BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • ad págs. 806-808
  • Isaac

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Isaac
  • Ayuda para entender la Biblia
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • ¿CUÁNDO FUE DESTETADO?
  • DISPUESTO A SER SACRIFICADO
  • MATRIMONIO Y FAMILIA
  • EL SIGNIFICADO DE OTRAS REFERENCIAS A ISAAC
  • Isaac
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
  • Perseguido en la niñez
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1981
  • Una prueba de fe
    Lecciones que aprendo de la Biblia
  • Jehová, “el Dios que da paz”
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 2011
Ver más
Ayuda para entender la Biblia
ad págs. 806-808

ISAAC

(“Risa”).

El único hijo de Abrahán por medio de su esposa Sara. Por lo tanto, un eslabón fundamental en la línea de descendencia que conducía a Cristo. (1 Cró. 1:28, 34; Mat. 1:1, 2; Luc. 3:34.) Isaac fue destetado aproximadamente a los cinco años y, quizás a los veinticinco, fue ofrecido a modo de sacrificio; se casó a los cuarenta años, llegó a ser padre de hijos gemelos a los sesenta y murió cuando contaba ciento ochenta años. (Gén. 21:2-8; 22:2; 25:20, 26; 35:28.)

El nacimiento de Isaac ocurrió bajo circunstancias excepcionales. Tanto su padre como su madre eran muy ancianos, y a su madre hacía mucho tiempo que le había cesado la menstruación. (Gén. 18:11.) Por lo tanto, cuando Dios le dijo a Abrahán que Sara daría a luz un hijo, él se rió ante esa perspectiva, diciendo: “¿A un hombre de cien años de edad le nacerá un hijo, y Sara, sí, una mujer de noventa años de edad, dará a luz?” (17:17). Al saber lo que tenía que ocurrir, Sara también se rió. (Véase RISA.) Entonces, el año siguiente “al tiempo señalado” nació el niño, demostrando que ninguna cosa es “demasiado extraordinaria para Jehová” (18:9-15). Sara exclamó: “Dios me ha preparado risa”, y añadió: “Todo el que oiga de ello se reirá de mí”. Por consiguiente, tal como Jehová había dicho, al muchacho se le llamó apropiadamente Isaac, que significa “Risa” (21:1-7; 17:19).

Siendo de la casa de Abrahán y heredero de las promesas, al octavo día Isaac fue debidamente circuncidado. (Gén. 17:9-14, 19; 21:4; Hech. 7:8; Gál. 4:28.)

¿CUÁNDO FUE DESTETADO?

El día que Isaac fue destetado Abrahán preparó una gran fiesta, y parece ser que en esa ocasión Sara se dio cuenta de que Ismael “se burlaba” de su medio hermano más joven, Isaac. (Gén. 21:8, 9.) Algunas traducciones (BJ, NBE, SA) dicen que Ismael estaba solamente “jugando” (heb. tsa·jáq) con Isaac, es decir, en el sentido de juego de niños. Sin embargo, tsa·jáq puede también connotar ofensa. Es por eso que en otros textos donde aparece esta misma palabra (19:14; 39:14, 17) esas traducciones la vierten “bromear” o “ser objeto de risa” e “insultar”.

El apóstol inspirado Pablo claramente muestra que el trato de Ismael a Isaac fue aflicción, persecución, no juego de niños. (Gál. 4:29.) Ciertos comentaristas, en vista de la insistencia de Sara registrada en el siguiente versículo (Gén. 21:10): “¡El hijo de esta esclava no va a ser heredero con mi hijo, con Isaac!”, opinan que Ismael (catorce años mayor que Isaac ) quizá disputaba y desafiaba con escarnio a Isaac con respecto al derecho de heredero.

Jehová le había dicho a Abrahán que, como residentes forasteros, su descendencia sería afligida por cuatrocientos años, aflicción que finalizó con la liberación de Israel de Egipto en el año 1513 a. E.C. (Gén. 15:13; Hech. 7:6.) Cuatrocientos años atrás llevarían a 1913 a. E.C., tiempo en que daría comienzo esa aflicción. Por consiguiente, esto también apunta a 1913 como el año en que Isaac fue destetado, puesto que desde el punto de vista del tiempo los dos acontecimientos, el ser destetado y maltratado por Ismael, están estrechamente relacionados en el relato. Esto significa que Isaac tenía aproximadamente cinco años cuando fue destetado, pues había nacido en el año 1918 a. E.C. Dicho sea de paso, su nacimiento marcó el principio de los cuatrocientos cincuenta años mencionados en Hechos 13:17-20, período que finalizó en 1467 a. E.C. cuando concluyó la campaña de Josué en Canaán y la tierra fue distribuida entre las diversas tribus.

Actualmente, cuando tantas mujeres en el mundo occidental rehúsan amamantar a sus hijos, o solo los amamantan entre seis y nueve meses, un período de cinco años puede parecer inconcebiblemente largo. Pero el Dr. D. B. Jellife, en Infant Nutrúion in the Subtropics and Tropics, muestra que en muchas partes del mundo los niños no son destetados hasta que tienen un año y medio o dos años, y en Arabia es costumbre que una madre amamante a sus hijos entre trece y treinta y dos meses. Normalmente, la lactancia, hablando desde el punto de vista médico, puede continuar hasta el siguiente embarazo.

En la Europa medieval, la edad promedio para el destete era a los dos años, y en el tiempo de los macabeos (primero y segundo siglos antes de la era común), las mujeres amamantaban a sus hijos durante tres años. (2 Macabeos 7:27.) Cuatro mil años atrás, cuando las personas vivían una vida sin prisas, y no existía la presión del día moderno ni la necesidad de intentar hacer tanto durante una vida reducida, es fácil entender por qué Sara pudo haber amamantado a Isaac durante cinco años. Además, era el único hijo de Sara después de muchos años de esterilidad.

DISPUESTO A SER SACRIFICADO

Después que Isaac fue destetado, no se dice nada más acerca de su niñez. La próxima vez que llegamos a saber de él es cuando Dios le dijo a su padre Abrahán: “Toma, por favor, a tu hijo, a tu hijo único a quien amas tanto, a Isaac, y haz un viaje a la tierra de Moria, y allí ofrécelo como ofrenda quemada”. (Gén. 22:1, 2.) Después de un viaje de tres días llegaron al lugar seleccionado por Dios. Isaac transportó la leña; su padre, el fuego y el cuchillo de degüello. “¿Pero dónde está la oveja para la ofrenda quemada?”, preguntó Isaac. “Dios se proveerá la oveja”, fue la respuesta (22:3-8, 14).

Al llegar al lugar, levantaron un altar y colocaron la leña. Entonces Isaac fue atado de pies y manos y puesto encima de la leña. Cuando Abrahán alzó el cuchillo, el ángel de Jehová detuvo su mano. Abrahán no se había equivocado al poner su fe en Jehová: Él proveyó un carnero, que encontraron prendido en un matorral de la montaña, el cual podía ofrecerse como ofrenda quemada en lugar y como sustituto de Isaac. (Gén. 22:9-14.) Así pues, Abrahán estimó “que Dios podía levantarlo aun de entre los muertos”, y “a manera de ilustración” recibió a Isaac de entre los muertos. (Heb. 11:17-19.)

Este episodio dramático demostró no solamente la fe y obediencia de Abrahán, sino también la de su hijo Isaac. La tradición judía registrada por Josefo, dice que Isaac tenía veinticinco años de edad en ese tiempo. Sea como fuere, tenía suficiente edad y fuerza como para transportar una cantidad considerable de leña subiendo una montaña. De modo que si hubiese decidido rebelarse en contra de los mandatos de Jehová, podía haber resistido a su padre que ya contaba ciento veinticinco años de edad cuando llegó el momento de atarle. (Antigüedades Judías, Libro I, cap. XIII, sec. 2.) Pero Isaac sumisamente permitió que se le ofreciese como sacrificio en armonía con la voluntad de Dios. Por esta demostración de fe por parte de Abrahán, Jehová entonces repitió con más detalle su pacto con él, pacto que fue personalmente transferido a Isaac después de la muerte de su padre. (Gén. 22:15-18; 26:1-5; Rom. 9:7; Sant. 2:21.)

Más importante aún, allí se representó un gran cuadro profético de cómo Cristo Jesús, el Isaac Mayor, a su debido tiempo ofrecería voluntariamente su vida humana como el Cordero de Dios para la salvación de la humanidad. (Juan 1:29, 36; 3:16.)

MATRIMONIO Y FAMILIA

Después de la muerte de la madre de Isaac, su padre llegó a la conclusión de que era el momento de que su hijo se casase. Sin embargo, Abrahán estaba resuelto a que Isaac no se casase con una cananea pagana. Por lo tanto, de acuerdo con las costumbres de la sociedad patriarcal, Abrahán envió a su fiel sirviente a los parientes que vivían en Mesopotamia con el fin de escoger una mujer de origen semita que también adorase a Jehová, el Dios de Abrahán. (Gén. 24:1-9.)

La misión no pudo menos que tener éxito, puesto que desde el mismo principio todo el asunto de la selección se colocó en las manos de Jehová. Tal como se desarrollaron las cosas, Rebeca, la prima de Isaac, resultó ser la que Jehová escogió, y ella, a su vez, dejó voluntariamente a su familia y demás parientes para regresar con la caravana a la tierra del Négueb, donde vivía Isaac. El relato cuenta del primer encuentro de Isaac y Rebeca, y pasa a decir: “Después Isaac la introdujo en la tienda de Sara su madre. Así tomó a Rebeca y ella llegó a ser su esposa; y él se enamoró de ella, e Isaac halló consuelo después de la pérdida de su madre”. (Gén. 24:10-67.) Ya que Isaac tenía cuarenta años, el matrimonio tuvo lugar en 1878 a. E.C. (Gén. 25:20.)

De la historia de Isaac sabemos que Rebeca continuó estéril durante veinte años. Esto le proporcionó a Isaac la oportunidad de mostrar si él, al igual que su padre, tenía fe en la promesa de Jehová de bendecir a todas las familias de la Tierra por medio de una descendencia que todavía no había nacido, lo cual hizo al rogarle continuamente a Jehová que le diera un hijo. (Gén. 25:19-21.) Como sucedió en su propio caso, de nuevo se demostró que la descendencia prometida vendría, no por medio del curso natural de acontecimientos, sino solamente por medio de la intervención de Jehová con su poder. (Jos. 24:3, 4.) Finalmente, en el año 1858 a. E.C., cuando Isaac tenía sesenta años, recibió la doble bendición de tener gemelos: Esaú y Jacob. (Gén. 25:22-26.)

Debido a un hambre que surgió, Isaac trasladó a su familia a Guerar, en territorio filisteo, ya que Dios le había dicho que no bajase a Egipto. Fue en esta ocasión cuando Jehová confirmó su propósito de llevar a cabo la promesa abrahámica por medio de Isaac, repitiéndosela: “Ciertamente multiplicaré tu descendencia como las estrellas de los cielos y verdaderamente daré a tu descendencia todas estas tierras; y por medio de tu descendencia ciertamente se bendecirán todas las naciones de la tierra”. (Gén. 26:1-6; Sal. 105:8, 9.)

En este territorio filisteo, no demasiado amigable, Isaac, al igual que su padre Abrahán, usó estrategia al decir que su esposa era su hermana. Después de un tiempo, la bendición de Jehová sobre Isaac llegó a ser fuente de envidia para los filisteos, por lo que se le hizo necesario trasladarse primero al valle torrencial de Guerar, y luego a Beer-seba, en el límite de la árida región del Négueb. Mientras estaba allí, los filisteos, anteriormente hostiles, vinieron buscando “un juramento de obligación” o un tratado de paz con Isaac, puesto que como ellos reconocieron: “Tú ahora eres el bendito de Jehová”. En este lugar sus hombres hallaron agua e Isaac lo llamó Sibá. “Por eso el nombre de la ciudad es Beer-seba [que significa Pozo del Juramento (o: de Siete)], hasta el día de hoy.” (Gén. 26:7-33; véase BEER-SEBA.)

Isaac siempre le había tenido cariño a Esaú, debido a que le gustaba vivir al aire libre, era un hombre de campo y cazador, y eso significaba caza para la boca de Isaac. (Gén. 25:28.) Por lo tanto, fallándole ya la vista y dándose cuenta de que no le quedaba mucho tiempo de vida, Isaac se preparó para dar a Esaú la bendición reservada al primogénito (27:1-4). No se sabe si ignoraba que Esaú había vendido su primogenitura a su hermano Jacob y si no recordaba el decreto que Dios dio al nacer los dos muchachos: “El mayor servirá al menor” (25:23, 29-34). En cualquier caso, Jehová sí lo recordaba, y Rebeca también, por lo que ella rápidamente arregló las cosas para que Jacob recibiese la bendición. Cuando Isaac se enteró de la treta que se había llevado a cabo, rehusó cambiar lo que inequívocamente era la voluntad de Jehová en este asunto. Isaac también profetizó que Esaú y sus descendientes residirían lejos de los campos fértiles, vivirían por la espada y finalmente romperían de sus cuellos el yugo de servidumbre a Jacob. (27:5-40; Rom. 9:10-13; véase ESAÚ.)

Después, Isaac envió a Jacob a Padán-aram para asegurarse de que no se casase con una cananea, como había hecho su hermano Esaú causando mucha vejación a sus padres. Cuando Jacob regresó muchos años más tarde, Isaac residía en Quiryat-arbá, es decir, Hebrón, en la región montañosa. Fue allí, en 1738 a. E.C., el año antes de que su nieto José fuese nombrado primer ministro de Egipto, que Isaac murió a la edad de ciento ochenta años, “viejo y satisfecho de días”. Isaac fue enterrado en la misma cueva de Macpelá donde fueron enterrados sus padres, su esposa y posteriormente su hijo Jacob. (Gén. 26:34, 35; 27:46; 28:1-5; 35:27-29; 49:29-32.)

EL SIGNIFICADO DE OTRAS REFERENCIAS A ISAAC

A través de la Biblia a Isaac se le menciona docenas de veces en la expresión ‘Abrahán, Isaac y Jacob’. A veces el punto que se resalta es que Jehová era el Dios que estos patriarcas adoraban y servían. (Éxo. 3:6, 16; 4:5; Mat. 22:32; Hech. 3:13.) En otras ocasiones se hace referencia al pacto que Jehová hizo con ellos. (Éxo. 2:24; Deu. 29:13; 2 Rey. 13:23.) Jesús también usó esta expresión de una forma ilustrativa. (Mat. 8:11.) En una ocasión se menciona a Isaac, el antepasado patriarcal, junto con sus descendientes, la nación de Israel, en un paralelismo hebraico. (Amós 7:9, 16.)

Isaac, como descendencia de Abrahán, prefiguraba a Cristo, por medio del cual vendrían las bendiciones eternas. Tal como está escrito: “Ahora bien, las promesas se hablaron a Abrahán y a su descendencia. No dice: ‘Y a descendencias’, como si se tratara de muchos, sino como tratándose de uno solo: ‘Y a tu descendencia’, que es Cristo”. Y por extensión, Isaac fue también una prefiguración de aquellos que “pertenecen a Cristo”, que “realmente son descendencia de Abrahán, herederos respecto a una promesa”. (Gál. 3:16, 29.) Además, Isaac e Ismael, junto con sus respectivas madres, “quedan como un drama simbólico”. Mientras que el Israel natural (como Ismael) “nació a la manera de la carne”, los que componen el Israel espiritual “[son] hijos pertenecientes a la promesa, así como Isaac lo fue”. (Gál. 4:21-31.)

A Isaac también se le menciona entre la “tan grande nube de testigos que nos cerca”, puesto que él también estaba entre aquellos que “[ esperaban] la ciudad que tiene fundamentos verdaderos, cuyo edificador y hacedor es Dios”. (Heb. 12:1; 11:9, 10, 13-16, 20.)

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir