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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1951
w51 1/2 pág. 82

José, el padre adoptivo de Jesús

JEHOVÁ Dios, por medio de su fuerza activa, el espíritu santo, dirigió el registro de los hechos históricos hallados en las Escrituras. Sin duda por buenas razones no vió propio que se escribiera mucho acerca de José, el padre adoptivo de Su hijo humano Jesús. En contraste sorprendente con las tradiciones apócrifas que están repletas de detalles concerniente a la vida de José, la Biblia contiene muy poco respecto al papel humilde aunque vital que desempeñó José en la vida temprana de Jesús.

José era descendiente de David a través de la línea de Salomón. Era el hijo de Jacob, el yerno de Elí. (Mat. 1:16; Luc. 3:23) Era carpintero y vivía en Nazaret de Galilea. (Mat. 13:55; Luc. 2:4) Sin duda, José era un judío manso y humilde, que tenía fe en Dios y que deseaba hacer lo correcto. Los pocos incidentes de su vida que se registran en las Escrituras muestran que siempre fué obediente a los mandamientos de Dios, ya sea que le hayan sido dados directamente por medio de ángeles o estuvieran contenidos en la ley de Moisés.

José estaba comprometido a casarse con una virgen de nombre María. “Durante el tiempo que . . . María estaba comprometida a casarse con José, se halló que estaba preñada por el espíritu santo antes de que se unieran. Sin embargo, José su esposo, porque era recto y no quiso hacerla un espectáculo público, pensó divorciarla secretamente. Pero después de haber meditado estas cosas, ¡miren! el ángel de Jehová se le apareció en un sueño diciendo: ‘José, hijo de David, no tengas miedo de tomar a María tu esposa a la casa, porque lo que ha sido engendrado en ella es por el espíritu santo. Dará a luz un hijo, y debes llamarlo “Jesús”, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.’ Entonces José despertó de su sueño e hizo como el ángel de Jehová lo había dirigido, y llevó a su esposa a la casa. Pero no se unió con ella hasta que dió a luz un hijo; y lo llamó ‘Jesús’.”—Mat. 1:18-21, 24, 25, NM.

En obediencia a la ley de Dios, José presentó a Jesús en Jerusalén con una ofrenda, como se requería para todos los primogénitos varones. Allí él y María se maravillaron al oír a Simeón declarar su profecía de las grandes cosas que Jesús haría. “Así que cuando hubieron cumplido con todas las cosas de acuerdo con la ley de Jehová, regresaron a Galilea a su propia ciudad, Nazaret.”—Luc. 2:23-39, NM.

En el ínterin tres sabios, astrólogos o magos, del oriente fueron dirigidos a Belén para traer regalos al niño Jesús mientras estuvieran allí. “Después que se habían retirado, ¡miren! el ángel de Jehová se apareció en un sueño a José, diciendo: ‘Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto, y quédate allí hasta que te hable; porque Herodes está por buscar al niño para destruirlo.’ Así que se levantó y tomó al niño y a su madre de noche y salió para Egipto, y permaneció allí hasta la muerte de Herodes.”—Mat. 2:1-15, NM.

Después de la muerte de Herodes un ángel de Jehová se le apareció de nuevo en un sueño a José en Egipto, diciendo: “Levántate, toma al niño y a su madre y dirígete a la tierra de Israel.” Sin embargo, oyendo que el hijo de Herodes, Arquelao, estaba reinando en lugar de su padre, temió regresar a Judea, y “recibiendo aviso divino en un sueño, salió al territorio de Galilea, y llegó y se estableció en una ciudad llamada Nazaret”.—Mat. 2:19-23, NM

En algunas cosas parece que José dejó que su esposa María tomara la iniciativa. Por lo tanto hallamos que cuando él y María regresaron a Jerusalén por el joven Jesús, a quien hallaron en el templo, es María y no José quien reprende a Jesús. El referirse María a José como “tu padre” está en contraste sorprendente con las propias palabras del joven Jesús: “¿No sabían ustedes que debo estar en la casa de mi Padre?” (Luc. 2:48, 49, NM) A medida que creció Jesús, sin duda, José le enseñó el oficio de carpintero, porque Jesús no sólo fué conocido como el hijo del carpintero sino también como “el carpintero, hijo de María”.—Mar. 6:3.

Las Escrituras no dicen nada en cuanto a la muerte de José, pero esa declaración en Marcos 6:3 indica que había muerto para entonces. También parece que no sobrevivió a Jesús, porque si hubiera sido así Jesús no habría recomendado a su madre a su favorito discípulo y apóstol Juan, “a quien él amaba,” cuando estaba colgado en el madero de tortura.—Juan 19:26, 27.

José estará entre los muertos sin cuento que oirán la voz del Hijo del hombre y saldrán para una resurrección. (Juan 5:28, 29, NM) Oyendo de la provisión de Dios para la vida eterna, sin duda se aprovechará gozosamente de ella y será un súbdito obediente del gran Rey, Cristo Jesús, tal como fué un siervo obediente de Dios cuando fué el padre adoptivo de Jesús hace más de 1,900 años.

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