HERMES
(quizá: “Roca; Majano”).
Dios griego, hijo de Zeus y de Maya, identificado por los romanos con Mercurio, su dios del comercio. A Hermes se le consideraba el mensajero de los dioses. Se creía que era el consejero discreto de los héroes y se le tenía por el dios del comercio, de la buena oratoria, de la aptitud gimnástica, del sueño y de los ensueños. A Hermes se le atribuían invenciones tales como la lira, el caramillo de pastor, los sacrificios, las cartas y los pesos y medidas. Se creía que este dios no solo guiaba a los vivos, sino que también conducía a los muertos al Hades.
Mientras el apóstol Pablo estaba en Listra, los nativos del lugar, después de ver que había curado a un hombre cojo de nacimiento, identificaron a Pablo con el dios Hermes, puesto que era él quien “llevaba la delantera al hablar”. (Hech. 14:8-13.) Esta identificación armoniza con su concepción de Hermes como mensajero divino y dios de la buena oratoria. La siguiente inscripción hallada en 1909 en las inmediaciones de Listra indica que Hermes era adorado por los habitantes de aquel lugar: “Toues Macrinus, llamado también Abascantus y Batasis, hijo de Bretasis, habiendo hecho, de acuerdo con un voto y a sus propias expensas, [una estatua de] Hermes, el Más Grande, junto con un reloj de sol dedicado a Zeus, el dios-sol”.