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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1951
w51 1/7 págs. 415-416

Preguntas de los lectores

● ¿Sería prudente el testigo de Jehová que dijera que acepta cada número de La Atalaya como proviniendo del Señor y como verídico aun antes de abrirlo? o ¿debería decir que le fué provisto por el “esclavo fiel y discreto” pero que él probará todo lo que contiene antes de aceptarlo?—L. P., Montana.

Si el Padre celestial no le daría una piedra o serpiente o escorpión al hijo que le pidiera pan o pescado o un huevo, y si La Atalaya es una dádiva de Jehová mediante Cristo por medio de su “esclavo fiel y discreto”, ¿vamos nosotros a tomar cada número de La Atalaya en las manos tal como si íbamos a ser heridos por una piedra o mordidos por una serpiente o picados por un escorpión? (Mat. 7:7-11; Luc. 11:9-13, NM) ¿Hemos de abrigar dudas y sospechas acerca de cada número sucesivo? Los residentes de Berea primero “recibieron la palabra con más pronta disposición”, y luego se pusieron a ‘examinar las Escrituras cuidadosamente cada día para ver si estas cosas eran así’. (Hech. 17:11, NM) De modo que debemos recibir La Atalaya como un instrumento que siempre se esfuerza por traemos la verdad, si nuestra experiencia pasada nos da motivo para hacerlo así, y luego, no con un espíritu combativo, deberíamos hacer como los de Berea y probar con las Escrituras lo que dice. Eso es lo que queremos que ustedes hagan, para que sean convencidos y así hagan que estas cosas sean suyas propias.

● ¿Qué significan las palabras en 1 Timoteo 2:15?—“Ella se salvará engendrando hijos, perseverando ellas en fe y amor y santidad, con modestia.”—A. B., Wáshington.

Este texto se hace más claro citándolo, junto con las circunstancias que lo rodean, de la Traducción del Nuevo Mundo: “Deseo que las mujeres se adornen con vestidos bien arreglados, con modestia y cordura, no con estilos de trenzas y oro o perlas o traje muy costoso, sino de la manera que es propio para las mujeres que profesan reverencia a Dios, es decir, por medio de obras buenas. Que la mujer aprenda en silencio y en completa sumisión. Yo no permito que la mujer enseñe, ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que esté en silencio. Porque Adán fué formado primero, luego Eva. Además Adán no fué engañado, sino que la mujer fué cabalmente engañada y vino a estar en la transgresión. No obstante, ella se mantendrá segura mediante el engendramiento de hijos, con tal que continúen en fe y amor y santificación junto con la cordura.”—1 Tim. 2:9-15.

Pablo aquí está hablando de mujeres literales en la congregación cristiana. Recomienda que se vistan con modestia y cordura, que dependan de obras buenas para adorno más bien que en traje ostentoso y costoso. Les aconseja que aprendan en silencio, guardando su lugar asignado en la congregación y no tratando de reemplazar a los hombres en puestos de autoridad. Luego cita, como ejemplo para mostrar la sabiduría de este arreglo, el caso de Adán y Eva. El hombre vino primero entonces, no la mujer. También, el hombre no fué engañado, sino la mujer. Allá en el Edén, ella se adelantó a su esposo. Los resultados fueron desastrosos para ambos. Ninguno de los dos resucitará en el nuevo mundo. El haber engendrado hijos Eva no la salvará; así como no salvará el haber engendrado hijos a las mujeres inicuas que perecieron en el Diluvio o a las que morirán en el Armagedón. Después de usar a Adán y Eva como ejemplos para mostrar la sabiduría del arreglo de Dios para que el hombre ejerza la autoridad en la congregación, el apóstol continúa su discusión concerniente a la conducta de mujeres cristianas en la congregación: “Ella se mantendrá segura mediante el engendramiento de hijos, con tal que continúen en fe y amor y santificación junto con la cordura.”

Seguramente ninguna persona razonable argüirá que las mujeres se salvan sólo porque engendran hijos. El ser ‘salvadas’ mediante esto no podría significar ser salvadas a la vida eterna. Recuerde la mujer que tenía un finjo de sangre, y que fué sanada cuando tocó a Jesús. Él le dijo a ella, “Tu fe te ha salvado.” (Mat. 9:22, NM, margen) Él no quiso decir que se había salvado a la vida eterna, sino que había sido curada y asegurada contra más plagas de esta aflicción suya. Así en el caso de la mujer en la congregación cristiana, “se mantendrá segura mediante el engendramiento de hijos, con tal que continúen en fe y amor y santificación junto con la cordura.” El lugar de la mujer en el arreglo del matrimonio es engendrar hijos e instruirlos en los caminos de Jehová. Eso, junto con su servicio al Reino, la mantendrá ocupada, sin que trate de ayudar a manejar la organización teocrática. Desempeñando este papel suyo, ella se mantendrá segura, es decir, alejada del ocio o mala conducta.

En el capítulo quinto de esta carta a Timoteo. Pablo discute algunas de las trampas en las que algunas mujeres caen, y después de hablar de algunas de las viudas jóvenes que andan desocupadas y chismeando y metiéndose en los asuntos ajenos, él aconseja: “Deseo que las viudas jóvenes se casen, engendren hijos, manejen una familia, para no dar oportunidad a que el opositor vilipendíe.” (Vers. 11-15, NM) Eso las tendrá sujetas, les dará algo que hacer. Esa será una ocupación provechosa para ellas, las mantendrá seguras. Si ellas hacen su deber como esposas y madres manejando una familia, y continúan su servicio como publicadoras del Reino, estarán seguras, protegidas de los lazos que cogen a las mujeres ociosas y no teocráticas.

● ¿Cuál es el entendimiento hoy del mandato a las mujeres de no cortarse el cabello?—F. A., Tennessee.

Con respecto al corte del cabello de las mujeres, a que se refiere 1 Corintios capítulo 11, esto no se refiere a cortarlo por motivo de conveniencia pero todavía dejándole un toque femenino, sino a cortarlo como el del hombre para asemejarse a un hombre y con eso quitar esta señal natural dada por Dios de la sujeción de la mujer al hombre y de la sujeción de la iglesia a Cristo, su cabeza.

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