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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1954
w54 1/5 págs. 286-287

Preguntas de los lectores

● ¿Debemos adorar a Jesús?—G. B., Etiopía.

Los clérigos de la cristiandad que creen en una trinidad como la doctrina principal del cristianismo contestarán esa pregunta con un positivo Sí. Del todo esperado, porque ellos creen que adorar a Jesús es al mismo tiempo adorar a Dios el Padre y Dios el Espíritu Santo, porque ellos creen que estos tres son Tres Personas que misteriosamente forman un solo Dios. La Versión del rey Jaime de la Biblia en inglés fué vertida por traductores trinitarios, y sin duda por esta razón los traductores usaron la palabra “adorar” para verter la palabra griega proskyneo cuando ésta aplica a Jesús. De hecho, en cada caso que aparece en las Escrituras cristianas griegas consistentemente se usó “adorar” para verter este verbo griego. Por eso leemos que los magos adoraron al bebé Jesús, y que las personas que se acercaron a Jesús o recibieron curación de él o le pidieron favores “adoraron” a Jesús sobre la tierra.

Sin embargo, notamos en la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras cristianas griegas que en todos estos casos cuando Jesús recibió dicha atención sobre la tierra como hombre este verbo griego se vierte, no como “adorar,” sino como “rendir homenaje a.” Esto está en armonía con el hecho de que este verbo griego proskyneo aparece muchas veces en la Versión griega de los Setenta de las Escrituras hebreas y allí este verbo se usa en conexión con acción hacia hombres, tales como José el hijo de Jacob y Booz el bienhechor de Rut. En estos casos posteriores proskyneo no podría significar “adorar” sino sólo inclinarse o rendir homenaje a una persona por respeto profundo. Por eso tiene que haber sido dicha manifestación de respeto la que se dió a Jesús sobre la tierra, porque él era considerado como representante, siervo y profeta de Dios, y como el Hijo de David que sería el Rey mesiánico. A los reyes del Israel antiguo regularmente se les rendía homenaje inclinándose a ellos. La Traducción del Nuevo Mundo no está quitando mérito a Jesús el Hijo de Dios al verter este verbo griego como significando rendir homenaje a Jesús mientras estuvo sobre la tierra.

Nótese, sin embargo, que hay otras palabras griegas que la Versión del rey Jaime vierte “adorar,” pero ninguno de estos verbos griegos está dirigido a Jesús para mostrar que se mandó que dicha acción fuera ejecutada o que hubiera sido ejecutada hacia él. Seguramente cuando Lucas 14:10 (RJ) dice: “Entonces tendrás adoración [doxa] en la presencia de los que se sientan a comer contigo,” Jesús no quiso decir que un invitado humano a quien se le daba un lugar más elevado en una comida judía sería adorado, sino que él sólo ‘tendría honor’, como la Traducción del Nuevo Mundo vierte la palabra (doxa). Así vemos que las Escrituras cristianas griegas hacen una distinción entre Jehová Dios y su Hijo Jesucristo, reservando algunas palabras traducidas “adorar” para Dios, excluyendo a Jesús.

Cuando Satanás el Diablo tentó a Jesús para tratar de hacer que adorara al adversario, Jesús no dijo al Tentador: ‘Adóreme,’ sino que dijo: “Es a Jehová tu Dios que tienes que adorar [proskyneo], y es a él solamente que tienes que rendir servicio sagrado [latreúo].” (Mat. 4:10, NM; Luc. 4:8) Jesús, hablando e incluyéndose él mismo, dijo a la mujer samaritana: “Ustedes adoran [proskyneo] lo que no conocen; nosotros adoramos [proskyneo] lo que conocemos, porque la salvación origina con los judíos. . . . los adoradores genuinos adorarán al Padre con espíritu y verdad. . . . Dios es un Espíritu, y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y verdad.” (Juan 4:22-24, NM) Jesús, aun después de su glorificación en el cielo, no cambió del que se dirigiera la adoración a Dios su Padre más bien que a él mismo. En la Revelación, la cual Dios dió a Jesús, se muestra que la adoración pura debe darse al Altísimo Dios, Jehová. (Vea el Apocalipsis 4:10; 5:14; 7:11; 11:16; 14:7; 15:4; 19:4, 10.) Y cuando Juan cayó a los pies del ángel a quien Jesús envió para entregar la revelación, el ángel dijo a Juan: “¡Adora a Dios!” (Apo. 19:10; 22:9) Así que la adoración había de rendirse a Jehová Dios, aunque bendición, gloria y alabanza habían de atribuirse al glorificado Jesús, el Cordero, así como a Dios su Padre.

En Hebreos 1:6 leemos: “Pero cuando él vuelve a traer a su Primogénito a la tierra habitada, él dice: ‘Y que todos los ángeles de Dios le adoren.’” (NM) Como el verbo griego aquí es proskyneo, también pudo haber sido traducido “rindan homenaje,” como en todos los casos anteriores teniendo que ver con Jesús cuando estuvo sobre la tierra como hombre. Esta misma palabra en griego se usa para dirigirse a los que llegarán a ser miembros de la congregación o novia glorificada de Cristo, en estas palabras del Apocalipsis 3:9 (NM): “¡Mira! daré a los de la sinagoga de Satanás que dicen que son judíos, y que sin embargo no lo son sino que mienten—¡mira! haré que vengan y rindan homenaje [proskyneo] ante tus pies y los haré saber que te he amado.” Ellos no van a ser adorados.

No se pide que se dé adoración al Rey ungido a quien Jehová Dios establece en su santo monte de Sión, a saber, su Hijo Jesucristo, sino que se pide de los reyes y jueces de la tierra la sumisión y el respeto debidos, en estas palabras: “Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor. Besad al Hijo, no sea que se enoje, y perezcáis en el camino; porque pronto se encenderá su ira.” (Sal. 2:11, 12) Esto está de acuerdo con el reconocimiento que el apóstol Pablo dice que todavía tiene que darse al glorificado Jesús por toda la creación viviente, en Filipenses 2:9-11 (NM): “Dios también le exaltó a un puesto superior y bondadosamente le dió el nombre que está por encima de todo otro nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo y de los que están en la tierra y de los que están debajo del suelo, y confiese toda lengua abiertamente que Jesucristo es Señor para gloria de Dios el Padre.” La rodilla se dobla en el nombre de Jesús como Señor y en adoración al Padre como Dios, y la lengua confiesa abiertamente que Jesucristo es Señor, pero esto se hace para la gloria de Dios el Padre, todo esto mostrando la superioridad del Padre. Así, “todos honren al Hijo así como honran al Padre.”—Juan 5:22, 23, NM.

En consecuencia, dado que las Escrituras enseñan que Jesucristo no es una copersona trinitaria con Dios el Padre, sino que es una persona distinta, el Hijo de Dios, la respuesta a la pregunta que se considera aquí tiene que ser que ninguna adoración distinta ha de rendirse a Jesucristo ahora glorificado en el cielo. Nuestra adoración ha de dirigirse a Jehová Dios. Sin embargo, le mostramos el respeto adecuado al Hijo unigénito de Dios rindiendo nuestra adoración a Dios mediante y en el nombre de Jesucristo. Aun ahora cuando nos arrodillamos para orar, como Pablo lo hizo según Efesios 3:14-19, ofrecemos oración en el nombre de Jesucristo en obediencia a sus propias instrucciones (Juan 15:16; 16:23-26), pero la oración misma se dirige, no a Jesús, sino a Dios su Padre. De esta manera mantenemos las cosas dentro de sus puestos relativos.

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