BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • ad págs. 1180-1182
  • Nave

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Nave
  • Ayuda para entender la Biblia
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • NAVES EGIPCIAS
  • NAVES FENICIAS
  • NAVES HEBREAS
  • DURANTE EL PRIMER SIGLO ERA COMÚN
  • EL MAR DE GALILEA
  • ANCLAS
  • Nave
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
  • Van y vienen por las sendas del mar
    ¡Despertad! 1978
  • Barco mercante del siglo primero
    La Biblia. Traducción del Nuevo Mundo (edición de estudio)
  • “Ninguno de ustedes perderá la vida”
    Demos “un testimonio completo sobre el Reino de Dios”
Ver más
Ayuda para entender la Biblia
ad págs. 1180-1182

NAVE

La Biblia suele mencionar las naves, la navegación y los aparejos de una nave solo de manera incidental, pero da algunos detalles de cómo eran las naves y los barcos de aquel tiempo. Otros datos sobre las naves antiguas se derivan de los anales históricos de diversas naciones o de las representaciones pictóricas de naves mercantes, batallas marítimas, etc.

NAVES EGIPCIAS

Las cañas de papiro, tejidas y atadas juntas, constituían el material para construir una amplia variedad de barcos egipcios: desde una pequeña barca de río para uno o solo unos pocos cazadores o pescadores que, por medio de remos, podían trasladarse velozmente por el Nilo, hasta el gran barco de vela con la proa vuelta hacia arriba y la solidez para navegar por alta mar.

Los anales egipcios hablan de naves de madera de más de 50 m. de longitud. Puede que estos hayan sido barcos comerciales fenicios que negociaban con Egipto. Sin embargo, se dice que, posteriormente, los egipcios contaban con astilleros navales en los que se construían grandes embarcaciones.

Había grandes naves con velas rectangulares, más de veinte remos y, probablemente, una quilla central, que hacían largos viajes a través del mar Mediterráneo. En los días de Moisés ya había naves egipcias que surcaban los mares, como se muestra por la advertencia que Jehová dio a los israelitas en las llanuras de Moab diciéndoles que, si eran desobedientes, se les haría “volver a Egipto en naves” para ser ofrecidos en el mercado de esclavos. (Deu. 28:68.)

NAVES FENICIAS

Al comparar la ciudad de Tiro con una bella nave, el profeta Ezequiel (27:3-7) mencionó detalles que suministran una descripción de cómo era una nave fenicia. Tenía tablajes de la resistente madera de enebro, un solo mástil de cedro del Líbano y remos de “árboles macizos” de Basán, probablemente roble. La proa, al parecer alta y curvada, estaba hecha de madera de ciprés con incrustaciones de marfil. La vela era de lino de Egipto de varios colores, y la “cobertura para la cubierta” (quizás una especie de toldo por encima de la cubierta para proveer sombra) era de lana teñida. Las junturas de la nave estaban calafateadas. (Eze. 27:27.) Los fenicios eran diestros navegantes, que mantenían un extenso comercio en la zona del Mediterráneo, llegando incluso hasta Tarsis (probablemente España). Hay quien cree que, con el tiempo, la expresión “naves de Tarsis” llegó a significar un tipo de nave que los fenicios utilizaban al comerciar con ese lugar distante, es decir, un barco capaz de resistir un largo viaje por el mar. (1 Rey. 22:48; Sal. 48:7; Isa. 2:16; Eze. 27:25.) Posiblemente Jonás huyó en una nave de este tipo. Tenía una cubierta con suficiente espacio en la bodega para llevar carga y pasajeros. (Jon. 1:3, 5.)

NAVES HEBREAS

Al establecerse en la Tierra Prometida, se dice que Dan moraba por un tiempo en naves (Jue. 5:17), posiblemente refiriéndose a su territorio asignado junto a la costa filistea. (Jos. 19:40, 41, 46.) El territorio de Aser estaba a lo largo de la costa marítima e incluía las ciudades de Tiro y Sidón (aunque no hay registro de que estas ciudades fueran alguna vez tomadas por Aser). La media tribu de Manasés y las tribus de Efraín y Judá también tenían territorio a lo largo de la costa del Mediterráneo, de manera que estaban bastante familiarizados con las naves. (Jos. 15:1, 4; 16:8; 17:7, 10.) La otra media tribu de Manasés, así como la de Isacar y Neftalí, poseían tierra junto al mar de Galilea o cerca de este.

Aunque parece que Israel había utilizado barcos desde tiempos antiguos, es evidente que Salomón fue el primer gobernante de Israel que dio importancia a la navegación comercial. Con la ayuda de Hiram construyó una flota de barcos de carga que navegaban desde Ezión-guéber hasta Ofir. (1 Rey. 9:26-28; 10:22; 2 Cró. 8:17, 18; 9:21.) Estos barcos estaban tripulados conjuntamente por israelitas y por marineros experimentados de Tiro. Cada tres años las naves volvían con cargas de oro, plata, marfil, monos y pavos reales. (1 Rey. 9:27; 10:22.)

Más tarde, el rey Jehosafat de Judá se asoció con el inicuo rey Ocozías de Israel para construir naves en Ezión-guéber con el fin de ir a buscar oro de Ofir; pero Jehová le advirtió que desaprobaba esta alianza. De modo que las naves “fueron destrozadas en Ezión-guéber”, y Jehosafat rechazó la solicitud de Ocozías, quien al parecer quería repetir el proyecto. (1 Rey. 22:48, 49; 2 Cró. 20:36, 37.)

DURANTE EL PRIMER SIGLO ERA COMÚN

En el primer siglo de la era común navegaban por las aguas del Mediterráneo numerosos barcos mercantes de diversos tipos. Algunos eran barcos costeros, como el barco de Adramitio en el que Pablo, siendo prisionero, fue desde Cesarea hasta Mira. (Hech. 21:1-6; 27:2-5.) Sin embargo, el barco mercante en el que Pablo se embarcó en Mira era un gran barco que llevaba una carga de trigo y, entre tripulación y pasajeros, un total de 276 personas. (Hech. 27:37, 38.) Josefo informa que una vez embarcó en una nave que llevaba 600 personas. (Vida de Flavio Josefo, sec. 3.) Según The New Bible Dictionary, de J. D. Douglas (pág. 1.180): “Una nave de 10.000 talentos (unas 230 Tm.) se consideraba grande, aunque Plinio menciona una que al parecer era de casi 1.200 Tm.”.

Pablo viajó mucho en naves; había experimentado tres naufragios antes de este viaje. (2 Cor. 11:25.) El barco en el que viajaba en esta ocasión era uno de vela, con una vela mayor y una de trinquete, gobernado por dos grandes remos situados en la popa. Tales barcos solían tener un mascarón de proa que representaba ciertos dioses o diosas (como en el que se embarcó Pablo después, que tenía el mascarón de proa “Hijos de Zeus”). (Hech. 28:11.) Detrás de la nave se hallaba una barca pequeña o esquife que se utilizaba para llegar a la orilla cuando se anclaba cerca de la costa. Para evitar que se hundiese o se aplastase, el esquife era izado durante las tormentas. En este viaje de Pablo, la tormenta que se levantó era tan violenta que los marineros ciñeron el barco por debajo (al parecer esto se hacía pasando cuerdas o cadenas de un lado al otro del barco por debajo del casco para reforzarlo), arriaron los aparejos (al parecer las velas), echaron la carga de trigo por la borda, arrojaron las jarcias y amarraron las palas del timón (para evitar que se dañasen). (Hech. 27:6-19, 40.)

EL MAR DE GALILEA

Los evangelios mencionan con frecuencia la presencia de barcas en el mar de Galilea. Por lo visto, estas se utilizaban principalmente para pescar con redes (Mat. 4:18-22; Luc. 5:2; Juan 21:2-6), aunque también se pescaba con anzuelo. (Mat. 17:27.) A veces, Jesús se subía a una barca y desde allí predicaba a las muchedumbres que se reunían a la orilla (Mat. 13:2; Luc. 5:3); además, tanto él como sus apóstoles utilizaban a menudo barcas como medio de transporte. (Mat. 9:1; 15:39; Mar. 5:21.) Ese tipo de barca estaba accionada por remos o por una pequeña vela. (Mar. 6:48; Luc. 8:22.) Aunque la Biblia no describe cómo eran estas barcas de pesca, se sabe que algunas de ellas eran lo suficientemente grandes como para acomodar de 7 a 13 personas o más. (Mar. 8:10; Juan 21:2, 3; véase MARINERO.)

ANCLAS

Por lo que se sabe, las primeras anclas eran de piedra y se bajaban desde la proa de la nave. Más tarde, se utilizaron en el Mediterráneo anclas de madera en forma de gancho, a las que se añadía un peso de piedra o metal. Algunas tenían brazos de plomo. Cerca de Cirene se descubrió una que pesaba unos 545 Kg. Finalmente, se utilizaron anclas hechas enteramente de metal que tenían la forma usual y también anclas de doble uña. Los marineros de la nave en la que Pablo navegaba arrojaron cuatro anclas desde la popa del barco (lo que a veces se hacía cuando se capeaba un temporal). (Hech. 27:29, 30, 40.) Para determinar la profundidad del agua se utilizaba una sonda. (Hech. 27:28.)

El apóstol Pablo utiliza el término “ancla” de manera figurativa cuando habla a sus hermanos espirituales en Cristo y llama a la esperanza puesta delante de ellos un “ancla del alma”. (Heb. 6:19; compárese con Efesios 4:13, 14; Santiago 1:6-8.)

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir