CABUL
(quizás: “Tierra Engrillada”).
Este término hace referencia a un distrito de veinte ciudades que Salomón le dio al rey Hiram de Tiro, probablemente como regalo de agradecimiento por la ayuda que Hiram le prestó en su programa de construcción. Sin embargo, cuando Hiram inspeccionó las ciudades, halló que “no fueron precisamente apropiadas a sus ojos”, y le dijo a Salomón: “¿Qué clase de ciudades son estas que me has dado, hermano mío?”. A partir de entonces se llamaron la “Tierra de Cabul”. (1 Rey. 9:10-13.)
Según Josefo (Antigüedades Judías, Libro VIII, cap. V, sec. 3), las ciudades “estaban situadas cerca de Tiro”. Isaías llama a Galilea (9:1) “Galilea de las naciones”, y algunos doctos creen que esas veinte ciudades probablemente estaban habitadas por paganos. No parece razonable que Salomón las hubiese cedido a un rey extranjero si hubieran estado habitadas por israelitas, y puede que hasta estuvieran fuera de la zona habitada por Israel en aquel tiempo, aunque dentro de los límites del territorio que Dios había prometido originalmente a Israel y que David, el padre de Salomón, había conquistado. (Éxo. 23:31; 2 Sam. 8:1-15.) Debido a lo que dice la ley de Dios en Levítico 25:23, 24 se ha puesto en duda lo apropiado de esa acción de Salomón. Sin embargo, puede que dicha ley solo aplique a la región que en ese tiempo ocupaba el pueblo que estaba en relación de pacto con Dios, en cuyo caso el regalo de Salomón no habría sido impropio. De no ser así, entonces se trató de otro caso en el que Salomón no se adhirió completamente al consejo divino, como cuando acumuló muchos caballos y también tomó muchas esposas de las naciones extranjeras. (Compárese Deuteronomio 17:16, 17 con 1 Reyes 4:26; 11:1-8.)
El relato no nos dice el motivo por el que Hiram no estaba satisfecho con aquellas ciudades; hay quien ha supuesto que se debió a que los habitantes paganos las mantenían en muy malas condiciones, mientras que otros opinan que el motivo radicaba en que su ubicación geográfica era mala. Sea cual fuere el motivo, lo que sí es seguro es que el nombre “Tierra de Cabul” obedece a la reacción negativa que causó la inspección de estas ciudades. El significado de Cabul en este texto ha sido objeto de bastante discusión. Josefo (en la obra citada anteriormente) dice que, “interpretado en lengua fenicia, significa lo que no agrada”, pero los eruditos modernos no hallan ninguna otra evidencia que apoye esta interpretación. Los lexicógrafos normalmente proponen que se trata de un juego de palabras, y que Cabul se usa en el mismo sentido que una palabra hebrea similar, kevál, que significa aproximadamente “no valer para nada”.
En el relato paralelo de los sucesos que acontecieron después de terminarse el proyecto de construcción de Salomón, 2 Crónicas 8:2 menciona unas ciudades “que Hiram había dado a Salomón”, y que Salomón reedificó para los israelitas. No se declara si estas ciudades fueron las mismas que anteriormente Salomón había ofrecido a Hiram como regalo. De ser así, entonces este texto mostraría que Hiram rechazó aquel regalo. Hay quien también opina que hubo un intercambio de regalos de ciudades, aunque en el relato de 1 Reyes 9 no se menciona esta posibilidad.