BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • ad págs. 340-343
  • Conocimiento

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Conocimiento
  • Ayuda para entender la Biblia
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • LA FUENTE DEL CONOCIMIENTO
  • SIGNIFICADO DEL TÉRMINO
  • LA RELACIÓN DEL CONOCIMIENTO CON LA SABIDURÍA, EL ENTENDIMIENTO, EL DISCERNIMIENTO Y LA CAPACIDAD DE PENSAR
  • La sabiduría
  • El entendimiento
  • Discernimiento
  • Capacidad de pensar
  • PRECAUCIÓN AL CONSEGUIR CONOCIMIENTO
  • Conocimiento
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
  • Dichos sabios para el día moderno
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1958
  • ¿Lo domina a usted la superstición o el conocimiento?
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1958
  • Por qué necesitamos conocimiento exacto
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1989
Ver más
Ayuda para entender la Biblia
ad págs. 340-343

CONOCIMIENTO

Básicamente, saber que se consigue por medio de la experiencia personal, la observación o el estudio. La Biblia anima vez tras vez a que se busque y atesore el conocimiento exacto, valorándolo más que el oro. (Pro. 8:10; 20:15.) Jesús recalcó la necesidad de adquirir conocimiento, lo cual se subraya repetidas veces en los libros de las Escrituras Griegas Cristianas. (Juan 17:3; Fili. 1:9; 2 Ped. 3:18.)

LA FUENTE DEL CONOCIMIENTO

Jehová es en realidad la fuente principal del conocimiento. De Él proviene la vida, y la vida es esencial para poder adquirir cualquier tipo de conocimiento. (Sal. 36:9; Hech. 17:25, 28.) Además, Dios creó todas las cosas, de manera que el conocimiento humano se basa en el estudio de las obras de Dios. (Rev. 4:11; Sal. 19:1, 2.) Dios también inspiró su Palabra escrita, de la cual el hombre puede aprender la voluntad y propósitos divinos. (2 Tim. 3:16, 17.) Por consiguiente, el punto de partida de todo conocimiento verdadero es Jehová y aquel que lo busque debe tenerle un temor reverente, que es el principio del conocimiento. (Pro. 1:7.) Este temor piadoso coloca a la persona en vías de conseguir el conocimiento exacto, en tanto que los que no toman a Dios en consideración, fácilmente pueden sacar conclusiones erróneas de las cosas que observan.

La Biblia asocia repetidas veces a Jehová con el conocimiento, llamándole un “Dios de conocimiento” y describiéndole como “perfecto en conocimiento”. (1 Sam. 2:3; Job 36:4; 37:14, 16.)

El papel que Jehová ha asignado a su Hijo en el desarrollo de sus propósitos es de tal importancia que se puede decir de Jesús: “Cuidadosamente ocultados en él están todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”. (Col. 2:3.) A menos que una persona ejerza fe en Jesucristo como Hijo de Dios, no puede captar el verdadero significado de las Escrituras ni ver cómo se desarrollan los propósitos de Dios en armonía con lo que Él ha predicho.

SIGNIFICADO DEL TÉRMINO

Varios sustantivos de las Escrituras Hebreas que se pueden traducir por la palabra “conocimiento” están relacionados con el verbo ya·dháʽ, que significa “conocer (por haber sido enseñado)”, “conocer (por observación)”, “saber hacer una cosa” o “haber experimentado”. Tanto la manera en que debe traducirse cada una de las palabras como el matiz exacto de cada término suele estar en función del contexto. Por ejemplo, Dios dijo que ‘conocía’ a Abrahán y por lo tanto estaba seguro de que aquel hombre de fe dirigiría correctamente a su prole. Jehová no estaba diciendo simplemente que Él era consciente de que Abrahán existía, sino, más bien, que Él había llegado a estar bien familiarizado con Abrahán, pues había observado ya por muchos años su obediencia e interés en la adoración verdadera. (Gén. 18:19, NM, Mod; Gén. 22:12.)

Al igual que ocurre con la raíz ya·dháʽ (“conocer”), la principal palabra hebrea que se vierte “conocimiento” (dá·ʽath) conlleva la idea básica de conocer los hechos o tener información, pero a veces incluye más. Por ejemplo, Oseas 4:1, 6 dice que en cierta época no había “conocimiento de Dios” en Israel. Eso no significa que las personas no eran conscientes de que Jehová era Dios y de que Él había liberado y conducido a los israelitas en el pasado (Ose. 8:2); sin embargo, por su proceder —al practicar el asesinato, el robo y cometer adulterio— mostraban que rechazaban el conocimiento verdadero porque no estaban actuando en armonía con él. (Ose. 4:2.)

Después que Adán y Eva hubieron comido del fruto prohibido (Gén. 2:17; 3:5, 6), Jehová le dijo a aquel que había estado con Él en su obra creativa (Juan 1:1-3): “Mira que el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros al conocer lo bueno y lo malo”. (Gén. 3:22.) Esto no significaba simplemente tener conocimiento de lo que era bueno y de lo que era malo para ellos, pues el primer hombre y la primera mujer tenían tal conocimiento por los mandatos que Dios les había dado. Tampoco significaría que ellos ahora habrían de tener un conocimiento mejor de lo bueno y lo malo, pues, de haber sido así, se habrían arrepentido. Además, las palabras de Dios en Génesis 3:22 no se podían referir a que ellos ahora supiesen lo que era malo por haberlo experimentado, pues Jehová dijo que habían llegado a ser como Él, y es obvio que Jehová no ha aprendido lo que es malo por experiencia. (Sal. 92:14, 15.) Es evidente, entonces, que Adán y Eva llegaron a conocer lo bueno y lo malo en un sentido especial: juzgarían por sí mismos lo que era bueno y lo que era malo. Estaban colocando su juicio idolátricamente por encima del de Dios, y en su proceder de desobediencia se convirtieron, por decirlo así, en una ley para sí mismos, en lugar de obedecer a Jehová, quien tiene el derecho así como la sabiduría necesaria para determinar lo bueno y lo malo. (Jer. 10:23.)

En las Escrituras Griegas Cristianas hay dos palabras que comúnmente se traducen “conocimiento”: gnó·sis y e·pí·gno·sis. Ambas están relacionadas con el verbo gui·nó·sko, que significa “llegar a conocer”, “reconocer” o “darse cuenta”. No obstante, la manera en que este verbo se usa en la Biblia puede indicar una relación favorable entre la persona que conoce y aquel que es “conocido”. (1 Cor. 8:3; 2 Tim. 2:19.) En las Escrituras Griegas Cristianas se presenta el conocimiento (gnó·sis) como algo muy digno. Sin embargo, no se anima a ir en busca de todo lo que los hombres llaman “conocimiento”, porque existen filosofías y puntos de vista que son “falsamente [llamados] ‘conocimiento’”. (1 Tim. 6:20.) Se nos recomienda adquirir conocimiento en cuanto a Dios y sus propósitos. (2 Ped. 1:5.) Esto no supone simplemente conocer hechos, que aun personas ateas pueden conocer, sino que implica devoción personal para con Dios y Cristo. (Juan 17:3; 6:68, 69.) Mientras que el tener conocimiento (solo información) pudiera resultar en un sentimiento de superioridad (1 Cor. 8:1), el conocimiento que lleva a la vida eterna incluye también el amor del Cristo, amor que “sobrepuja al conocimiento” por sí solo, equilibrándolo y dirigiéndolo. (Efe. 3:19.)

El término e·pí·gno·sis, forma intensificada de gnó·sis (e·pí, “sobre”; gnó·sis, “conocimiento”), significa, como a menudo evidencia el contexto, “conocimiento exacto o completo”. Así, Pablo habló de algunos que estaban aprendiendo (asimilando conocimiento); “sin embargo, nunca pueden llegar a un conocimiento exacto [“conocimiento pleno”, Val; “comprender”, VP; “reconocimiento”, Besson] de la verdad”. (2 Tim. 3:6, 7.) Él oró por los de la congregación de Colosas —quienes obviamente tenían conocimiento de la voluntad de Dios, pues habían llegado a ser cristianos— para que fuesen “[llenos] del conocimiento exacto de su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual”. (Col. 1:9.) Todos los cristianos deberían buscar este conocimiento exacto (Efe. 1:15-17; Fili. 1:9; 1 Tim. 2:3, 4), ya que es importante para vestirse de la “nueva personalidad” y conseguir la paz. (Col. 3:10; 2 Ped. 1:2.)

LA RELACIÓN DEL CONOCIMIENTO CON LA SABIDURÍA, EL ENTENDIMIENTO, EL DISCERNIMIENTO Y LA CAPACIDAD DE PENSAR

En la Biblia se vincula con frecuencia el conocimiento con otras cualidades tales como la sabiduría, el entendimiento, el discernimiento y la capacidad de pensar. (Pro. 2:1-6, 10, 11.) Al captar las diferencias básicas que existen entre estos términos se entienden mejor muchos textos. Sin embargo, hay que partir de la base de que a estos términos no siempre les corresponden las mismas palabras en español. Tanto el marco como el uso del término afecta su sentido. No obstante, se pueden advertir ciertas diferencias apreciables cuando se consideran las referencias bíblicas al conocimiento, la sabiduría, el entendimiento, el discernimiento y la capacidad de pensar.

La sabiduría

Es la capacidad de poner por obra, usar o aplicar de manera provechosa lo que se ha aprendido. Una persona pudiera tener considerable conocimiento, pero no saber cómo usarlo por falta de sabiduría. Jesús relacionó la sabiduría con las obras al decir: “La sabiduría queda probada justa por sus obras”. (Mat. 11:19.) Salomón pidió y recibió de Dios no solo conocimiento, sino también sabiduría. (2 Cró. 1:10; 1 Rey. 4:29-34.) En el caso de dos mujeres que reclamaban el mismo niño, Salomón, que conocía el apego de una madre por su hijo, demostró su sabiduría al usar este conocimiento para zanjar la disputa. (1 Rey. 3:16-28.) “La sabiduría es la cosa principal”, pues sin ella, el conocimiento es de poco valor. (Pro. 4:7; 15:2.) Jehová abunda tanto en conocimiento como en sabiduría y provee ambas cosas. (Rom. 11:33; Sant. 1:5.)

El entendimiento

Es la facultad de discernir cómo se relacionan entre sí los componentes o aspectos de un asunto, y de ver la cuestión en su totalidad, no solo los hechos aislados. La primera acepción de la palabra hebrea tiene la idea de “separar” o “distinguir” y a menudo se vierte “entender” o “discernir”. Lo mismo sucede con el término griego sy·ní·e·mi. Por esa razón, Hechos 28:26 (citando de Isaías 6:9, 10) especifica que los judíos oyeron pero no entendieron; es decir, no relacionaron los hechos presentados por Pablo con lo que las Escrituras decían, por lo que no captaron el cuadro general de modo que tuviera sentido para ellos. Proverbios 9:10, al decir que el “conocimiento del Santísimo es lo que entendimiento es”, muestra que el entendimiento verdadero de un asunto implica apreciar su relación con Dios y sus propósitos. Debido a que una persona con entendimiento puede ir añadiendo nueva información a las cosas que ya conoce, al “entendido el conocimiento es cosa fácil”. (Pro. 14:6.) El conocimiento y el entendimiento están relacionados entre sí, y hay que procurar hallarlos. (Pro. 2:5; 18:15.)

Discernimiento

La palabra hebrea que con frecuencia se vierte “discernimiento” está relacionada con la palabra que se traduce “entendimiento”. Ambas aparecen en Proverbios 2:3, donde dice, según la traducción de la Jewish Publication Society: “Si clamas por el entendimiento y alzas tu voz por el discernimiento [...]”. Al igual que el entendimiento, el discernimiento envuelve ver o reconocer un asunto, pero enfatiza el llegar a distinguir los aspectos o componentes del mismo, sopesando y evaluando cada uno a la luz de los demás. Aquel que compagina el conocimiento y el discernimiento controla lo que dice y es sereno de espíritu. (Pro. 17:27.) El que se opone a Jehová manifiesta falta de discernimiento. (Pro. 21:30.) Por medio de su Hijo, Dios da discernimiento o entendimiento. (2 Tim. 2:1, 7, NM, Val.)

Capacidad de pensar

El conocimiento también está relacionado con lo que a veces se traduce “capacidad de pensar”. La palabra hebrea se puede usar en sentido desfavorable (ideas, estratagemas, proyectos malos) o favorable (perspicacia, sagacidad). Por consiguiente, la mente y los pensamientos pueden dirigirse hacia un fin loable y recto, o justamente lo contrario. Al prestar buena atención a la manera en que Jehová hace las cosas e inclinar los oídos a cada uno de los aspectos de su voluntad y propósitos, se salvaguarda la propia capacidad de pensar y se la dirige hacia lo que es correcto. (Pro. 5:1, 2.) Cuando la capacidad de pensar se ejerce apropiadamente, en armonía con la sabiduría y el conocimiento divinos, esta guardará a una persona de ser entrampada por tentaciones inmorales. (Pro. 2:10-12.)

PRECAUCIÓN AL CONSEGUIR CONOCIMIENTO

Salomón al parecer le atribuyó al conocimiento una influencia negativa al decir: “Porque en la abundancia de sabiduría hay abundancia de irritación, de modo que el que aumenta el conocimiento aumenta el dolor”. (Ecl. 1:18.) Este punto de vista parece contrario a lo que la Biblia dice normalmente del conocimiento. Sin embargo, puede que aquí Salomón haya querido subrayar de nuevo la vanidad de los esfuerzos humanos en todos los asuntos que no tienen que ver con llevar a cabo los mandatos de Dios. (Ecl. 1:13, 14.) Por lo tanto, un hombre puede conseguir conocimiento y sabiduría en muchos campos, o explorar profundamente uno en concreto, y el conocimiento y la sabiduría adquiridos pueden ser apropiados en sí mismos, aunque no estén directamente relacionados con el propósito declarado de Dios. Sin embargo, con este conocimiento y sabiduría aumentados, es muy posible que llegue a ser aún más consciente de cuán limitadas son las oportunidades de usar su conocimiento y sabiduría debido a la fugacidad de la vida, a los problemas existentes y a las malas condiciones que presenta la sociedad humana imperfecta. Esto aflige, causa irritación y un doloroso sentido de frustración. (Compárese con Romanos 8:20-22; Eclesiastés 12:13, 14.) Así también, el conocimiento obtenido por ‘aplicarse a muchos libros’ le será “fatigoso a la carne”, a menos que este conocimiento se ponga al servicio del cumplimiento de los mandatos de Dios. (Ecl. 12:12.)

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • Español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir