BARBA
Pelo que crece en el mentón y los carrillos. En hebreo “barba” es za·qán, mientras que el término sa·fám, relativo al labio, es vertido por los traductores de diversas maneras: “barba”, “bigote” o “labio superior”.
En la antigüedad muchos pueblos del Oriente, entre los que se contaban los israelitas, consideraban la barba como una evidencia de dignidad varonil. La ley de Dios dada a Israel prohibía el cortarse “los mechones de sus lados”, es decir, el pelo que se encuentra entre la oreja y el ojo, así como la extremidad de la barba. (Lev. 19:27; 21:5.) Esta prohibición seguramente se debía a que entre algunos pueblos paganos esta práctica tenía connotaciones religiosas.
En momentos de gran desconsuelo, vergüenza o humillación, un hombre podía arrancarse pelos de la barba o dejarse esta o el bigote desatendidos. (Esd. 9:3.) Debió ser la barba desatendida de Mefibóset, hijo de Jonatán, lo que le indicó a David que este tal vez decía la verdad cuando mencionó que Zibá, su siervo, le había calumniado, y que contrario a lo que Zibá le había dicho, Mefibóset en realidad estaba de duelo cuando David huyó de Absalón. (2 Sam. 16:3; 19:24-30.) Se consideraba que quitar la barba era una manera figurativa de expresar gran duelo con motivo de alguna calamidad. (Isa. 7:20; 15:2; Jer. 48:37; Eze. 5:1.)
Incluso antes del pacto de la Ley, los hombres acostumbraban a llevar barba. Aunque los hebreos no hicieron monumentos con figuras de sí mismos, se han encontrado en Egipto, Mesopotamia y otros países del Cercano Oriente muchos monumentos e inscripciones en los que se representa a los asirios, babilonios y cananeos con barba. Algunas representaciones que se remontan al tercer milenio antes de la era común muestran barbas de diversos estilos. Entre los pueblos antes mencionados, los eunucos eran los que principalmente aparecían representados sin barba. Sin embargo, en Israel no se daba la práctica de hacerse eunuco, ya que la Ley excluía al eunuco de la congregación de Israel. (Deu. 23:1.)
Debido a que a la mayoría de los semitas se les representa con barba, aun antes del tiempo de la Ley, parece lógico pensar que los hombres fieles del linaje de Sem, quienes continuaron hablando el lenguaje de Edén y sin duda siguieron más de cerca las costumbres originales del tiempo de su antepasado Set, llevaran barba. Por consiguiente, hay buena razón para creer que Noé, Enoc, Set y su padre Adán también llevaron barba.
Heródoto (II, 36) dice que los egipcios se afeitaban tanto la cara como la cabeza. Para ellos una barba indicaba desconsuelo o una condición menospreciada. Se dice que cuando un artista egipcio quería transmitir la idea de un hombre de baja condición o una persona desaseada, lo representaba con barba. Este detalle ayuda a comprender por qué José se afeitó antes de comparecer ante la presencia del faraón. (Gén. 41:14; compárese con Jeremías 9:26; 25:23.) No obstante, los egipcios usaban barbas postizas y pelucas. La barba del hombre común era corta; la del monarca, larga y de forma cúbica; y a sus dioses se les representaba con la punta de la barba rizada hacia arriba. En dos representaciones egipcias de los filisteos se puede ver a estos hombres también sin barba.
¿Llevaba Jesús barba cuando estuvo en la Tierra? Ciertamente esta era una costumbre que los judíos guardaban estrictamente. Jesús, nacido judío, “llegó a estar bajo ley” y cumplió la Ley. (Gál. 4:4; Mat. 5:17.) Como todos los demás judíos, Jesús estaba dedicado a Jehová Dios desde su nacimiento debido al pacto de la Ley, y se encontraba bajo la obligación de guardarla en su totalidad, incluyendo la prohibición de afeitarse la extremidad de la barba. La costumbre romana en aquel tiempo era no llevar barba. Por lo tanto, si Jesús no hubiese llevado barba le habrían acusado de eunuco o de romano. Es significativa la siguiente profecía concerniente al sufrimiento de Jesús: “Mi espalda di a los golpeadores, y mis mejillas a los que mesaban [el pelo]”. (Isa. 50:6.)
[Ilustración de la página 187]
Barbas de asirios, egipcios, sirios y babilonios