“Manteniendo firmemente asida la palabra de la vida”
“SE QUEDÓ prendido como un buldog,” es una expresión común. Describir el asir algo de una manera excepcional requiere una expresión excepcional. Por eso podría decirse, también: “Se quedó prendido como una hormiga.” Un proverbio inspirado declara: “¡Vé a la hormiga, oh perezoso, considera sus caminos, y sé sabio!” (Pro. 6:6) En verdad también podría decirse: “¡Vé a la hormiga, oh hombre que no puede asir fuertemente, y sé sabio!”
Un observador vió a una hormiga arrastrando a un saltamontes que pesaba sesenta veces más que ella. Eso equivale a ver a un hombre arrastrando cuatro toneladas y media. Otra hormiga que estaba suspendida asiéndose a una cuerda con las patas traseras, sostuvo en el aire un par de guantes de mil cien veces su propio peso. Para igualar esto el hombre tendría que colgarse de los dedos de los pies y sostener con los dientes más de ochenta toneladas. Las hormigas luchadoras jamás sueltan. Aun cuando se les corte la cabeza sus quijadas permanecen afianzadas al cuerpo de sus adversarios. Se informa que en la India y Argelia las cabezas de las hormigas a veces se usan como puntadas. Las orillas de una herida se juntan, se acercan a ellas las quijadas ampliamente abiertas de las hormigas, y finalmente éstas se prenden de ambas orillas y las mantienen unidas. Luego el “cirujano” nativo corta el cuerpo de las hormigas, dejando las cabezas bien asidas, las cuales permanecen allí hasta que la herida sana.—Nature’s Ways, páginas 148, 149.
Herodes “envió e hizo que Juan fuera decapitado en la cárcel.” Muchos de los testigos de Dios y Cristo fueron “ejecutados con el hacha por el testimonio que dieron de Jesús y porque hablaron de Dios.” A los que finalmente serían aprobados Jesús dijo: “Pruébate fiel aun bajo peligro de muerte, y te daré la corona de la vida.” (Mat. 14:10; Apo. 2:10; 20:4, NM) Sin importar lo que suceda, los siervos de Dios tienen que escuchar las palabras de Pablo: “Sigan haciendo todas las cosas libre de murmuraciones y argumentos, para que lleguen a ser irreprensibles e inocentes, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación pervertida y torcida, entre quienes ustedes están brillando como lumbreras en el mundo, manteniendo firmemente asida la palabra de vida.” (Fili. 2:14-16, NM) El cristiano tiene que mantener la Palabra de Dios asida de una manera excepcionalmente firme. Más firme que la manera en que el buldog o la hormiga se prenden de las cosas.
MANERAS DE DEBILITAR NUESTRO ASIR DE LA PALABRA DE DIOS
La decapitación literal frecuentemente se ha usado en contra de los cristianos para quebrantar su integridad, y esto tan recientemente como durante el gobierno de los nazis de Hítler, cuando algunos de los testigos de Jehová fueron decapitados. Sin embargo, en la mayoría de los casos hoy Satanás y sus representantes invisibles y visibles no usan métodos tan violentos. Usan medios más sutiles para aflojar el ‘asir de la palabra de vida’ por parte del cristiano, medios que son más entrampadores porque su verdadera intención está disfrazada.
En estos días la ciencia se usa como palanca para separar a la gente de su fe en la Biblia. Y la ciencia está progresando. Está progresando no sólo entre los miembros de las iglesias ortodoxas, sino también entre el clero de estos sistemas. En el opúsculo The Holy Bible, the Heritage of Catholic Family Life, (La Santa Biblia, la herencia de la vida familiar católica), publicado en 1952 bajo el imprimátur del arzobispo O’Boyle de Wáshington, D.C., se declara: “¿Pueden los seis días de que Moisés habla ser estos períodos largos descritos por los geólogos? Ciertamente que no. Moisés no sabía nada de la ciencia moderna; su descripción del universo es bastante ingenua, no más adelantada, en realidad, que la de la gente entre quien vivió hace tres mil años.” Eso significa una de dos cosas: Que los católicos están diciendo que la Biblia no es la Palabra inspirada de Dios, o que están sosteniendo que Dios el Creador tiene ideas acerca de la formación de la tierra que son ingenuas, no más adelantadas que las supersticiones de los pueblos primitivos, y en ningún sentido tan bien fundadas como las especulaciones de los insignificantes hombres de ciencia modernos. ¡Y la parte irónica es que estas blasfemias católicas en contra de la Biblia se publicaron en celebración de la Semana de la Biblia católica! Asaltos semejantes en contra de la Biblia vienen regularmente del clero protestante también. Millones de personas están dejando de mantener firmemente asida la Palabra de Dios y en su lugar están echando mano a filosofías científicas.—Col. 2:8.
Las revistas populares aflojan el agarro que muchos tienen de la Palabra de vida. Look, del 26 de febrero de 1952, trató de aparecer sensacional aparentemente descubriendo de repente que la Biblia estaba llena de errores. Llamó la atención a una media docena de pasajes espurios, tales como Marcos 16:9-20, Juan 8:1-11 y 1 Juan 5:7. Después de citar estos cuantos errores grandes Look declara alegremente que eruditos bíblicos convienen en que hay de 20,000 a 50,000 errores en la Biblia. ¿No deja esto la impresión de que estos miles de errores son serios, como los mencionados, y por consiguiente que la Biblia es totalmente indigna de confianza? Realmente, los errores serios son notablemente pocos, y hace años fueron investigados y eliminados de traducciones modernas. Los eruditos reconocen cuán notablemente exacta ha sido la conservación de las Escrituras. En un esfuerzo mercenario para ser sensacional Look tergiversó la Biblia, desacreditándola sutilmente. La prensa seglar en general salta a la oportunidad de debilitar la confianza en la Biblia.
Enseñanzas paganas se han colado en las doctrinas de la cristiandad y separan a la gente de la Palabra de Dios. Puede demostrarse que tales doctrinas como la trinidad, tormento eterno, oraciones para los muertos, purgatorio, y muchas otras, provienen de religiones paganas y de ningún modo pueden ser probadas con la Biblia. Tanto católicos como protestantes informados admiten que muchas de sus enseñanzas y costumbres son de origen pagano, pero en vez de lamentarse por ello se glorían en ello. Por ejemplo, el ministro Dónald Hárrington, de la ciudad de Nueva York, después de mostrar el origen pagano de muchas de las costumbres de la Navidad, declaró: “Es esta integración de ritos y ceremonias paganos que subsiste como ejemplo de la universalidad de Dios y hace que uno comprenda que la Navidad no es simplemente un festival cristiano sino un día de fiesta de la humanidad.” (El Times de Nueva York del 24 de diciembre de 1951) ¡Cuán diferente a las palabras inspiradas de Pablo!—“No lleguen a estar unidos en yugo desigual con los incrédulos. Porque ¿qué consorcio tienen la justicia y la iniquidad? O ¿qué compañerismo tiene la luz con las tinieblas? Más aún, ¿qué armonía hay entre Cristo y Belial? O ¿qué parte tiene una persona fiel con un incrédulo? Y ¿qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos?”—2 Cor. 6:14-16, NM.
Hoy se nos dice que tenemos que ser prácticos, y que la Biblia es sumamente impráctica en esta edad moderna. Un ministro de Nueva York llamado Call, de una iglesia unitaria, dió la acostumbrada alabanza de labios afuera pero destruyó el efecto al decir que era impráctica. Al denunciar los ideales elevados él señaló con especialidad el sermón del monte de Cristo para su ataque. Él lo alabó como el “ideal cristiano que incluye muchos principios morales fundamentales,” pero se opuso a considerarlo con demasiada seriedad. “Cuando usted arranca ese gran sermón de su contexto,” él afirmó, “y lo aplica en nuestro lugar, tiempo y circunstancia, resulta tristemente impráctico. Los que lo predican no lo practican y ni siquiera piensan en tratar de practicarlo, porque si lo practicaran serían enterrados rápidamente en salas para los mentalmente enfermos.”—El Times de Nueva York del 30 de junio de 1952.
Jesús lo predicó y lo practicó y debido a esto fué ejecutado. Los verdaderos seguidores de sus pisadas hoy lo predican y lo practican hasta donde les es posible con sus habilidades imperfectas y debido a esto muchos los consideran imprácticos y locos y a menudo se les encarcela y frecuentemente se les mata. Pero en vez de seguir en las pisadas de Jesús, el clero de la cristiandad sigue a la mayoría, tras los políticos y filósofos y científicos mundanos. Sólo un vistazo a este mundo con su inmundicia y corrupción, sus conspiraciones y mentiras, su violencia y derramamiento de sangre, debería bastar para mostrar que sus caminos no son prácticos. La obediencia a los principios bíblicos es el único remedio realmente práctico, pero hasta el clero trata de romper el ‘asir de la palabra de vida.’
Se podría presentar mucho más para mostrar cómo el clero debilita en vez de fortalecer la fe en la Biblia. Los fundamentalistas enseñan doctrinas paganas bajo un rótulo bíblico, y los modernistas balbucean la alta crítica para socavar las Escrituras. Los ateos son más honrados, y le hacen a la Biblia mucho menos daño. Los clérigos son lobos en traje de ovejas; los ateos son lobos en traje de lobos, y todo el mundo sabe lo que ellos representan. (Mat. 7:15) Háyase dado cuenta de ello o no, el clero en general ha llegado a ser la quinta columna de Satanás. “Tales hombres son apóstoles falsos, obreros engañosos, transformándose en apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque Satanás mismo sigue transformándose en un ángel de luz. No es por lo tanto gran cosa si sus ministros también siguen transformándose en ministros de justicia. Pero su fin será conforme a sus obras.”—2 Cor. 11:13-15, NM.
ASIENDO MENTALMENTE Y CON FIRMEZA LA PALABRA DE DIOS
Pero no es únicamente la ciencia, la propaganda, el paganismo, las filosofías falsas acerca de ser “prácticos,” y muchas otras tonterías que aflojan el asimiento de caudillos ciegos y seguidores ciegos lo que los cristianos verdaderos tienen que evitar. Nuestra propia carne trata de romper nuestro ‘asir de la palabra de vida.’ El amor a uno mismo, o a otras criaturas, o a la ganancia material—cualquiera o todos esos amores que suministran medios de gratificación a los deseos de la carne caída son quizás las fuerzas más poderosas que se hallan trabajando para lentamente debilitar nuestro agarro de la verdad bíblica. El hecho de que estas fuerzas actúan lentamente y aflojan nuestro asir gradualmente sólo las hace más peligrosas. El modo de resistir las cuñas penetrantes de estas fuerzas es mantener la mente concentrada en los principios de la Palabra de Dios. De esa manera mantenemos la Palabra de vida firmemente asida con nuestra mente.
No es el tener literalmente asido un libro literal lo que vale. Los hipócritas y otros pueden empuñar la Biblia, pero no la retienen en su mente. Los sacerdotes y predicadores y miembros de órdenes religiosas pueden andar con ella en las manos, ser vistos leyéndola en lugares públicos, y de otras maneras tenerla para exhibición. Los tribunales pretenden asirse de la Biblia, usándola para jurar sobre ella en sus procesos. Oficiales públicos prestan juramento de puesto con las manos descansando sobre la Biblia. Pero no es tal manera ostentosa de asir la Biblia lo que quiso decir Pablo en su exhortación acerca de ‘mantener firmemente asida la palabra de vida.’
Para obtener el agarro mental que nos preservará de asaltos desde adentro y desde afuera se requiere estudio, luego obediencia a las cosas que se aprenden. De esta manera usted ‘dejará de amoldarse a este sistema de cosas, mas se transformará rehaciendo su mente, para que pruebe para sí mismo la buena y la aceptable y la completa voluntad de Dios.’ (Rom. 12:2, NM) Un asimiento mental sincero y manso de la Palabra de Dios capacitará a uno a seguir el consejo de Pablo: “Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su cuerpo que están sobre la tierra en lo que toca a fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia, que es idolatría. No se mientan el uno al otro. Desnúdense de la vieja personalidad con sus prácticas, y vístanse con la nueva personalidad, la cual por medio de conocimiento acertado está siendo renovada de acuerdo con la imagen de aquel que la creó.”—Col. 3:5, 9, 10, NM.
Cristo Jesús tenía bien asidos en la mente los principios de Dios, y citó éstos para rechazar los asaltos de Satanás. (Mat. 4:1-11.) Él, y no los científicos y políticos y filósofos y religiosos “prácticos,” es el ‘modelo para que ustedes lo sigan.’ (1 Ped. 2:21, NM) Jehová rechaza a los que rechazan su Palabra; y realmente confusión, y no verdadera sabiduría, es la porción de los sabios mundanos que hacen esto: “Avergonzados están los sabios; aterrados están y presos; he aquí que han rechazado con desprecio la palabra de Jehová: ¿qué sabiduría pues podrá haber en ellos?” (1 Sam. 15:26; Jer. 8:9) En una ocasión Jesús dijo: “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los niños.”—Mat. 11:25, NM.
Algunos son lo bastante honrados para reconocer el estado confuso que resulta de no mantener firmemente empuñada la Palabra de Dios para echar mano de filosofías intelectuales. El obispo Austin Pardue, de la Diócesis episcopal protestante de Pitsburgo, dijo el 7 de agosto de 1950: “Nosotros los cristianos de hoy somos trágicamente indignos. Pero sólo una palabra a los extraños farisaicos que señalan a nuestra hipocresía; siempre podemos hacer lugar para más hipócritas y cordialmente los invitamos a que vengan y se unan a nosotros. Nuestra hipocresía no es deliberada, sino conveniente. El mal maligno de nuestras denominaciones norteamericanas ortodoxas proviene de los ácidos corroedores de la incredulidad que han debilitado nuestras convicciones hasta tal grado que mucha de nuestra religión ha llegado a ser un asunto de mera costumbre y tradición. Por otra parte, la destructiva alta crítica de la Biblia ha llegado a ser tan universal que muchos de nosotros los ministros modernos, apenas sabemos lo que creemos. Por otra parte, hemos llegado a ser tales adoradores de cultos y clisés intelectuales que ya no nos atrevemos a creer en los poderes sobrenaturales de la oración y el sacramento.”
No debemos ser impresionados o influídos por los intelectuales mundanos que chapalean en la confusión; Jehová y Cristo no lo son: “Pues observen su llamada de ustedes, hermanos, que no muchos sabios según la carne fueron llamados, no muchos poderosos, no muchos nobles; sino que Dios escogió las cosas insensatas del mundo, para avergonzar a los sabios, y Dios escogió las cosas débiles del mundo, para avergonzar las cosas fuertes; y Dios escogió las cosas innobles del mundo y las cosas despreciadas, las cosas que no son, para anonadar las cosas que son, con el fin de que ninguna carne se jacte a la vista de Dios.” “El que se jacte, que se jacte en Jehová.”—1 Cor. 1:26-29, 31, NM.
De modo que cuando arremeta contra usted la andanada de propaganda de los científicos, los filósofos, los políticos, los altos críticos, los fundamentalistas paganos y otros, propaganda que tiende a debilitar el fuerte empuñar de la Biblia que usted tiene, ¡resista! ¡Mantenga firmemente asida la Palabra de vida!