TIBERIO
Segundo emperador de Roma. Nació en el año 42 a. E.C. y era hijo de Tiberio Claudio Nerón y Livia Drusila. Cuando su madre se casó con Augusto en el año 38 a. E.C., Tiberio llegó a ser el hijo adoptivo del emperador. Por la insistencia de su padre adoptivo, se divorció de su esposa Vipsania Agripina a la edad de treinta y un años y se casó con Julia, la hija de Augusto.
Augusto escogió a Tiberio como su sucesor después que todos los demás candidatos que prefería habían muerto. Tiberio empezó a gobernar el 17 de agosto del año 14 E.C. (calendario Gregoriano), y Juan comenzó a bautizar “en el año decimoquinto del reinado de Tiberio César”: de agosto del año 28 E.C. a agosto del año 29 E.C. (Luc. 3:1-3.)
Tiberio murió en marzo del año 37 E.C., por lo que fue emperador durante todo el tiempo del ministerio de Jesús. De modo que la imagen de la moneda que le trajeron a Jesús cuando él dijo: “Paguen a César las cosas de César”, sería la de Tiberio. (Mar. 12:14-17; Mat. 22:17-21; Luc. 20:22-25.) Tiberio amplió la ley de laesa majestas (“lesa majestad”) para que penalizase, además de actos sediciosos, el empleo de términos difamatorios contra el emperador, y fue probablemente basándose en esta ley que los judíos presionaron a Poncio Pilato para que se diese muerte a Jesús. (Juan 19:12-16.) Posteriormente, Tiberio llamó a Pilato a Roma debido a las quejas de los judíos contra su administración, pero Tiberio murió y fue sucedido por Calígula antes que Pilato llegase.
Como emperador, Tiberio tuvo tanto virtudes como vicios. Impidió que se gastara dinero en frivolidades y usó los fondos generosamente en favor de la prosperidad del imperio, así como para paliar los efectos de desastres o tiempos adversos. Tiberio se consideró a sí mismo como un hombre no un dios; rehusó muchos títulos honoríficos y, por lo general, centró la adoración del emperador en Augusto más bien que en sí mismo.
Sin embargo, sus vicios excedieron a sus virtudes. Era extremadamente suspicaz e hipócrita; durante su reinado mandó asesinar a gran cantidad de personas, y entre sus víctimas estuvieron muchos de sus anteriores amigos. Consultó a astrólogos. En su villa de Capri, donde pasó los últimos diez años de su vida, se entregó a deseos lascivos y perversos de la clase más degradada con hombres que se tenían para propósitos contranaturales.
Tiberio no solo fue despreciado por personas allegadas, como su maestro de escuela Teodoro de Gadara y su propio padre adoptivo Augusto, sino también por sus súbditos en general. Después de su muerte el Senado rehusó deificarle. Por estas razones y otras, los eruditos bíblicos ven en Tiberio un cumplimiento de la profecía que dice que “uno que ha de ser despreciado” se levantaría como el “rey del norte”. (Dan. 11:15, 21.)