Justo dominio de los príncipes
“HE AQUÍ, un rey reinará con rectitud, y príncipes gobernarán con justicia.” (Isa. 32:1, AS) ¿Está cumpliéndose esta profecía hoy día? Si es así, ¿cómo?a
Jehová Dios previó que el hombre sería incapaz de establecer un gobierno justo, y por eso al tiempo mismo de la caída del hombre insinuó su propósito de proveer un dominio justo al prometer que vendría una simiente que aplastaría la cabeza de la serpiente. (Gén. 3:15) Esa simiente, Cristo Jesús, es el rey a quien se hace referencia en Isaías 32:1, y la profecía bíblica manifiesta que él ha estado gobernando desde 1914.—Apo. 11:15-18.
¿Quiénes son los príncipes? En el pasado se pensó que Isaías 32:1 se refería al tiempo cuando hijos terrestres de Cristo Jesús gobernarían como príncipes en el nuevo mundo, tiempo al que se refiere el Salmo 45:16. Pero esto no podía ser así, no sólo porque en Isaías 32:1 nada se dice de que los príncipes sean hijos del rey, sino también porque el contexto muestra que su dominio no se ejerce en medio de las condiciones del nuevo mundo, porque “cada uno de ellos será como un escondite contra el viento, y un refugio contra la tormenta, como corrientes de agua en un lugar seco, como la sombra de una roca grande en una tierra fatigosa”. (Isa. 32:2, AT) No habrá tales condiciones en el nuevo mundo.
La palabra hebrea que aquí se traduce “príncipes” es sarim, la cual se vierte de muchas otras maneras también, como por ejemplo: capitán, gobernante, jefe, etc., y se usa para designar al primero, principal o delantero de cualquier compañía o grupo. Encontramos que el término se usó a través de la historia de Israel, tanto antes como después de que el pueblo tuviera reyes, y no solamente sentido político. Había príncipes o sarim militares, judiciales y religiosos.
Tomando en cuenta cuán abarcador es el sentido de este término, podemos ver cómo el Rey, Cristo Jesús, puede tener príncipes en la tierra ahora, no en los gobiernos mundanos, sino en su organización teocrática. Y aunque el Rey empezó a reinar en 1914, no fué sino hasta 1919, cuando su pueblo fué libertado y restaurado, que empezamos a tener estos príncipes entre nosotros. (Isa. 32:3, 4) Sin embargo, al considerar cómo el mundo asocia la voz “príncipe” con la política y el brillo personal, el pueblo del Señor no la usa. Las Escrituras dan énfasis a la gran responsabilidad y trabajo duro, no al título.
Especialmente desde 1938 estos príncipes han sido colocados en puestos de responsabilidad, pues fué en ese año que el dominio democrático fué reemplazado por el nombramiento teocrático de los siervos a través del instrumento escogido de Dios, la Sociedad, para que “todos nosotros trabajemos juntos en paz, justicia, armonía y completa unidad”. Todos los que ponían tropiezos fueron echados fuera.—Isa. 1:24-26; 32:5-8.
Como resultado de este cambio y del derramamiento del espíritu santo, ya no descansa el cetro de la maldad sobre la suerte de los justos. (Sal. 125:3) En vez de eso, ahora dentro de la organización de Dios hay paz, calma, justicia y confianza; el número de ministros ha ascendido a nueve veces lo que había en 1938, de 47,000 entonces a 435,000 ahora.
Que los “príncipes” sirvan hoy con justicia, imparcialidad, en fidelidad y con sabiduría celestial. Y que todo ministro siembre la verdad junto a todas las aguas y are y cultive el campo de Dios para hacerlo fructífero en alabanzas a Él. Entonces, cuando el Armagedón haya abatido las huestes de Satanás, habrá una sociedad teocrática del nuevo mundo lista para ser usada por el Rey en su reinado del mil años.—Isa. 32:15-20.
[Nota]
a Para más detalles, vea La Atalaya del 1 de junio de 1952.