MASAH
(“Examen; Prueba”).
Uno de los nombres para el lugar cerca de Refidim donde los israelitas recibieron un suministro milagroso de agua. Tal como Jehová le mandó, Moisés y algunos de los ancianos de Israel fueron a la roca en Horeb. Allí Moisés golpeó la roca, y el agua que entonces empezó a brotar fluyó como un río en el desierto. Por consiguiente, Moisés llamó al lugar “Masah” (“Examen”, “Prueba”), porque los israelitas habían puesto a prueba a Jehová con su murmuración carente de fe, y por causa de su riña lo llamó “Meribá” (“Riña”, “Conflicto”, “Contienda”). (Éxo. 17:1-7; Sal. 105:41.)
Poco antes de su muerte, Moisés advirtió a Israel para que no pusiese a prueba a Jehová como lo había hecho en Masah. (Deu. 6:16; véase también Deuteronomio 9:22.) Luego, al bendecir a la nación, mencionó de nuevo este acontecimiento, indicando que había resultado en una prueba para Leví. (Deu. 33:8.) En este caso, Leví puede significar los cabezas de la tribu, es decir, Moisés y Aarón.
Más tarde, el salmista amonestó a los israelitas para que no endurecieran sus corazones como lo había hecho la generación que vagó por el desierto. Su referencia a Meribá y a Masah probablemente alude a la murmuración de Israel en Refidim por falta de agua, incidente representativo de su proceder falto de fe a lo largo de todo el período de cuarenta años. (Sal. 95:8-11.) Este parece ser el pensamiento transmitido por la cita de las palabras del salmista (Versión de los Setenta), y que se halla en el capítulo 3 de Hebreos: “No endurezcan sus corazones como en la ocasión de causar amarga cólera [Meribá], como en el día de hacer la prueba [Masah] en el desierto, en el cual sus antepasados me probaron con una prueba, y, con todo, habían visto mis obras durante cuarenta años [literalmente, ‘y vieron mis obras cuarenta años’]”. (Vss. 8, 9.) Tanto el Salmo 95:8 como Hebreos 3:8 puede que también se refieran a la murmuración posterior de Israel en Meribá, en la zona de Qadés, a causa del agua. (Núm. 20:1-13.)