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Ayuda para entender la Biblia
ad págs. 55-56

ALFARERO

Hombre que se dedica a hacer ollas, platos y otras vasijas de barro cocido. Por su oficio, el alfarero ha sido desde tiempos muy antiguos un artesano popular. En Lakís se descubrió un taller de alfarero que al parecer databa aproximadamente del año 1200 al 1500 a. E.C. No obstante, aun antes de ese tiempo, los alfareros moldeaban el barro en forma de vasijas y las cocían, produciendo así utensilios endurecidos que no se ablandaban al mojarse. El alfarero podía trabajar solo, pero a veces tenía ayudantes, normalmente aprendices. Parece que entre los hebreos existió en un tiempo un grupo de alfareros reales. (1 Cró. 4:21-23.)

Los pasos que normalmente seguía el alfarero eran: lavar y purificar el barro de impurezas, dejarlo en reposo, y hollar el material húmedo con los pies para hacerlo pastoso y maleable. (Isa. 41:25.) A continuación lo amasaba a mano y entonces lo colocaba sobre la rueda de alfarero.

La antigua rueda o torno de alfarero generalmente estaba hecha de piedra (aunque algunas veces era de madera) y básicamente consistía en un disco plano centrado sobre un eje vertical que se hacía girar horizontalmente. Para que el disco tuviera estabilidad y adquiriera velocidad a medida que se hacía girar a mano, se colocaba en el borde algún material pesado. Posteriormente se añadió una rueda inferior más grande y más pesada (en el mismo eje de la rueda superior y que también giraba horizontalmente), lo cual permitía que el alfarero, estando sentado, hiciera girar las ruedas con el pie.

El alfarero ponía la pella de barro sobre la rueda y a medida que esta giraba iba formando con las manos una vasija. (Jer. 18:3, 4.) Luego, tal vez la secaba un poco al sol y de nuevo la ponía sobre la rueda, donde por medio de guijas, conchas o algún instrumento la alisaba y pulía dándole después un diseño a su superficie. Los métodos variaban, pero le podía dar un diseño en forma de cuerda, por ejemplo, por medio de presionar una cuerda retorcida contra la pieza todavía húmeda. Las vasijas a menudo se pintaban de forma decorativa. Otras se vidriaban (Pro. 26:23) y entonces se cocían en un horno de alfarería. O podía aplicarse pasta líquida coloreada (arcilla de alfarero en forma semilíquida) con propósitos decorativos, después de lo cual se volvía a cocer la pieza en el horno.

El alfarero fabricaba desde jarros grandes (Lam. 4:2) hasta lámparas, hornos y juguetes tales como muñecas y figuras de animales. También hacía tazones, copas, frascos y otros recipientes (Lev. 15:12; 2 Sam. 17:28; Jer. 19:1; Luc. 22:10), además de ollas y algunas tarteras. Los artículos de loza de barro a veces se sellaban para mostrar dónde se habían hecho y con frecuencia el alfarero estampaba su propia “marca de fábrica” en un asa de la olla.

A veces el alfarero usaba un molde dentro del cual apretaba el barro para que se le grabasen los detalles. Así es como solían hacerse en tiempos posteriores las lámparas. Se formaban dos piezas, y cuando el barro se había secado suficientemente se unían entre sí. De vez en cuando algunas cosas se moldeaban a mano sin usar la rueda, como cuando se hacían juguetes y hornos para uso casero. Sin embargo, el alfarero normalmente usaba la rueda o torno.

La autoridad que el alfarero tiene sobre la arcilla, se usa como ilustración para mostrar la soberanía de Jehová sobre los individuos y las naciones. (Isa. 29:15, 16; 64:8.) Para Dios, la casa de Israel era “como el barro en la mano del alfarero”, siendo Él el Gran Alfarero. (Jer. 18:1-10.) El hombre no está en posición de disputar con Dios, al igual que no se esperaría que la arcilla desafiase a aquel que le dio forma. (Isa. 45:9.) Tal como un recipiente de loza de barro puede ser aplastado, de la misma manera Jehová puede traer calamidad devastadora sobre un pueblo como castigo por su maldad. (Jer. 19:1-11.)

De una sola pella de barro el alfarero podía hacer una vasija para un uso honroso y otra para uso deshonroso, es decir, para un uso común u ordinario. De manera similar, Jehová tiene autoridad para moldear a los individuos de la manera que a Él le agrada, y ha tolerado a los inicuos, o “vasos de ira hechos a propósito para la destrucción”, pero esto ha obrado para el beneficio de los “vasos de misericordia”, las personas que componen el Israel espiritual. (Rom. 9:14-26.)

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