COMISARIO
(heb. na·tsáv, netsív, “establecer” o “colocar”; por consiguiente, “un puntal; prefecto; o: comisario”).
Durante el reinado de Salomón (1037-997 a. E.C.) se nombraron doce comisarios para ocupar posiciones administrativas de alto rango. Cada uno de ellos se encargaba por turno, un mes al año, de conseguir el alimento y las demás provisiones para la casa real. (1 Rey. 4:7.)
El gobierno recibía para su mantenimiento productos alimenticios, en vez de un impuesto general. Por consiguiente, los comisarios supervisaban la producción, la siega, el almacenaje y la entrega de las cuotas mensuales, cuotas que ascendían a un tonelaje muy considerable. (1 Rey. 4:22, 23.) Estos comisarios, tal vez hayan servido de administradores en sus respectivos territorios, además de su trabajo de supervisar los suministros de alimentos.
Los “comisarios principescos” también servían como encargados y superintendentes de los que trabajaban en la construcción durante el reinado de Salomón. Parece que los dos relatos sobre estos comisarios, en 1 Reyes y 2 Crónicas, solo difieren en los métodos de clasificación: el primero alista 3.300 más 550, lo cual arroja un total de 3.850 (1 Rey. 5:16; 9:23), y el segundo da 3.600 más 250, lo que también totaliza 3.850. (2 Cró. 2:17, 18; 8:10.) Algunos eruditos (Ewald, Keil, Michaelis) creen que las cifras dadas en el libro de Crónicas hacen una distinción entre los 3.600 comisarios que no eran israelitas y los 250 comisarios israelitas, en tanto que en el libro de Reyes la distinción de comisarios que se hace es entre los 3.300 encargados subordinados y los 550 supervisores principales, incluyendo entre estos últimos a 300 supervisores que no eran israelitas.