ILEGÍTIMO
No conforme a la ley. La palabra hebrea para hijo ilegítimo es mam·zér, palabra de etimología incierta posiblemente relacionada con el término árabe que significa “corrupto”, “sucio”, “contaminado”, con lo que se señala la corrupción o contaminación del nacimiento de tal persona.
En Deuteronomio 23:2 la Ley decía: “Ningún hijo ilegítimo podrá entrar en la congregación de Jehová. Hasta la décima generación misma ninguno de los suyos podrá entrar en la congregación de Jehová”. Ya que el número diez representa lo completo, la “décima” generación significaría que tales personas nunca podrían entrar en la congregación. La misma ley se declara concerniente al ammonita y al moabita, y en esos casos se añaden las palabras, “hasta tiempo indefinido”, lo cual aclara la idea. Sin embargo, los ammonitas y moabitas fueron excluidos no debido, como algunos dicen, a que sus antepasados nacieron como resultado de relaciones incestuosas, sino porque se opusieron a Israel en su viaje hacia la Tierra Prometida. (Deu. 23:3-6; véase AMMONITAS.)
La fornicación, el adulterio y el incesto eran cosas detestables a Jehová. El adúltero y el incestuoso tenían que ser muertos, y ninguna de las hijas de Israel tenía que llegar a ser prostituta. (Lev. 18:6, 29; 19:29; 20:10; Deu. 23:17.) Además, el que un hijo ilegítimo recibiese la herencia ocasionaría confusión y desajustaría el orden familiar; por ello no podía tener ninguna herencia en Israel.
En las Escrituras Griegas Cristianas aparece una vez, en Hebreos 12:8, la palabra nó·thos, que significa: “hijo ilegítimo”, “hijo nacido fuera del matrimonio legal”. Tal como lo muestra el contexto, el escritor compara a Dios con un padre que disciplina a su hijo con amor. El escritor dice: “Si ustedes están sin la disciplina de la cual todos han llegado a ser participantes, son verdaderamente hijos ilegítimos, y no hijos”. Los que afirman ser hijos espirituales de Dios pero practican el pecado y son desobedientes, son cortados de la congregación de Dios y no reciben la disciplina que Dios da a sus hijos legítimos para llevarlos a la perfección.
FUEGO E INCIENSO ILEGÍTIMOS
En Levítico 10:1 la palabra hebrea za·ráh se usa con respecto al acto que cometieron Nadab y Abihú, los hijos de Aarón, de presentar delante de Jehová “fuego ilegítimo, que él no les había prescrito”, por lo cual Jehová los ejecutó con fuego. (Lev. 10:2; Núm. 3:4; 26:61.) Después Jehová ordenó que los sacerdotes no tomasen bebidas alcohólicas cuando desempeñasen su servicio en el santuario. (Lev. 10:8-11.)
Esto parece indicar que Nadab y Abihú estaban en estado de embriaguez, y que esa condición los envalentonó para ofrecer fuego que no estaba prescrito. Tal fuego probablemente era ilegal por el momento, el lugar o la manera de ofrecerlo, o podría haber sido incienso de diferente composición a la descrita en Éxodo 30:34, 35. Su estado ebrio no los excusó de su pecado.
La misma palabra za·ráh se usa en Éxodo 30:9 con referencia a hacer arder incienso ilegítimo en el altar de incienso situado en el lugar Santo.