “testigo fiel y verdadero”. (Rev. 3:14.) Jesús usó esa expresión de manera singular en su predicación y enseñanza, utilizándola muy a menudo para introducir un hecho establecido, una promesa o una profecía, dando así énfasis mediante ella a la absoluta veracidad y confiabilidad de lo que él decía. (Mat. 5:18; 6:2, 5, 16; 18:3; 24:34 y otros.) En estos casos la palabra griega (a·mén) se traduce “en verdad”, “verdaderamente”, (Val, “de cierto”) o, cuando aparece dos veces seguidas como sucede en el libro de Juan, “muy verdaderamente”. (Juan 1:51.) El uso que hizo Jesús de “amén” en este sentido se dice que es único en la literatura sagrada, y estuvo en conformidad con la autoridad que le fue conferida divinamente. (Mat. 7:29.)

No obstante, como muestra Pablo en 2 Corintios 1:19, 20, el título “Amén” aplica a Jesús no solo por su veracidad y por ser un verdadero profeta y vocero de Dios, sino también por cumplirse en él todas las promesas de Dios, confirmarlas y hacer posible que se realicen debido a su fidelidad y obediencia hasta el punto de sufrir una muerte sacrificatoria. Él fue la Verdad viviente de aquellas revelaciones del propósito de Dios, de las cosas que Dios había jurado. (Compárese con Juan 1:14, 17; 14:6; 18:37.)

La expresión “amén” se usa muchas veces en las cartas, especialmente en las de Pablo, cuando el escritor expresa alguna forma de alabanza a Dios (Rom. 1:25; 16:27; Efe. 3:21; 1 Ped. 4:11), o cuando formula el deseo de que el favor de Dios se manifieste de alguna manera para con los destinatarios de la carta. (Rom. 15:33; Heb. 13:20, 21.) También se usa en los casos en que el escritor concuerda de todo corazón con lo que se dice. (Rev. 1:7; 22:20.)

La oración que se registra en 1 Crónicas 16:36, las de los Salmos (41:13; 72:19; 89:52; 106:48) y el uso que se le da en las cartas canónicas, indican que es apropiado utilizar el término “amén” al concluir una oración. Es verdad que no en todas las oraciones registradas en la Biblia se explicita la palabra “amén”, como por ejemplo la oración final de David a favor de Salomón (1 Cró. 29:19) o la oración de dedicación que hizo Salomón en la inauguración del templo (1 Rey. 8:53-61), lo cual no significa que no concluyeran con esta expresión. (Véase 1 Crónicas 29:20.) De manera similar, no hay registro de que Jesús la pronunciase en sus oraciones (Mat. 26:39, 42; Juan 17:1-26), como tampoco los discípulos en la oración de Hechos 4:24-30. No obstante, toda la evidencia que se acaba de presentar indica claramente que es correcto usar la expresión “amén” como conclusión de una oración y, en particular, la declaración de Pablo en 1 Corintios 14:16 demuestra que los cristianos, en sus reuniones, decían “amén” al concluir una oración. Por otra parte, el ejemplo de las criaturas celestiales registrado en Revelación 5:13, 14; 7:10-12 y 19:1-4 también muestra que es apropiado usar el término “amén” para significar que se está de acuerdo con una oración o una declaración solemne y expresar la confianza, la firme aprobación y la ferviente esperanza del corazón.

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