BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • ad págs. 941-944
  • Juan, Cartas de

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Juan, Cartas de
  • Ayuda para entender la Biblia
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • PRIMERA DE JUAN
  • SU PROPÓSITO
  • Tres temas principales
  • BOSQUEJO DEL CONTENIDO
  • SEGUNDA DE JUAN
  • BOSQUEJO DEL CONTENIDO
  • TERCERA DE JUAN
  • BOSQUEJO DEL CONTENIDO
  • Juan, Cartas de
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
  • El amado Juan escribe sobre el amor
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1977
  • Libro bíblico número 62: 1 Juan
    “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
  • Libro bíblico número 64: 3 Juan
    “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
Ver más
Ayuda para entender la Biblia
ad págs. 941-944

JUAN, CARTAS DE

Aunque el nombre del apóstol Juan no aparece en ninguna de estas cartas, los eruditos por lo general han estado de acuerdo con el punto de vista tradicional de que el escritor de las buenas nuevas según Juan y el de las tres cartas que llevan el título de Primera, Segunda y Tercera de Juan son el mismo. Hay muchas similitudes entre ellas y el cuarto evangelio.

La autenticidad de estas cartas está bien establecida. La evidencia interna testifica de su armonía con el resto de las Escrituras. Además, muchos escritores primitivos dan testimonio de que son genuinas. Parece que Policarpo cita de 1 Juan 4:3; Eusebio dice que Papías se refirió a la primera carta, al igual que Tertuliano y Cipriano, y esta carta también aparece en la Versión Siríaca Peshitta. Al parecer, Clemente de Alejandría conocía las otras dos cartas, Ireneo parece citar de 2 Juan 10, 11, y, según Eusebio, Dionisia de Alejandría alude a ellas. Estos últimos escritores mencionados también testifican de la autenticidad de Primera de Juan.

Muy probablemente Juan escribió las cartas desde Éfeso, alrededor de 98 E.C., cerca del tiempo en que escribió su relato del evangelio. La frecuente expresión “niñitos” o “hijitos” parece indicar que las escribió cuando era ya de edad avanzada.

PRIMERA DE JUAN

Esta “carta” está escrita más bien al estilo de un tratado, pues no tiene ni un saludo ni una conclusión. En el segundo capítulo, Juan se dirige a los padres, a los niñitos y a los jóvenes, lo que indica que no se trataba de una carta personal. Muy probablemente iba dirigida a una o más congregaciones y, en efecto, aplica a la entera asociación de los que están en unión con Cristo. (1 Juan 2:13, 14.)

Juan fue el apóstol que vivió más tiempo. Habían pasado más de treinta años desde que se escribió la última de las otras cartas de las Escrituras Griegas Cristianas. Después de él no quedaría ningún apóstol. Años antes, Pablo había escrito a Timoteo que no estaría con él mucho tiempo más. (2 Tim. 4:6.) Le instó a seguir reteniendo el modelo de sanas palabras y a encomendar a hombres fieles las cosas que había oído de él mismo para que estos hombres pudieran a su vez enseñar a otros. (2 Tim. 1:13; 2:2.)

El apóstol Pedro había dado advertencia de que se levantarían falsos maestros de dentro de la congregación, introduciendo sectas destructivas. (2 Ped. 2:1-3.) Además, Pablo había dicho a los superintendentes de la congregación de Éfeso (donde después se escribieron las cartas de Juan) que entrarían “lobos opresivos” y no tratarían al rebaño con ternura. (Hech. 20:29, 30.) Asimismo, predijo la gran apostasía con su exponente, el “hombre del desafuero”. (2 Tes. 2:3-12.) En el año 98 E.C., la situación era tal como dijo Juan: “Niñitos, es la última hora, y, así como han oído que el anticristo viene, aun ahora ha llegado a haber muchos anticristos; del cual hecho adquirimos el conocimiento de que es la última hora”. (1 Juan 2:18.) Por consiguiente, la carta fue muy oportuna y de vital importancia para el fortalecimiento de los fieles cristianos; resultó ser un baluarte contra la apostasía.

SU PROPÓSITO

Sin embargo, Juan no escribió simplemente para refutar las enseñanzas falsas. Más bien, su propósito principal era fortalecer la fe de los cristianos primitivos en las verdades que habían recibido; a menudo contrastó estas verdades con las enseñanzas falsas. Primera de Juan fue enviada posiblemente como una carta circular a todas las congregaciones de la zona. Este punto de vista está apoyado por el uso frecuente que hace el escritor de la forma plural griega “ustedes”.

Su argumento es lógico y vigoroso, como se verá en la siguiente consideración de la carta. Esta es muy conmovedora, y es evidente que Juan escribió movido por su gran amor por la verdad y su aborrecimiento por la falsedad: su amor por la luz y su odio por la oscuridad.

Tres temas principales

En su primera carta, Juan trató de manera extensa tres temas en particular: el anticristo, el pecado y el amor.

Habló de manera muy franca concerniente al anticristo: “Estas cosas les escribo acerca de los que tratan de extraviarlos”. (1 Juan 2:26.) Estos hombres estaban negando que Jesucristo fuese el Hijo de Dios que había venido en la carne. Explicó que en un tiempo estaban con la congregación, pero que habían salido con el fin de que se pudiera mostrar que no eran de “nuestra clase” (2:19). No eran de la clase leal y amorosa que “tiene fe que resulta en conservar viva el alma”, sino de la clase “que se retrae para destrucción”. (Heb. 10:39.)

En cuanto al pecado, algunos de los puntos sobresalientes son: 1) que todos pecamos, y que los que dicen que no pecan no tienen la verdad y están haciendo a Dios un mentiroso (1 Juan 1:8-10); 2) que todos tenemos que esforzarnos por no pecar (2:1); 3) que Dios ha provisto un sacrificio propiciatorio por los pecados mediante Jesucristo, a quien tenemos como un ayudante para con el Padre (2:1; 4:10); 4) que los que son verdaderos cristianos no practican el pecado, no obran pecado, aunque a veces pueden cometer un acto pecaminoso (2:1; 3:4-10; 5:18); 5) que hay dos clases de pecado: el que puede ser perdonado, y el pecado voluntario y deliberado, el cual es imperdonable (5:16, 17).

Sobre el tema del amor, Juan escribe más libremente. Él dice lo siguiente: 1) Dios es amor (1 Juan 4:8, 16); 2) Dios mostró su amor al hacer que su Hijo muriese como sacrificio propiciatorio por nuestros pecados, y también al hacer provisión por medio de Cristo a fin de que sus ungidos llegasen a ser hijos de Dios (3:1; 4:10); 3) el amor de Dios y Cristo nos pone bajo obligación de mostrar amor a nuestros hermanos (3:16; 4:11); 4) el amor de Dios significa observar sus mandamientos (5:2, 3); 5) el amor perfecto echa fuera el temor, quitando la restricción de la franqueza de expresión para con Dios (4:17, 18); 6) el amor a los hermanos no es solo un asunto de palabras sino de hechos, dándoles cosas que tengamos si están en necesidad (3:17, 18); 7) cualquiera que odie a su hermano es homicida (3:15); y 8) los cristianos no deben amar al mundo ni las cosas que hay en él (2:15).

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

I. Introducción: La realidad física de la manifestación de Cristo en la carne como “la palabra de la vida” (1:1, 2).

II. El propósito de la carta: que sus lectores puedan tener una “participación con nosotros” y con el Padre y su Hijo, “para que nuestro gozo sea a plenitud” (1:3, 4).

III. Andar en la luz, no en la oscuridad (1:5-2:29).

A. Dios es la luz y en unión con Él no hay oscuridad (1:5, 6).

B. Si andamos en la luz, la sangre de Jesús nos limpia de todo pecado (1:7).

C. El reconocimiento y la confesión de los pecados son necesarios (1:8-2:2).

1. El que no reconoce sus pecados es un mentiroso (1:8-10).

2. Jesucristo es el ayudante y el sacrificio propiciatorio por “nuestros” pecados así como por los de todo el mundo (2:1, 2).

D. Los que conocen a Cristo observan sus mandamientos; en ellos el amor a Dios ha sido perfeccionado (2:3-6).

E. El que odia a su hermano revela que no está en la luz (2:7-11).

F. Se encomia a diversos miembros de la congregación cristiana: niños, jóvenes y padres (2:12-14).

G. El amar al mundo no es amar al Padre; el mundo va pasando (2:15-17).

H. La presencia de los anticristos prueba que es la última hora (compárese con 2 Tesalonicenses 2:6-10); estos salieron, probando así que “no todos son de nuestra clase” (2:18-29).

IV. Los hijos de Dios no practican pecado (3:1-24).

A. Los ungidos son ahora hijos de Dios; con el tiempo verán a Dios y serán semejantes a Él (3:1-3).

B. Se identifica a los hijos de Dios y a los hijos del Diablo (3:4-18).

1. El hijo del Diablo se ocupa en el pecado; los pecadores se originan del Diablo. El Hijo de Dios fue manifestado para desbaratar las obras del Diablo (3:4-8).

2. El hijo de Dios se ocupa en la justicia y ama a otros, no como Caín, que asesinó a su hermano. “La semilla reproductiva” de Dios, que está en él, impide que practique el pecado (3:9-12).

3. Conflicto con el mundo, el cual odia a los cristianos (3:13, 14).

4. Los cristianos deben amar a sus hermanos; el odiarlos es homicidio (3:15-18).

C. Deberíamos tener fe en el nombre de Jesucristo y franqueza de expresión ante Dios, quien conoce nuestro corazón (3:19-24).

V. El amarse los unos a los otros en unión con Dios (4:1-21).

A. Hay que probar las expresiones inspiradas (4:1-3).

1. El que confiesa que Jesucristo ha venido en la carne se origina de Dios (4:2).

2. Por eso el que no lo confiesa es anticristo (4:3).

B. Los que se originan de Dios escuchan a Sus siervos; los que se originan del mundo, a la expresión inspirada del error (4:4-6).

C. Dios es amor; los que conocen a Dios aman a sus hermanos y a Dios (4:7-21).

VI. El amor de Dios significa observar sus mandamientos (5:1-21).

A. Los mandamientos de Dios no son gravosos; el cumplirlos lleva a vencer al mundo (5:1-4).

B. La fe en Jesucristo hace que uno venza (5:5-12).

1. Tres cosas: el espíritu, el agua y la sangre, dan testimonio de que Jesucristo es el Hijo de Dios (5:5-8).

2. El testimonio que Dios da es que su don de vida eterna para con sus ungidos está en su Hijo; por lo tanto la fe en el Hijo es esencial (5:9-13).

C. Deberíamos tener fe en que, no importa qué sea lo que pidamos conforme a la voluntad de Dios, Él lo concederá (5:14, 15).

D. Podemos orar por un hermano que esté pecando, excepto si su pecado incurre en muerte (5:16, 17).

E. Uno que ha nacido de Dios no practica el pecado; sin embargo, el mundo yace en el poder del inicuo (5:18, 19).

F. El Hijo de Dios ha dado a los fieles la capacidad intelectual para adquirir el conocimiento de Dios (5:20).

G. Los “hijitos”, que están en unión con Dios, deberían guardarse de la idolatría (5:21).

SEGUNDA DE JUAN

La segunda carta de Juan empieza con las palabras: “El anciano, a la señora escogida y a sus hijos”. Así, de manera discreta, Juan indica que él es el escritor. Él era en verdad un “anciano”, pues para este tiempo tendría entre noventa y cien años de edad. También era anciano en el sentido de crecimiento cristiano, y una ‘columna’ de la congregación. (Gál. 2:9.) Pedro usó una expresión similar al referirse a sí mismo como un “anciano” en 1 Pedro 5:1.

Algunos piensan que esta carta a “la señora escogida” se dirige a una de las congregaciones cristianas y que sus hijos lo eran en sentido espiritual; y los hijos de la “hermana” (vs. 13) serían los miembros de otra congregación. Por otro lado, otros sostienen que esta carta fue dirigida a una persona llamada tal vez Cyria (“señora”, en griego).

Muchos de los puntos establecidos por Juan en su segunda carta se encuentran en forma más detallada en la primera. Él habla de la verdad que permanece en los que realmente la conocen, y de la bondad inmerecida y la paz de Dios. Se regocija porque algunos continúan “andando en la verdad”, muestran amor los unos por los otros y guardan los mandamientos. Sin embargo, han salido al mundo engañadores, y el anticristo niega que el Hijo de Dios haya venido en la carne. (Compárese con 2 Juan 7 y 1 Juan 4:3.) En los versículos 10 y 11, amplía la instrucción de su primera carta mostrando la acción que los miembros de la congregación deberían tomar para con aquellos que se adelantan a la enseñanza del Cristo y que vienen con una enseñanza propia o de otro hombre. Juan manda que a esos no se les debería saludar ni recibir en el hogar cristiano.

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

I. Introducción: El “anciano” escribe expresando el amor de todos los creyentes por la “señora escogida” y sus hijos (1-3).

II. Hay que andar en la verdad y mostrar amor por medio de obedecer los mandamientos de Dios (4-11).

A. Juan se regocija de que algunos de los hijos de la señora escogida estén andando en la verdad, y los anima a mostrarse amor unos a otros (4-6).

B. Hay que cuidarse de los engañadores, los que se adelantan y no permanecen en la enseñanza del Cristo (7-9).

C. A tal engañador no se le debería saludar ni recibir en el hogar, para no participar así en sus obras inicuas (10, 11).

III. Conclusión: El escritor espera visitarlos personalmente, y les envía saludos de los hijos de una “hermana” de la “señora” (12, 13).

TERCERA DE JUAN

La tercera carta va dirigida al “anciano” Gayo, con saludos a otros miembros de la congregación. Su estilo es epistolar. Tanto su estilo como su contenido son tan parecidos a la primera y la segunda cartas que es evidente que fueron escritas por la misma persona: el apóstol Juan. No se sabe con seguridad quién era Gayo. Aunque en las Escrituras se mencionan varias personas con este nombre, este debe haber sido otro Gayo, ya que la carta fue escrita al menos treinta años después de las cartas de Pablo, Pedro, Santiago y Judas.

Juan exhorta a que se demuestre hospitalidad cristiana, y dice que cierto Diótrefes, a quien le gustaba tener el primer lugar en la congregación, no recibía con respeto los mensajes de Juan ni de otros responsables, ni tampoco demostraba ningún respeto por otros representantes viajeros de la congregación cristiana primitiva. Incluso quería echar de la congregación a los que sí recibían hospitalariamente a tales hermanos. Por lo tanto, Juan mencionó que si él iba personalmente, tal como esperaba, enderezaría este asunto (9, 10). Le hizo una recomendación a Gayo sobre un hermano fiel llamado Demetrio, que puede que haya sido el portador de la carta, exhortando a Gayo para que recibiera de manera hospitalaria a los que salieron para edificar a las congregaciones cristianas.

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

I. Introducción: El anciano a Gayo, que está andando en la verdad (1-4).

II. Se encomia a Gayo por mostrar hospitalidad a los hermanos que visitan la congregación cumpliendo una misión cristiana (5-8).

A. Le aconseja que les ponga en camino con la misma hospitalidad (6, 7).

B. Tal hospitalidad es una obligación cristiana (8).

III. Diótrefes, ambicioso de posición, muestra falta de respeto por la autoridad teocrática e intenta echar a los que reciben a los hermanos viajeros con respeto; el escritor esperaba enderezar los asuntos con una visita personal (9, 10).

IV. Se le aconseja a Gayo que sea un imitador de lo bueno; se menciona a Demetrio como uno de quien se ha dado testimonio (11, 12).

V. Palabras de conclusión con las que le desea paz y envía saludos (13, 14).

A lo largo de las tres cartas, se destaca la unidad cristiana, el amor a Dios por medio de guardar sus mandamientos, el evitar la oscuridad y andar en la luz, el mostrar amor a los hermanos y el continuar andando en la verdad. A pesar de su edad avanzada, este “anciano”, Juan, fue una gran fuente de ánimo y fortaleza para las congregaciones de Asia Menor y para todos los cristianos que leen sus cartas. (Véase el libro “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”, págs. 254-258.)

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir