CORTAMIENTO
(heb. ka·ráth).
En Israel, cuando este término se usaba en relación a un castigo por violación de la Ley era sinónimo de pena de muerte. Algunos eruditos rabínicos creen que simplemente suponía la expulsión de la congregación de Israel, aunque sus opiniones difieren notablemente entre sí. The Pentateuch and Haftorahs, editado por J. H. Hertz (la Prensa Soncino), dice en la página 493: “En la mayoría de las ofensas mencionadas, la pena prescrita es muerte. En el resto, los culpables eran expulsados de la comunidad y probablemente del país, ya que su presencia contaminaba la tierra”. El Chumash de Soncino, del Dr. A. Cohen, comenta sobre Levítico 23:29, 30, que dice: “Toda alma que no se aflija en este mismo día tendrá que ser cortada de su pueblo. En cuanto a cualquier alma que haga trabajo de clase alguna en este mismo día, tendré que destruir a esa alma de entre su pueblo”. En este libro se recoge la opinión del rabí Abraham Ibn Ezra: “Hay una diferencia entre este [último] castigo y el ‘ser cortado’, pero no soy capaz de explicarlo”. También se da la opinión del rabí Rashi: “Por ‘ser cortado’ se quiere decir ‘perderse’ (pero de manera recuperable)”.
Sin embargo, al examinar los textos de las Escrituras que enumeran las ofensas por las que se prescribe este castigo, se puede llegar a la conclusión de que se está haciendo referencia a la pena de muerte, ejecutada bien por las autoridades de Israel o por Dios mismo. Los crímenes por los que se prescribe cortamiento son aquellos de naturaleza muy grave. (Éxo. 31:14; Lev. 7:27; 18:6, 22, 23, 29; 20:3-6; 22:3, 4, 9; 23:28-30; Núm. 4:15, 18, 20; 15:30, 31; véase también Éxodo 30:31-33, 38.) El escritor de la carta a los Hebreos debió tener presente la declaración en Números 15:30: “El alma que haga algo deliberadamente, [...] esa alma tiene que ser cortada de entre su pueblo”, cuando dijo: “Cualquiera que ha desatendido la ley de Moisés muere sin compasión, por el testimonio de dos o tres”. (Heb. 10:28.) Al declarar el castigo para las “cabras” simbólicas, Jesús usó la siguiente expresión a fin de contrastar la vida con la muerte: “Estos partirán al cortamiento eterno [gr. kó·la·sin], pero los justos a la vida eterna”. (Mat. 25:46.) Si, como se cree, Mateo escribió este evangelio primero en hebreo, parece probable que en este pasaje usase alguna forma de la palabra hebrea ka·ráth.