Preguntas de los lectores
• Marcos 15:25 (VA) fija el tiempo del empalamiento de Jesús a la hora tercera, y Juan 19:14 dice que fué a la hora sexta. ¿Cómo se explica esta discrepancia?—S. S., New Hampshire.
Muchas explicaciones ingeniosas han sido ofrecidas por comentadores y traductores bíblicos. Algunos dicen que es un error de los escribas en el Evangelio de Juan, siendo la lectura correcta “hora tercera”. Sin embargo, no hay evidencia de tal error. Algunos alegan que Juan calculó el tiempo como lo hacemos hoy, y que por la “hora sexta” Juan quiso decir las 6 horas, y no las 12, como generalmente serían indicadas por la “hora sexta” en Palestina en ese tiempo. Pero si Juan quiso decir las 6 de la mañana al decir la “hora sexta”, ¿por qué estaría Jesús descansando cerca del pozo de Jacob, cansado de un viaje, a esa hora temprana? (Juan 4:6) El mediodía sería un tiempo razonable para eso, y fué sin duda el tiempo al que se refirió Juan cuando usó la expresión “hora sexta”. Una fuente de información hasta fué al extremo de decir que por la “hora sexta” Juan quiso decir la hora sexta de la noche, o medianoche. Pero esto no da suficiente tiempo para los muchos acontecimientos que se efectuaron, algunos de los cuales ni siquiera empezaron sino hasta que fué de día. Considere todo lo que aconteció y el tiempo que ocuparía, y usted verá que aun la opinión de que fué a las 6 horas no concede el tiempo necesario.
Durante la última noche de Jesús en la tierra como criatura humana él celebró la Pascua y luego instituyó el Memorial. Esto fué seguido por una discusión extensa, luego su traición y arresto y juicios delante de Anás, Caifás y el Sinedrio. En estos juicios buscaron en vano por testigos falsos, Jesús fué interrogado, abofeteado y maltratado, todo lo cual debe haber consumido tiempo considerable. Cuando fué llevado al Sinedrio para el examen y el fallo, se refiere al tiempo como “cuando había amanecido” (Mat. 27:1, NM), “inmediatamente al amanecer” (Mar. 15:1, NM), “cuando vino a ser de día” (Luc. 22:66, NM), y “temprano en el día” (Juan 18:28, NM).
Pero aun después de amanecer, mucho iba a suceder antes del empalamiento. Del Sinedrio Jesús fué ante Pilato, que le interrogó y oyó las acusaciones de los sumos sacerdotes y ancianos de influencia. De allí Jesús fué a Herodes, que le interrogó “con muchas palabras”, lo que tomaría tiempo en vista de la curiosidad y palabrería de Herodes, así como también el tiempo consumido por los sumos sacerdotes y escribas presentes para expresar sus acusaciones emocionales. Más tiempo, para que Herodes y sus soldados desacreditaran a Jesús, se mofaran de él, y lo vistieran de ropa brillante. Luego de regreso ante Pilato, que después de mucho argumento con los sacerdotes judíos y la chusma a quien se le había dicho de antemano que pidiera que Barnabás fuera libertado en vez de Jesús, y después de oír al mensajero de su esposa acerca de su sueño, entregó a Jesús a la voluntad de ellos. Luego la flagelación o azotes que Pilato dió a Jesús, la coronación de él con espinas por los soldados y también la burla que se hizo de él, y el viaje al Calvario por Jesús ya debilitado por los crueles azotes, con una chusma amontonándose alrededor de él, todo tomaría tiempo. Las seis de la mañana para la “hora sexta” no daría tiempo para todo esto.
Algunos eruditos alegan que los judíos dividían el día en cuatro partes, y que la expresión “hora tercera” cubría la segunda parte, de las 9 a las 12 del día, mientras que la “hora sexta” marcaría el comienzo de la tercera parte. Esto resolvería las dificultades, puesto que la “hora tercera” de Marcos coincidiría con “cerca de la hora sexta” de Juan. Sin embargo, no hay base sólida para pensar que cuatro de los tales períodos de tres horas se usaban para indicar el tiempo del día cuando Jesús estuvo sobre la tierra. Jesús, después de mencionar la hora novena, se refiere a la undécima, mostrando que él no consideró la hora novena cubriendo de la novena a la duodécima, o de las 3 a las 6 de la tarde de nuestro tiempo. (Mat. 20:5, 6) Ciertamente Juan calculó sobre una división del tiempo por horas, mencionando la hora décima (Jn 1:39) y la hora séptima (Jn 4:52), y no simplemente usando las horas novena y sexta respectivamente, como lo hubiera hecho si él solía usar las cuatro divisiones mayores del día que dicen fueron usadas en esa época.
La explicación que parece lógica y sin ser forzada es ésta. Los días estaban divididos en doce horas, contándose de la salida a la puesta del sol, o cerca de las 6 a.m. a las 6 p.m. (Juan 11:9) No dividiendo las horas en minutos, los judíos dirían que era la hora tercera hasta que la cuarta empezara, así como hoy se dice que uno tiene treinta años de edad, aunque realmente tenga treinta años y nueve meses. Por consiguiente la hora tercera de Marcos podría estar cerca del comienzo de la cuarta, o las 10 a.m. Juan no alega ser exacto, diciendo que era “cerca de la hora sexta”. Podría haber sido las 11:30 a.m., o más temprano todavía. Ese fué un día de gran tensión emocional para los seguidores de Jesús, y no es muy probable que estuvieran calmados notando la hora exacta y relativamente insignificante de los acontecimientos. También recuerde que no tenían la ventaja de llevar relojes en la muñeca para ver la hora en esos días. La hora sin duda generalmente se calculaba observando el sol, que podría haber estado oscurecido por niebla o nubes, y a lo más sería sólo aproximada. También recuerde que Juan escribió su relato unos 65 años después que estos sucesos acontecieron. Por eso todos estos factores conceden mucha libertad para absorber la discrepancia de la hora en los dos relatos.
Otro punto que puede tener relación con el asunto: los azotes o la flagelación se consideraban como parte del proceso del empalamiento. Eran tan terriblemente crueles que a veces la víctima moría a causa de ellos, y pueden haber sido lo suficiente severos en el caso de Jesús para hacerlo necesario que otro hombre le ayudara a llevar la estaca, después que Jesús empezó con ella solo. (Luc. 23:26; Juan 19:17) Si estos azotes fueron el comienzo del proceder de empalamiento, algún tiempo transcurriría entre su comienzo y el clavamiento literal en la estaca. Diferentes personas pudieran dar diferentes horas para el empalamiento, dependiendo del período particular del procedimiento cuando se fijaron en la hora. Por eso muchos factores pueden explicar la diferencia en los registros, y el mero hecho de que hay una diferencia compatible manifiesta que no hubo esfuerzo estudiado por parte de Juan para hacer que su relato armonizara exactamente con el relato más antiguo de Marcos, como segurísimamente lo hubiera hecho Juan si hubiera estado falsificando el registro.
• ¿Tenemos que ser bautizados antes de ser reconocidos por Dios como ministros ordenados? El folleto Defendiendo y jurídicamente estableciendo las buenas nuevas declara que cuando estemos en el tribunal debemos decir que somos ministros no ordenados si no hemos sido bautizados.—E. B., Indiana.
Las autoridades estadounidenses generalmente exigen alguna ceremonia en conexión con la ordenación para el ministerio, y por eso es que el tiempo del bautismo de uno generalmente se presenta como la fecha de su ordenación. De cierto así fué para Jesús, porque fué entonces que el espíritu descendió sobre él, en cumplimiento de Isaías 61:1, 2. Sin embargo, una persona puede dedicarse a Dios mediante Cristo y empezar a llevar a cabo su consagración en adoración fiel y servicio activo mucho antes del bautismo en agua, porque la oportunidad para el bautismo no está a la mano. En tal caso Dios ordena a tal persona como su ministro desde el tiempo de su dedicación y espera que la simbolice a la primera oportunidad. El folleto legal particularmente está considerando el asunto desde el punto de vista de la ley estadounidense, y está reconociendo las dos clasificaciones hechas respecto a ministros, a saber, ministros ordenados y ministros regulares no ordenados. Por eso considerado desde el punto de vista de la ley estadounidense, el folleto legal sugiere que determinemos a qué grupo pertenecemos sobre la base de si hemos sido bautizados o no. Los mismos derechos legales se extienden a todos los ministros, sean considerados ordenados o regulares.
Sin embargo, el folleto legal también reconoce el hecho de que uno puede ser ordenado por Dios o ungido con su espíritu antes de ser bautizado en agua, porque muestra que Cornelio y sus cocreyentes gentiles fueron ordenados con el espíritu de Dios antes de que fueran sumergidos en agua. (Hech. 10:44-48) Aunque eso fué extraordinario, sin embargo muestra que Dios puede ordenar a una persona dedicada a él antes de su bautismo en agua. Por eso, aunque alguien no bautizado puede ser ordenado por Dios, puede indicar al tribunal que todavía no ha participado en la ceremonia de inmersión en agua, y que por esa razón puede ser clasificado por la ley estadounidense como ministro regular en vez de ministro ordenado. Que la misma Sociedad Wátchtower coloca peso y significado al acto de inmersión en agua se muestra por el hecho de que sólo los que han simbolizado de este modo su dedicación a Dios pueden recibir una copla personal del folleto Consejo sobre la Organización Teocrática para los testigos de Jehová.
Dichoso el hombre que halla la sabiduría, y el hombre que adquiere la inteligencia; porque su ganancia vale más que la ganancia de plata, y mejor es su rédito que el oro puro.—Pro. 3:13, 14.