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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1951
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1951
w51 1/7 págs. 407-408

La sabiduría de arriba

LAS langostas no son muy listas. Sus pensamientos no son los de los hombres. Si el hombre pudiera dar sólo una pequeña parte de su poder mental a una langosta, tal langosta favorecida sería mucho más sabia que todas las demás langostas unidas. ¡Qué superiores son los hombres a las langostas!

Pero, antes de que alguien se hinche de orgullo, lea lo que dice Isaías acerca de Jehová Dios: “Él se sienta sobre la tierra redonda, tan alto que sus habitantes se parecen a langostas.” (Isa. 40:22, Mo) ¡Qué superior es Dios a los hombres! “Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos, dice Jehová. Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos que vuestros pensamientos.” (Isa. 55:8, 9) Si el hombre pudiera obtener algo de la sabiduría de Dios, ese hombre favorecido sería más sabio que todos los demás hombres que carecen de sabiduría divina.

Aunque no es posible que el hombre débil dé algo de su poder mental a una langosta, es posible que Jehová imparta su sabiduría a los hombres. Por medio de su Palabra la Biblia “Jehová da la sabiduría”, “para los rectos tiene guardada la sana razón.” (Pro. 2:6, 7) Para los que consiguen entendimiento propio junto con la sabiduría de las Escrituras, los ojos de su entendimiento son iluminados. Ellos disciernen más que otros hombres.—Pro. 4:7; Efe. 1:18.

Por ejemplo, muchos hombres observan las guerras, hambres, pestes y otros ayes numerosos que han afligido y todavía afligen a esta generación, desde 1914. Pero dicen ciegamente que tan sólo es la historia que se repite. En contraste, los ojos de entendimiento iluminados por la Palabra de Dios no ven en estas cosas que la historia se repite, sino las señales predichas de la presencia del Mesías. Por medio de estudiar la Biblia tales personas tienen la mente del Señor en estos sucesos trascendentales, y por eso ellos hacen uso de una sabiduría muy superior a la sabiduría conjunta de todos los mejores cerebros humanos del mundo, una sabiduría que supera la del hombre más que la del hombre supera la de una langosta. Considere las cosas escritas hace siglos que marcan el tiempo del fin de este presente sistema inicuo de cosas.

Jesús dijo: “Nación se levantará contra nación, y reino contra reino, y habrá grandes terremotos y en un lugar tras otro pestes y escasez de alimento. . . . y sobre la tierra angustia de naciones, no sabiendo la salida por el rugir del mar y su agitación, mientras que los hombres se desmayan debido al temor y la expectativa de las cosas que vienen sobre la tierra habitada.”—Luc. 21:10, 11, 25, 26, NM.

El apóstol Pablo dijo: “Conoce esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos y difíciles de manejar. Porque los hombres serán amantes de sí mismos, amantes del dinero, presuntuosos, arrogantes, blasfemos, desobedientes a sus padres, sin gratitud, sin bondad amorosa, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin dominio de sí mismos, feroces, sin amor de la bondad, traicioneros, porfiados, hinchados de estimación propia, amantes de placeres más bien que amantes de Dios, teniendo una forma devoción piadosa pero mostrándose falsos a su poder; y de éstos apártate. . . . Los hombres inicuos e impostores irán de mal en peor, desviando y siendo desviados.”—2 Tim. 3:1-5, 13, NM.

El apóstol Pedro dijo: “En los últimos días vendrán burladores con sus burlas, procediendo de acuerdo con sus propios deseos y diciendo: ‘¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan igual como ha sido desde el principio de la creación.’”—2 Ped. 3:3, 4, NM.

Los hombres que cierran los ojos y tapan los oídos y cierran la mente a tal sabiduría de arriba que nos ilumina concerniente a estos “tiempos críticos y difíciles de manejar” permanecerán tan estúpidos como langostas a la vista de Dios. Si se burlan de la sabiduría divina que informa que los acontecimientos y ayes presentes son señales de los últimos días, si consideran tales sucesos como que la historia se repite, como ciclos que “continúan igual como ha sido desde el principio de la creación”, entonces su misma presencia como burladores no es sino otra señal.

Pero concerniente a estos ayes que ahora afligen a la humanidad, algunos hombres hacen peor que sólo ridiculizar. Algunos blasfeman a Dios, y hacen que otros blasfemen. El clero, que pretende servir a Dios, a menudo dice que El trae estos ayes sobre los hombres para castigarlos debido a su iniquidad, y frecuentemente dice que el castigo viene porque los hombres hoy en día no apoyan las iglesias organizadas de la cristiandad. Esto es característico de un volante circulado por los católicos en Timmins, Ontario: “¿Sabía usted que la Segunda Guerra Mundial fué un castigo del cielo por los pecados?” Tales falsedades apartan a los hombres de Dios. Es de tal sabiduría que Jehová dice: “Perecerá la sabiduría de sus sabios.” Perece, cuando escuchamos la sabiduría divina que dice quién verdaderamente está detrás de los ayes presentes: “Ayes para la tierra y para el mar, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran ira, sabiendo que tiene un corto período de tiempo.”—Apo. 12:12, NM.

“La sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios.” (1 Cor. 3:19) No se deslumbre por la insensatez. Cierto, algunos hombres son más listos que otros, desde el punto de vista mundano. ¿No es cierto también que algunas langostas pueden tener más sabiduría instintiva que otras? Aun así, para el hombre todas las langostas son tan inferiores mentalmente que poco importa. De manera parecida, para Dios todos los hombres son tan inferiores a él en sabiduría que ninguno es de consecuencia mentalmente. De hecho, él generalmente favorece a los de menos sabiduría mundana. “Pues observen su llamada de ustedes, hermanos, que no muchos sabios según la carne fueron llamados, no muchos poderosos, no muchos nobles; sino que Dios escogió las cosas insensatas del mundo, para que pudiera avergonzar a los sabios, y Dios escogió las cosas débiles del mundo; para que pudiera avergonzar a las cosas fuertes; y Dios escogió las cosas innobles del mundo y las cosas despreciadas, las cosas que no son, para que pudiera anonadar las cosas que son, con el fin de que ninguna carne se jacte a la vista de Dios.”—1 Cor. 1:26-29, NM; Mat. 11:25; Hech. 4:13.

Por esto los hombres que verdaderamente quieren ser sabios buscarán “la sabiduría que es de arriba”, que es pacífica, razonable, misericordiosa, fructífera, imparcial y no hipócrita. Esa sabiduría es una defensa en estos tiempos críticos; los insensatos morirán por la falta de ella. Escudriñe la Biblia por ella, como por algo más valioso que el oro y la plata. Estudiosamente excave por ella, como buscaría tesoros escondidos. “Si alguno de ustedes carece de sabiduría, que siga pidiéndole a Dios, porque él da generosamente.”—Pro. 2:1-5; 10:21; Ecl. 7:12; Sant. 1:5; 3:15-18, NM.

Adquiere la sabiduría, adquiere la inteligencia; no te olvides de ella, . . . no la abandones, y ella te guardará.—Pro. 4:5, 6.

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