MASA ROCOSA
Es una traducción de la palabra griega pé·tra (género femenino), que designa una peña o masa rocosa (Mat. 7:24, 25; 27:51, 60; Luc. 6:48; 8:6, 13; Rev. 6:15, 16) y por lo tanto es diferente de pé·tros (género masculino y empleado como nombre propio, Pedro), que significa una “piedra separada” o “pedrejón”. Esta distinción deja claro que Jesús no estaba usando términos sinónimos cuando le dijo a Pedro: “Tú eres Pedro, y sobre esta masa rocosa edificaré mi congregación”. (Mat. 16:18.) Incluso en la versión aramea (siríaca) se ve la distinción debido a la diferencia de género de la partícula que precede a la palabra kifa, usada tanto para “Pedro” como para “roca”. “Pedro” está precedido por el pronombre verbal masculino (hu), pero “roca” por el adjetivo demostrativo femenino (hade).
Es obvio que los apóstoles no entendieron que la declaración de Jesús significaba que Pedro era la masa rocosa, ya que más tarde disputaron en cuanto a quién parecía ser el mayor entre ellos. (Mar. 9:33-35; Luc. 22:24-26.) No habría habido base para tal discusión si a Pedro se le hubiese dado la primacía como la masa rocosa sobre la cual tenía que edificarse la congregación. Las Escrituras muestran claramente que todos los apóstoles son igualmente piedras de fundamento junto con Pedro. Todos ellos, incluyendo a Pedro, descansan sobre Cristo Jesús como la piedra angular de fundamento (Efe. 2:19-22; Rev. 21:2, 9-14), y Pedro mismo identificó a la masa rocosa (pé·tra), sobre la cual se edifica la congregación, como Cristo Jesús. (1 Ped. 2:4-8.) De manera similar, el apóstol Pablo escribió: “Porque bebían [los israelitas] de la masa rocosa espiritual que los seguía, y aquella masa rocosa significaba el Cristo”. (1 Cor. 10:4.) Los israelitas recibieron, por lo menos en dos ocasiones y en dos diferentes lugares, una provisión milagrosa de agua de una masa rocosa. (Éxo. 17:5-7; Núm. 20:1-11.) Por lo tanto, podría decirse que la masa rocosa, como fuente de agua, en realidad les siguió, y esa masa rocosa fue un tipo pictórico o simbólico de Cristo Jesús, quien dijo a los judíos: “Si alguien tiene sed, venga a mí y beba”. (Juan 7:37.)
También es digno de mención que Agustín (354-430 E.C.), llamado generalmente “San Agustín”, creía en un tiempo que Pedro era la masa rocosa pero más tarde cambió de punto de vista. Escribió: “La roca no toma su nombre de Pedro, sino Pedro de la roca (non enim a Petro petra, sed Petrus a petra), así como Cristo no toma su nombre de cristiano, sino que cristiano se deriva de Cristo. Pues la razón por la cual el Señor dice: ‘Sobre esta roca edificaré mi iglesia’, es que Pedro había dicho: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo’. Sobre esta roca, la cual tú has confesado, dice él, edificaré mi iglesia. Porque Cristo era la roca (petra enim erat Christus), sobre la cual Pedro mismo también fue edificado; porque no hay otro fundamento que el hombre pueda colocar, que el que está colocado, que es Jesucristo”. (Citado de A Commentary on the Holy Scriptures [Mateo, pág. 296, nota al pie de la página], de J. P. Lange.)