BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • ad págs. 1164-1165
  • Muros

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Muros
  • Ayuda para entender la Biblia
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • MUROS SIMBÓLICOS
  • Muros
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
  • Fortificaciones
    Ayuda para entender la Biblia
  • Fortificaciones
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
  • Casa
    Ayuda para entender la Biblia
Ver más
Ayuda para entender la Biblia
ad págs. 1164-1165

MUROS

Siempre que el hombre ha construido casas y ciudades ha levantado también muros de muchos materiales, según una gran variedad de diseños y para diversos propósitos. El tamaño y la consistencia de un edificio depende en buena medida de la construcción y de los materiales utilizados en sus muros.

En tiempos antiguos el temor hizo que las personas erigieran muros protectores alrededor de las ciudades grandes, para evitar así las invasiones enemigas. (1 Rey. 4:13; Isa. 25:12.) En caso de ataque, los habitantes de los pequeños “pueblos dependientes” de los alrededores (Núm. 21:25) también se refugiaban dentro de la ciudad amurallada. En lo que tenía que ver con los derechos de los propietarios de casas, la ley mosaica hizo una distinción legal entre los pueblos amurallados y los que no tenían muro. (Lev. 25:29-31.) Los muros no solo constituían una barrera física entre las viviendas de la ciudad y el enemigo, sino que también suministraban una posición elevada desde la cual los defensores podían protegerlos de ser socavados e impedir que el enemigo abriera una brecha en ellos por medio de arietes. (2 Sam. 11:20-24; 20:15; Sal. 55:10; Cant. de Cant. 5:7; Isa. 62:6; Eze. 4:1, 2; 26:9.) Por ello las fuerzas atacantes a veces construían muros de asedio como protección, y colocándose detrás de ellos asaltaban los muros de la ciudad. (2 Rey. 25:1; Jer. 52:4; Eze. 4:2, 3; 21:22; véase FORTIFICACIONES.)

A menudo se construían muros de piedra para cercar las viñas o los campos y para formar corrales o rediles para las ovejas. (Núm. 22:23-25; Pro. 24:30, 31; Isa. 5:5; Miq. 2:12; Hab. 3:17.) Asimismo, había muros de contención a lo largo de las terrazas de las laderas de las colinas. (Job 24:11.) Estos muros eran bastante permanentes y estaban construidos de piedras del campo sin labrar, en algunas ocasiones colocadas con barro o argamasa.

MUROS SIMBÓLICOS

En las Escrituras a veces se mencionan los muros en sentido figurado, como representación de protección y seguridad (1 Sam. 25:16; Pro. 18:11; 25:28), o como símbolo de separación. (Gén. 49:22; Eze. 13:10.) En este último sentido, Pablo escribió a los efesios: “Porque él [Cristo] es nuestra paz, el que hizo de los dos grupos uno solo y destruyó el muro de en medio que los separaba”. (Efe. 2:14.) Pablo estaba bien familiarizado con “el muro de en medio” del patio del templo de Jerusalén, en el cual había una señal de advertencia para que nadie que no fuera judío pasase al otro lado de ese muro, bajo pena de muerte. Sin embargo, cuando Pablo escribió a los efesios en el año 60 ó 61 E.C., aunque posiblemente aludiera a él de manera ilustrativa, en realidad no quiso decir que el muro literal hubiese sido abolido, pues todavía estaba en pie. Más bien, el apóstol pensaba en el pacto de la Ley, que había sido como un muro, dividiendo a los judíos de los gentiles durante siglos. Sobre la base de la muerte de Cristo, casi treinta años antes, aquel “muro” simbólico había sido abolido.

A Jeremías se le dijo que él sería como un muro fortificado de cobre contra aquellos que se le opusieran. (Jer. 1:18, 19; 15:20.) En otra ilustración se describe al pueblo de Dios morando en una ciudad sin muros literales, y por lo tanto aparentemente indefensos, disfrutando de paz y seguridad debido a la ayuda invisible de Dios. (Eze. 38:11.) Desde otro punto de vista, una ciudad fuerte sería aquella que tuviera a Jehová como un “muro de fuego” (Zac. 2:4, 5), o que tuviera ‘muros de salvación’ puestos por Jehová, más bien que simples muros hechos de piedra o ladrillo. (Isa. 26:1.) Se dice que la “santa ciudad, la Nueva Jerusalén”, que desciende del cielo, tiene un “muro grande y encumbrado” de jaspe, la altura del cual es de 144 codos, o unos 64 m. y tiene 12 piedras de fundamento, doce piedras preciosas que tenían grabados los nombres de los 12 apóstoles. (Rev. 21:2, 12, 14, 17-19.)

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir