ORUGA
Larva de las mariposas o de las polillas. La voz “oruga” traduce la palabra hebrea ga·zám, que, según se cree, se deriva de una raíz que significa “cortar” o de otra que denota la idea de “podar”. Las orugas, como las langostas, cuando se encuentran en grandes cantidades, literalmente cortan o podan las hojas de la vegetación pedazo a pedazo, hoja tras hoja, hasta dejar a la planta prácticamente desnuda. (Joel 1:4; 2:25; Amós 4:9.) Aunque el punto de vista tradicional es que el término hebreo ga·zám significa “langosta”, los traductores de la Versión de los Setenta usaron la palabra griega kám·pe, que significa “oruga”. Asimismo, el léxico hebreo y arameo de Koehler y Baumgartner se inclina por la traducción “oruga”.
Por lo general, los colores de las orugas se confunden con los alrededores inmediatos, aunque algunas están brillantemente coloreadas y adornadas con diseños llamativos. La cabeza de la oruga tiene antenas cortas, de dos a seis ojos simples en cada lado y fuertes mandíbulas masticadoras. Además de la cabeza, suelen tener doce segmentos o anillos. Cada uno de los tres primeros segmentos tiene un par de patas articuladas con pequeños ganchos quitinosos, las cuales llegarán a ser las del insecto adulto. Las seis patas frontales sirven para la locomoción y para sostener el alimento cuando la oruga come. La mayoría de las orugas tienen además cinco pares de patas membranosas o falsas, cada una equipada con una serie de ganchos. De estas, cuatro pares están situados respectivamente del sexto al noveno segmento y otro par en el último segmento.
Las orugas son casi exclusivamente vegetarianas. Tienen un apetito voraz: algunas consumen, en un solo día, el equivalente al doble de su propio peso. Por ello, cuando se hallan en grandes cantidades causan mucho daño a la vegetación. Sin embargo, muchos pájaros subsisten en gran parte de las larvas de las mariposas o de las polillas.