Desacuerdo entre el clero católico sobre el jugar en las iglesias
El 18 de agosto de 1951 el Journal de Milwaukee anunció que el cardenal Stritch había prohibido los juegos en las iglesias católicas de Chicago. Esto se recibió como malas noticias por muchos ciudadanos de Milwaukee de los cuales se ha conocido que van a Chicago para divertirse, algunos domingos yendo un máximo de 4,000 personas a la vez. Ha sido necesario que lo hagan así desde 1943 cuando la ley por fin tomó acción contra los juegos en las iglesias de Milwaukee. Los juegos de azar ya habían sido ilegales en Milwaukee desde 1939, pero continuaron usándose en las iglesias después de esa fecha en parte porque el fiscal de ese distrito rehusó aplicar la ley contra empresas religiosas; y tal como observó el Journal, a saber: “en parte porque la iglesia católica de aquí rehusó reconocer la ley.” Después de 1943 hubo un nuevo fiscal en el distrito que cambió todo eso e hizo que los amantes de los juegos “bingo” vinieran a Chicago.
A los entusiastas del “bingo” se les dejó un rayito de esperanza a través del Sun-Times de Chicago, el cual reveló, dijo el Journal, que el cardenal en una “comunicación confidencial dijo, según informan, que es menester obtener permiso especial de la oficina de la cancillería desde hoy en adelante antes de que puedan tener juegos de azar”. Aparentemente esto deja la puerta abierta de par en par para excepciones a la regla del cardenal. Quizás él no esté del todo convencido del mal de los juegos “bingo” en las iglesias. El Journal hace recordar que el “cardenal Stritch, que en ese entonces era el arzobispo de Milwaukee, dijo en agosto de 1943 que los juegos de azar en las iglesias no eran inmorales cuando se jugaban de acuerdo con los reglamentos de la iglesia, teniendo como su primer propósito el recreo y entregándose el sobrante a causas caritativas o religiosas”.
En contraste, es de interés notar las palabras de otro prelado católico, el Mons. Pablo Emilio Leger, arzobispo de Montreal. ¡Y mire qué contraste! En febrero de 1951 él dijo acerca del mismo asunto: “Las personas que frecuentan los sótanos de las iglesias a la hora que deben hacerse los rezos de la tarde, no van allí para alabar a Dios. De otra parte, estos juegos de azar destruyen el verdadero espíritu de caridad porque el dinero se da con la esperanza de poder ganar más y no para una razón sobrenatural y para ayudar a los pobres y necesitados. Es humillante oír algunos de los comentarios respecto a estas prácticas, y aun más humillante saber de algunos de los métodos que se emplean en estas organizaciones.”