BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • ad págs. 556-557
  • Esposa

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Esposa
  • Ayuda para entender la Biblia
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • DESCRIPCIÓN DE UNA BUENA ESPOSA
  • USO FIGURATIVO
  • EN LA CONGREGACIÓN CRISTIANA
  • Esposa
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
  • La esposa a quien se ama tiernamente
    Cómo lograr felicidad en su vida familiar
  • Esposo
    Ayuda para entender la Biblia
  • El esposo que se gana profundo respeto
    Cómo lograr felicidad en su vida familiar
Ver más
Ayuda para entender la Biblia
ad págs. 556-557

ESPOSA

Jehová Dios le proveyó una esposa al primer hombre, Adán, al quitarle una costilla y formar de ella una mujer. Es por eso que ella llegó a ser hueso de sus huesos y carne de su carne. La mujer era el complemento del hombre y fue creada como su ayudante. (Gén. 2:18, 20-23.) Dios trató directamente con Adán, y este, a su vez, transmitió los mandamientos de Dios a su esposa. Debido a que había sido creado primero y a la imagen de Dios, era el cabeza y el vocero de Dios para ella. El hombre tenía que ejercer su jefatura con amor, y la mujer, como ayudante, tenía que cooperar en el mandato de procrear que se le dio a la pareja. (Gén. 1:28; véase MUJER.)

Aunque el esposo ocupaba la posición superior dentro del matrimonio, Dios requería de él que cuidase y proveyese lo necesario para su familia, tanto de manera material como espiritual. Además, sobre él recaía cualquier acción indebida de los miembros de su familia. Por consiguiente, tenía una pesada responsabilidad. A pesar de que disfrutaba de mayores privilegios que su esposa, la ley de Dios también la protegía a ella y le daba ciertos privilegios singulares para que pudiera llevar una vida feliz y productiva.

Algunos ejemplos de las disposiciones de la Ley que tenían que ver con la esposa eran los siguientes: tanto el esposo como la esposa podían ser ejecutados por cometer adulterio. Si el esposo sospechaba de infidelidad oculta por parte de su esposa, él podía llevarla al sacerdote, para que Jehová Dios juzgase el asunto. Si la mujer era culpable, sus órganos reproductivos se atrofiaban. Si no era culpable, se exigía que el esposo la dejase encinta, mostrando así públicamente que era inocente. (Núm. 5:12-31.) Un esposo podía divorciarse de su esposa si hallaba en ella algo indecente. Es probable que en este apartado entrasen cosas como el mostrarle una gran falta de respeto o traer descrédito sobre la casa de él o la de su padre. No obstante, la esposa estaba protegida porque se exigía del esposo que le escribiera un certificado de divorcio. Entonces ella estaba libre para casarse con otro hombre. (Deu. 24:1, 2.) Si la esposa hacía un voto que su esposo pensaba que era imprudente o perjudicial para el bienestar de la familia, él podía invalidarlo. (Núm. 30:10-15.) No obstante, esto era una salvaguarda para la esposa, pues la protegía de cualquier acción precipitada que pudiera meterla en dificultades.

Bajo la ley mosaica estaba permitida la poligamia, pero regulada de tal forma que protegía a la esposa. El esposo no podía transferir el derecho de primogenitura del hijo de una esposa menos amada al hijo de su esposa favorita. (Deu. 21:15- 17.) Cuando un israelita vendía a su hija como sierva y el amo la tomaba como concubina pero no se complacía en ella, él podía dejar que fuese redimida, pero no la podía vender a un pueblo extranjero. (Éxo. 21:7, 8.) Si él o su hijo la habían tomado como concubina y después se habían casado con otra mujer, a ella se le tenía que seguir proveyendo alimento, ropa, abrigo y el débito conyugal. (Éxo. 21:9-11.) En el caso de que un esposo acusase maliciosamente a su esposa de haber simulado ser virgen cuando se casó y su acusación resultase ser falsa, era castigado: tenía que pagar al padre de ella dos veces el precio por las vírgenes y no podía divorciarse de ella en toda su vida. (Deu. 22:1 3-19.) Si un hombre seducía a una virgen no comprometida, tenía que pagar el precio de matrimonio a su padre y, si este lo permitía, tenía que casarse, después de lo cual nunca podría divorciarse de ella. (Deu. 22:28, 29; Éxo. 22:16, 17.)

Aunque la condición de la esposa en la sociedad hebrea difería en cierto modo de su posición en la sociedad occidental de hoy día, la esposa hebrea fiel disfrutaba del lugar que ocupaba, así como de su trabajo. Ella ayudaba a su esposo, criaba a su familia, atendía la casa y encontraba muchos motivos de satisfacción y deleite, ya que podía manifestar plenamente su naturaleza y sus talentos femeninos.

DESCRIPCIÓN DE UNA BUENA ESPOSA

En Proverbios 31 se describe el trabajo y la condición feliz de la esposa fiel. De ella se dice que le es de más valor a su esposo que los corales. Él puede poner confianza en ella. Es trabajadora: teje y hace ropa para su familia, atiende las compras de las cosas necesarias para la casa, trabaja en la viña, dirige la casa y a los siervos , ayuda a aquellos que lo necesitan, viste a su familia de manera atractiva e incluso consigue algunos ingresos con su trabajo, equipa a su familia contra emergencias futuras, se expresa de manera sabia y bondadosa y, al temer a Jehová y hacer buenas obras, recibe la alabanza de su esposo y de sus hijos, trayendo así honra a su esposo y a su familia en el país. Verdaderamente, aquel que ha hallado una buena esposa ha encontrado una buena cosa y consigue el favor de Jehová. (Pro. 18:22.)

USO FIGURATIVO

En sentido figurado, Jehová habló de Israel como de su esposa, debido al pacto que había efectuado con la nación. (Isa. 54:6.) El apóstol Pablo llama a Jehová el Padre de los cristianos que han sido ungidos por espíritu, y a la “Jerusalén de arriba”, su madre, como si Jehová estuviese casado con ella para producir cristianos ungidos por espíritu. (Gál. 4:6, 7, 26.) También se habla de la congregación cristiana como la novia o esposa de Jesucristo. (Efe. 5:23, 25; Rev. 19:7; 21:2, 9.)

EN LA CONGREGACIÓN CRISTIANA

En la congregación cristiana la norma es que cada hombre casado tenga únicamente una esposa. (1 Cor. 7:2; 1 Tim. 3:2.) A las esposas se les ordena que estén en sujeción a sus esposos, tanto si estos son creyentes como si no. (Efe. 5:22-24.) Las esposas no deben negar a su cónyuge el débito conyugal, pues, así como sucede en el caso del esposo, la esposa tampoco “ejerce autoridad sobre su propio cuerpo”. (1 Cor. 7:3, 4.) A las esposas se les aconseja que su principal adorno sea la persona secreta del corazón y que produzcan el fruto del espíritu, a fin de que posiblemente por medio de su conducta el esposo incrédulo pueda ser ganado al cristianismo. (1 Ped. 3:1-6.)

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • Español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir