BITINIA
Provincia romana situada en la parte septentrional de Asia Menor. Se encontraba en la zona noroccidental de la actual Turquía y se extendía desde Estambul hacia el este a lo largo de la costa meridional del mar Negro. Durante su segundo viaje misional, Pablo, después de que Timoteo se uniese a él y a Silas en Listra, intentó viajar a Bitinia, pero “el espíritu de Jesús no se lo permitió”. (Hech. 16:7.) Aunque no se menciona esta región como escenario de la predicación de los apóstoles, es evidente que había cristianos allí cuando Pedro escribió su primera carta canónica alrededor de 62-64 E.C. (1 Ped. 1:1.) Plinio el Joven, al escribir desde Bitinia como comisionado especial al emperador romano, alude a la presencia de numerosos cristianos en la provincia, y añade que al principio del segundo siglo el cristianismo “no estaba solamente concentrado en las ciudades, sino que esa infección se había extendido también entre los pueblos circundantes y las zonas rurales”.
En tiempos precristianos Bitinia estuvo gobernada por una línea de reyes independientes, siendo el último de estos reyes, Nicomedes IV, quien legó esta región a la República de Roma en el año 74 a. E.C. En los días de los apóstoles, Bitinia limitaba con Propóntide y Misia al oeste, con Asia y Galacia al sur, y con Ponto al este, aunque este último territorio había sido añadido por los romanos a Bitinia para que formase una sola provincia (65-63 a E.C.). Esta región, montañosa y fértil, es muy propicia para el cultivo de las viñas. La cordillera meridional del Olimpo “misio” está poblada de robles, hayas, castaños y nogales.