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  • BESTIAS COMO SÍMBOLOS DE GOBIERNOS
  • LAS BESTIAS SALVAJES DE DANIEL Y REVELACIÓN
  • La visión de Daniel de las bestias que salen del mar
  • El carnero y el macho cabrío
  • La bestia salvaje de siete cabezas que sale del mar
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BESTIAS SIMBÓLICAS

Desde tiempo inmemorial el hombre ha observado las características y las costumbres de los animales, y las ha aplicado en un sentido figurativo o simbólico a personas, pueblos, gobiernos y organizaciones. La Biblia también hace buen uso de este medio tan eficaz de ilustración. En las tablas adjuntas se alistan algunos ejemplos en donde se usan de manera figurada las cualidades propias de un animal o las que se infieren de sus características.

BESTIAS COMO SÍMBOLOS DE GOBIERNOS

En el registro bíblico se mencionan algunas destacadas potencias mundiales de la historia y todas ellas, al igual que otras naciones, han usado animales como símbolos de sus gobiernos. En Egipto, la serpiente ocupó un lugar relevante. Por ejemplo, la Ureus, el áspid sagrado, aparecía en el tocado de los faraones. Sin embargo, Egipto, como Asiria, también estaba representado por el toro. Medo-Persia empleó el águila (los escudos de los medos llevaban el águila dorada; los persas llevaban un águila fijada a la punta de la lanza). Atenas era representada por un búho; Roma, por un águila; Gran Bretaña, por un león; y los Estados Unidos, por un águila. Además de estas potencias, se ha simbolizado a China, desde los tiempos más remotos, por el dragón. También resulta familiar el “oso” ruso y el “águila bicéfala” alemana.

LAS BESTIAS SALVAJES DE DANIEL Y REVELACIÓN

Es evidente que las bestias que se describen en estos libros representan reinos o gobiernos políticos en el ejercicio de su poder y autoridad. (Dan. 7:6, 12, 23; 8:20-22; Rev. 16:10; 17:3, 9-12.) Una consideración de los pasajes bíblicos revela que mientras que estas ‘bestias salvajes’ políticas difieren en su apariencia simbólica, sin embargo, tienen ciertas características en común. Todas se oponen a la gobernación de Dios sobre la humanidad por medio del reino mesiánico. También se las representa en oposición a los “santos” de Dios, es decir, su pueblo en pacto con Él: primero la nación judía y después la congregación cristiana. Los reinos mencionados específicamente por nombre (Medo-Persia y Grecia) fueron potencias mundiales importantes. Los otros reinos, debido al tamaño que se les atribuye o a los hechos que se les imputan, tampoco debieron ser reinos de menor importancia. (Debe notarse que los reinos subordinados se simbolizan en algunos casos por cuernos.) A todas las bestias se las representa muy agresivas, buscando la posición dominante sobre las naciones o pueblos que se hallaban a su alcance. (Compárese con Daniel 7:17, 18, 21; 8:9-11, 23, 24; Revelación 13:4-7, 15; 17:12-14.)

Muchos comentaristas intentan limitar el cumplimiento de las visiones de las bestias del libro de Daniel de tal manera que no se extienda más allá del tiempo en que Jesucristo estuvo en la Tierra, cuando el imperio romano era la potencia mundial dominante. No obstante, las mismas profecías indican claramente que se extienden más allá de aquel tiempo. Por ejemplo, de las últimas bestias se dice que siguen en existencia hasta la ‘llegada del tiempo definido para que los santos de Dios tomen posesión del Reino’ en el “señalado tiempo del fin”. Es entonces cuando el Mesías destruye para siempre esta oposición bestial. (Dan. 7:21-27; 8:19-25; compárese también con Revelación 17:13, 14; 19:19, 20.) Ha de señalarse que Cristo Jesús predijo de manera explícita que la oposición al reino mesiánico continuaría hasta el tiempo del fin, de modo que los discípulos que entonces predicaran aquel Reino serían “objeto de odio de parte de todas las naciones”. (Mat. 24:3, 9-14.) Obviamente, esto no da lugar a que alguna nación quede excluida, y menos las potencias mundiales, de una posible identificación con la apariencia o expresión final que adopten estas bestias salvajes simbólicas.

La visión de Daniel de las bestias que salen del mar

Después de haber concluido las dominaciones de Egipto y Asiria, y cuando estaba próximo a su fin el imperio babilonio, Jehová Dios le dio a Daniel una visión de “cuatro enormes bestias” que salían del vasto mar. (Dan. 7:1-3.) Cabe indicar aquí que en Revelación 17:15 se habla de “aguas” para simbolizar “pueblos y muchedumbres y naciones y lenguas”, es decir, el conjunto de la humanidad que cubre la tierra habitada como las aguas cubren las cuencas del mar. Isaías 57:20 recoge un símil parecido al describir personas alejadas de Dios, diciendo: “Pero los inicuos son como el mar que está siendo agitado, cuando no puede calmarse, cuyas aguas siguen arrojando alga marina y fango”.

Normalmente los comentaristas de la Biblia enlazan esta visión con la de la imagen colosal del capítulo 2 de Daniel. Una comparación de los capítulos 2 y 7 demuestra que hay claras similitudes. La impresionante imagen tenía cuatro partes o secciones principales comparables a las cuatro bestias. Los metales de la imagen empezaban con el más precioso, el oro, y sucesivamente iban apareciendo los más inferiores; en tanto que la visión de las bestias empezó con el majestuoso león. En ambas visiones, la cuarta parte o “reino” recibe una consideración especial. Esta parte presenta unos símbolos de mayor complejidad, introduce nuevos elementos y continúa existiendo hasta el tiempo en que se ejecuta sobre ella juicio divino por su oposición a la gobernación de Dios.

En síntesis, las cuatro bestias eran: un león que en un principio tenía alas de águila, pero que luego las perdió y adquirió cualidades humanas; un oso (criatura menos majestuosa y ágil que el león) que devoraba mucha carne; un leopardo con cuatro alas (que aumentaban su gran velocidad) y cuatro cabezas; y una cuarta bestia salvaje que no corresponde a ningún animal real, extraordinariamente fuerte, con grandes dientes de hierro, diez cuernos y otro cuerno con ojos que crecía y una “boca que estaba hablando cosas grandiosas”. En su mayor parte este capítulo habla de la cuarta bestia y su insólito cuerno. Aunque cada bestia era “diferente de todas las otras”, esto era especialmente notable en el caso de la cuarta. (Dan. 7:3-8, 11, 12, 15-26.)

Los eruditos ofrecen diversas explicaciones en cuanto al significado de estos símbolos. No obstante, para su comprensión es útil repasar lo que dice la historia y la Biblia, desde el tiempo de Daniel en adelante, acerca de las potencias principales que tuvieron relación directa con el pueblo de Dios.

Babilonia era la potencia dominante en el Oriente Medio cuando se dio a Daniel la visión. Después de haber sometido a Asiria, el imperio babilonio rápidamente extendió su dominio sobre Siria y Palestina, derrocando al reino de Judá y a su linaje de gobernantes davídicos, los cuales se sentaban en el glorioso trono de Jehová en Jerusalén. (1 Cró. 29:23.) Cabe mencionar que, al advertir a Judá de su inminente caída ante Babilonia, el profeta Jeremías asemejó al futuro conquistador con ‘un león que sube de su matorral’. (Jer. 4:5-7; compárese con 50:17.) Después de la caída de Jerusalén, Jeremías dijo que las fuerzas de Babilonia habían sido “más veloces que las águilas” al perseguir a los judíos. (Lam. 4:19.) La historia muestra que la expansión de Babilonia, que en un tiempo llegó hasta Egipto, se detuvo muy pronto, y en las últimas épocas del imperio los monarcas no mostraron la agresividad de sus predecesores.

Babilonia cayó ante el reino medopersa, el cual tenía su centro en las colinas situadas al este de las llanuras de Mesopotamia. El imperio medopersa —muy diferente del imperio babilonio semita— era la primera potencia jafética (o aria) en alcanzar la posición dominante en el Oriente Medio. A pesar de que a los judíos se les permitió volver a Judá, continuaron como un pueblo sometido bajo el yugo medopersa. (Neh. 9:36, 37.) Este imperio mostró un deseo de conquista aún mayor que Babilonia, ya que extendió su dominio desde “la India hasta Etiopía”. (Est. 1:1.)

La dominación medopersa llegó a su fin con la conquista relámpago de las fuerzas griegas comandadas por Alejandro Magno. Este edificó en unos años un imperio que se extendía por Europa, Asia y África. Grecia fue la primera potencia europea que consiguió tal posición. Después de la muerte de Alejandro, sus generales lucharon por el poder y finalmente cuatro de ellos se alzaron con la gobernación de las diferentes partes del imperio. Los seléucidas y los tolemaicos, que eran reinos rivales, guerrearon por ejercer control sobre Palestina.

Finalmente, Roma se hizo con el dominio de todo el imperio griego. El imperio romano sobrepasó a todos los que le precedieron, no solo en cuanto a extensión de dominio (toda la zona mediterránea y, con el tiempo, las Islas Británicas), sino también en cuanto a la eficiencia de su fuerza militar y la firmeza al aplicar la ley romana en las provincias de su vasto imperio. Roma también fue el poder político responsable de la ejecución del Mesías, Cristo Jesús, y de la persecución de la primitiva congregación cristiana. El imperio se extendió por unos mil años bajo diferentes formas, pero finalmente se disolvió en diversas naciones; de ellas, Gran Bretaña finalmente alcanzó la posición dominante.

En A Short History of the World (Una historia breve del mundo), el historiador H. G. Wells hace las siguientes observaciones interesantes en cuanto a la singularidad del imperio romano: “Ahora esta nueva potencia romana que surgió para dominar el mundo occidental en el segundo y el primer siglo antes de Jesucristo fue diferente en varios aspectos a cualquiera de los grandes imperios que antes habían prevalecido en el mundo civilizado. No fue al principio una monarquía, ni la creación de un gran conquistador. [...] Fue el primer imperio republicano que no se extinguió y que progresó a nuevos desarrollos. [...] Su población fue menos camítica y semítica que la de cualquier imperio anterior. [...] Supuso hasta aquel entonces un nuevo modelo en la historia, fue una república aria a gran escala [...]. Siempre estuvo cambiando. Nunca logró una forma fija de gobierno. En un sentido, el experimento [administrativo] fracasó y nunca llegó a completarse, y tanto Europa como América hoy día todavía están tratando de resolver los enigmas de la política mundial con que se enfrentó primeramente el pueblo romano”. (“The Growth of the Roman Empire” [El crecimiento del imperio romano], cap. 33, págs. 149-151.)

El carnero y el macho cabrío

En la visión que Daniel recibió dos años más tarde (Dan. 8:1), las potencias que aparecen representadas por dos bestias simbólicas son identificadas por nombre. El reino medopersa es simbolizado por un carnero con dos cuernos, siendo el más alto el que subió después. La historia muestra que en un principio los medos eran más fuertes y que los persas ascendieron más tarde, aunque ambos pueblos permanecieron unidos como una potencia binaria. Un macho cabrío que se desplazaba muy deprisa por la tierra simbolizaba la potencia mundial griega. (Dan. 8:3-8, 20, 21.) La visión profética muestra que el “gran cuerno” que estaba entre los ojos del macho cabrío representaba al primer rey. Este cuerno fue quebrado “en cuanto se hizo poderoso”, y de él resultaron cuatro reinos menos poderosos. (Dan. 8:5, 8, 21, 22.) Ya se ha comentado de qué manera tan rápida y asombrosa Alejandro conquistó el imperio medopersa, así como la división de su reino entre cuatro de sus generales.

Es digno de mención que la misma nación puede ser representada por distintos animales simbólicos en diferentes profecías. Por ejemplo, Babilonia (al igual que Asiria) es representada por leones en Jeremías 50:17, mientras que en Ezequiel 17:3-17 tanto Babilonia como Egipto son representadas por grandes águilas. En otro pasaje, Ezequiel asemeja al faraón de Egipto a un “gran monstruo marino” que yace en los canales del Nilo. (Eze. 29:3.) Por consiguiente, el hecho de que Medo-Persia y Grecia estuviesen representadas por ciertos simbolismos en el capítulo 8 de Daniel no descarta la posibilidad de que a ambas se las representase con otros simbolismos en una visión anterior (cap. 7) o en profecías posteriores.

La bestia salvaje de siete cabezas que sale del mar

En la visión que tuvo el apóstol Juan, registrada en el capítulo 13 de Revelación, una bestia salvaje con siete cabezas y diez cuernos sale del mar. Esta bestia es semejante a un leopardo, pero sus pies son como los de un oso y su boca como la de un león. De modo que en ella confluyen algunos de los símbolos que aparecen en la visión de las cuatro bestias de Daniel. El dragón, identificado en Revelación 12:9 como Satanás el Diablo, le da su autoridad y poder. (Rev. 13:1, 2.) Por otra parte, las siete cabezas de esta bestia (que tiene además diez cuernos) la distinguen de las bestias que aparecen en la visión de Daniel. Siete y diez son considerados normalmente como símbolos bíblicos de lo completo, y es así en el caso de esta bestia, pues ejerce su autoridad, no sobre una nación o un grupo de naciones, sino “sobre toda tribu y pueblo y lengua y nación”. (Rev. 13:7, 8; compárese con 16:13, 14.) Comentando sobre estos aspectos, The Interpreter’s Dictionary of the Bible hace la siguiente observación: “La primera de estas bestias [de Revelación capítulo 13] combina en ella misma las características conjuntas de las cuatro bestias de la visión de Daniel. [...] Por consiguiente, esta primera bestia representa las fuerzas combinadas de todo el regir político en el mundo que se opone a Dios”. (Vol. 1, pág. 369.)

La bestia de dos cuernos que sube de la tierra

Posteriormente, Juan vio una bestia con dos cuernos como los de un cordero inofensivo, pero que hablaba como dragón, y ejercía “toda la autoridad de la primera bestia salvaje” descrita anteriormente. Ella ordena que se haga una imagen de la bestia de siete cabezas que gobierna al mundo y obliga a todas las personas a que acepten su “marca”. (Rev. 13:11-17.)

Debe recordarse que el carnero de dos cuernos descrito en el capítulo 7 de Daniel representaba una potencia binaria: Medo-Persia. Por supuesto, para los días del apóstol Juan hacía mucho tiempo que aquella potencia había desaparecido, y su visión era de cosas que todavía estaban por venir. (Rev. 1:1.) Desde el día del apóstol Juan, han existido otras potencias binarias, pero de todas, la asociación histórica de Gran Bretaña y los Estados Unidos destaca por su importancia y duración.

La otra característica digna de mención de la bestia de dos cuernos —su habla como dragón— recuerda la “boca que estaba hablando cosas grandiosas” del excepcional cuerno perteneciente a la cuarta bestia del capítulo 7 de Daniel (vss. 8, 20-26), en tanto que su ‘extraviar’ a los habitantes de la tierra se puede comparar al engaño practicado por el ‘rey de fiero semblante’ descrito en Daniel 8:23-25. (Rev. 13:11, 14.)

La bestia salvaje de color escarlata

En el capítulo 17 de Revelación, el apóstol registra su visión de una bestia de color escarlata con siete cabezas y diez cuernos sobre la cual va montada una mujer simbólica: “Babilonia la Grande”. Esta bestia se asemeja o se configura a la imagen de la primera bestia del capítulo 13 de Revelación, pero es distinta debido a su color escarlata y porque ella no tiene coronas sobre sus diez cuernos. Con respecto a esta bestia, se le dice a Juan que cinco de los siete reyes representados por las siete cabezas ya habían caído, mientras que en aquel tiempo existía uno y el séptimo aún estaba por venir. La bestia de color escarlata es un octavo rey ella misma, pero procede de los siete anteriores o es un producto de ellos. Los “diez reyes” representados por los diez cuernos existen y ejercen la autoridad por un corto período de tiempo junto con la bestia escarlata. Al combatir contra el Cordero, Jesucristo, y contra aquellos que están con él, los diez reyes son vencidos. (Rev. 17:3-5, 9-14.)

Al igual que en el libro de Daniel, las “cabezas” o “reyes” parecen representar a potencias mundiales. Es de notar que la Biblia da el nombre de cinco potencias mundiales en las Escrituras Hebreas: Egipto, Asiria, Babilonia, Medo-Persia y Grecia; mientras que en las Escrituras Griegas se hace mención de una sexta, Roma, que regía en el día de Juan. No se registra el nombre del séptimo ‘rey’, pues aún no existía cuando Juan escribió la Revelación. El octavo rey —la simbólica bestia escarlata— de algún modo reúne en sí mismo a estas siete cabezas, al tiempo que procede o se deriva de ellas.

[Tabla de la página 209]

SÍMBOLOS DE ASPECTOS DESEABLES

ANIMAL

CARACTERÍSTICAS O CUALIDADES

LO QUE REPRESENTAN

Águila

Vista de largo alcance

Sabiduría, atributo de una “criatura viviente” próxima al trono de Jehová (Rev. 4:7)

Discernimiento, previsión espiritual de los siervos de Dios (Mat. 24:28; Luc. 17:37)

Alas de águila

Vuelo poderoso

Vigor refrescante, aguante (Sal. 103:5; Isa. 40:31)

Cuidado, protección

El cuidado de Jehová por Israel (Éxo. 19:4) y por su “mujer” (Rev. 12:14)

Asno

Capacidad para hacer trabajo duro

La tribu de Isacar se presta para trabajar (Gén. 49:14, 15)

Caballo (blanco)

Montura de Guerra

Guerra justa (Rev. 19:11, 16)

Cierva

Rapidez

La tribu de Neftalí es rápida en la batalla; grácil (Gén 49:21)

Paso Seguro

Estabilidad y dirección que Jehová da a los pasos de uno (2 Sam. 22:34; Sal. 18:33)

Amabilidad

La propia esposa (Prov. 5:19)

Cordero

Animal para sacrificio

Jesucristo, el “Cordero de Dios” (Juan 1:29; Rev. 5:6; 14:1; 22:3)

Culebra cornuda (serpiente)

Peligrosidad

Tribu de Dan, retaguardia competente de Israel (Gén. 49:17)

Gacela (y animales similares)

Hermosura, amabilidad

El amado pastor de la sulamita (Cant. de Cant. 2:9)

Velocidad

Velocidad de los guerreros gaditas (1 Cró. 12:8)

Gallina

Protege sus polluelos

El cuidado tierno de Jesús (Mat. 23:37; Luc. 13:34)

León

Majestad, valor, poder para destruir a los enemigos

Justicia, atributo de una “criatura viviente” próxima al trono de Jehová (Rev. 4:7)

Jesús como majestad real, rey, ejecutor de justicia (Gén. 49:9; Rev. 5:5)

Jehová (Isa. 31:4; Ose. 11:10)

El pueblo de Jehová (Miq. 5:8)

Lobo

Luchador

Tribu de Benjamín, luchadora contra los enemigos de Dios (Gén. 49:27)

Oveja

Mansedumbre, docilidad, instinto gregario

El rebaño de personas de Jehová (Sal. 79:13; Juan 10:7; Heb. 13:20)

Personas que hacen el bien a los hermanos espirituales de Cristo y que participan en las bendiciones del Reino (Mat. 25:32-34)

Paloma (tórtola)

Amabilidad, hermosura, inocencia

La sulamita (Cant. de Cant. 1:15; 5:2)

Siervos inocentes de Dios, los que no transgreden la ley (Mat. 10:16)

Instinto de regresar al palomar

Se recoge al pueblo de Jehová (Isa. 60:8)

Pez

Algunos peces limpios según la Ley (Lev. 11:9-12)

Personas excelentes, justas, dignas del Reino (Mat. 13:47-50)

Serpiente

Cautela (Gén. 3:1)

Cautela de los siervos de Dios (Mat. 10:16)

Toro

Fuerza, poder (Job 39:9-11)

Atributo de una “criatura viviente” próxima al trono de Jehová (Rev. 4:7)

Toro joven (becerro)

Animal para sacrificio

Fruto de labios, sacrificio de alabanza (Ose. 14:2; Heb. 13:15)

[Tabla de las páginas 210 y 211]

SÍMBOLOS DE ASPECTOS MALOS E INDESEABLES

ANIMAL

CARACTERÍSTICAS O CUALIDADES

LO QUE REPRESENTAN

Águila

Rapaz, depredadora

Reyes de Babilonia y de Egipto (Eze. 17:3, 7, 12, 15)

Animales en general

Falta de raciocinio

Hombres inicuos (2 Ped. 2:12; Jud. 10)

Asno

Fuerte impulso sexual

El infiel Judá al volverse a Asiria y a Egipto (Eze. 23:20)

Caballo

Utilidad en la batalla (Job 39:19-25)

Guerra, equipo de guerra (Sal. 33:17; 147:10; Isa. 31:1; Jer. 4:13)

Fuerte impulso sexual

Los israelitas del día de Jeremías enloquecidos por su deseo sexual (Jer. 5:8)

Cabra

Terquedad, espíritu independiente, tendencia a topar

Personas que no ayudan a los hermanos espirituales de Cristo, “maldecidos” que van a la destrucción (Mat. 25:32, 41, 46)

Camello (hembra)

Búsqueda “a la ventura” para satisfacer su deseo

El infiel Israel andando tras las naciones paganas y sus dioses (Jer. 2:23)

Cebra (hembra)

Deseo ardiente de satisfacción sexual de cualquier fuente

Israel buscando infielmente a las naciones paganas y a sus dioses (Jer. 2:24)

Cerda

Inmundicia

Apóstatas (2 Ped. 2:22)

Cocodrilo (“monstruo marino”, Isa. 27:1)

Altivez, dureza de corazón, inspira terror (Job 41:9, 15, 24, 25)

El faraón, rey de Egipto (Eze. 29:3-5)

Dragón

Devora, aplasta, engulle

Satanás el Diablo (Rev. 12:9)

El rey de Babilonia (Jer. 51:34, nota al pie de la página).

Gusano

Pequeño, débil, insignificante

Israel (Jacob), nación de Dios, débil en sí misma, fuerte por el poder de Jehová (Isa. 41:13-15)

León

Fiereza, rapacidad, depredador

Enemigos inicuos de David (Sal. 22:13)

El Diablo (1 Ped. 5:8)

Leopardo

Velocidad

Rapidez de la conquista caldea (Hab. 1:8)

Lobo

Ferocidad, rapacidad, perversidad, astucia

Falsos profetas (Mat. 7:15)

Falsos cristianos inicuos; falsos maestros (Hech. 20:29)

Hombres inicuos del mundo (Mat. 10:16)

Oso

Ferocidad

Gobernantes inicuos (Pro. 28:15)

Paloma

Distraída con facilidad, inestable, simple

Reino de diez tribus de Israel (Ose. 7:11)

Perro

Ferocidad, inmundicia, actuación en jaurías, insatisfecho en cuanto a deseo sexual

Enemigos inicuos de David (Sal. 22:16; 59:6, 14)

Hombres inicuos (Fili. 3:2; Rev. 22:15)

Pervertidos sexuales (Deu. 23:18)

Individuos despreciables (2 Sam. 16:9)

Pastores inicuos de Israel (Isa. 56:10, 11)

Punto de vista antiguo de los judíos en cuanto a los gentiles incircuncisos (Mat. 15:26, 27)

Apóstatas (2 Ped. 2:22)

Pez

Algunos peces inmundos según la Ley (Lev. 11:9-12)

Personas inicuas, indignas del Reino (Mat. 13:47-50)

Serpiente

Astucia, engaño (2 Cor. 11:3)

Satanás el Diablo (Rev. 12:9)

Toro

Ferocidad

Enemigos inicuos de David (Sal. 22:12)

Zorra

Astucia, malicia

El pérfido rey Herodes Antipas (Luc. 13:32)

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