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Ayuda para entender la Biblia
ad págs. 459-460

DISTRITO JURISDICCIONAL

División administrativa de un territorio bajo el control de un gobierno central. (Est. 1:16; 2:3, 18.) La Biblia habla de distritos jurisdiccionales de Israel, Babilonia y Medo-Persia. (1 Rey. 20:14-19; Est. 1:1-3; Dan. 3:1, 3, 30.) El profeta Daniel fue hecho gobernante sobre todo el distrito jurisdiccional de Babilonia, que tal vez era el distrito principal en el que quedaba incluida la ciudad de Babilonia. (Dan. 2:48.) Sus tres compañeros hebreos, Sadrac, Mesac y Abednego, también fueron nombrados para servir en capacidades administrativas en este distrito. (Dan. 2:49; 3:12.) Parece ser que Elam era otro distrito jurisdiccional de Babilonia. (Dan. 8:2.) Posiblemente por haber vivido en el distrito jurisdiccional de Babilonia, a los judíos que volvieron del exilio se les llamó “hijos del distrito jurisdiccional”. (Esd. 2:1; Neh. 7:6.) Puede que esta designación haga alusión al hecho de que vivían en Judá, un distrito jurisdiccional medopersa. (Neh. 1:3.)

Al menos durante el reinado de Asuero (Jerjes I), el imperio medopersa constaba de 127 distritos jurisdiccionales, desde la India hasta Etiopía. Los judíos estaban esparcidos por todo este inmenso reino. (Est. 1:1; 3:8; 4:3; 8:17; 9:2, 30.) La tierra de Judá, con su propio gobernador y sus jefes administrativos de menor rango era uno de los 127 distritos jurisdiccionales. (Neh. 1:3; 11:3.) Sin embargo, Judá era al parecer parte de una división política todavía mayor, la cual estaba administrada por un gobernante superior. Aparentemente, este gobernante le notificaba al rey cualquier queja seria concerniente a los distritos que se hallaban bajo su jurisdicción y entonces esperaba la autorización real para actuar. Por su parte, los gobernantes de menor rango podían solicitar que se investigaran las actividades de un distrito jurisdiccional en particular. (Esd. 4:8-23; 5:3-17.) Cuando el rey lo autorizaba, los distritos jurisdiccionales podían recibir fondos de la tesorería real. Los decretos reales eran enviados por medio de correos a las diversas partes del imperio. (Esd. 6:6-12; Est. 1:22; 3:12-15; 8:10-14.) De esta forma, todos los habitantes de los distritos jurisdiccionales estaban familiarizados con las leyes y decretos del gobierno central. (Compárese con Ester 4:11.)

El sistema de distritos jurisdiccionales que existía en la antigüedad solía dificultar la situación a los pueblos sometidos. Así lo reconoce el sabio escritor de Eclesiastés: “Si ves que se oprime a la persona de escasos recursos y que con violencia se quita el juicio y la justicia en un distrito jurisdiccional, no te asombres del asunto, pues uno que es más alto que el alto está vigilando, y hay quienes están muy por encima de ellos”. (Ecl. 5:8.) No sería de extrañar que los humildes sufriesen opresión, si hasta los administradores eran vigilados por administradores superiores, la mayoría de los cuales buscaban su propia ventaja a expensas de sus subordinados.

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