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  • El hombre rico y Lázaro—¿parábola o narración?

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  • El hombre rico y Lázaro—¿parábola o narración?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1954
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1954
w54 1/11 págs. 649-653

El hombre rico y Lázaro—¿parábola o narración?

LA GRAN mayoría de las sectas religiosas de la cristiandad sostiene que el tormento eterno en un infierno ardiente es el destino de los inicuos. Las palabras de Jesús registradas en Lucas 16:19-31 concernientes al hombre rico y Lázaro se hallan entre las pruebas que se ofrecen en apoyo de esta enseñanza. Se arguye que estas palabras cuentan un incidente, que son una narración de lo que realmente sucedió. Un tratado publicado por uno que se adhiere a esta opinión pregunta: “¿No creen ustedes que todos los que oyeron al Señor Jesús relatar la historia del hombre rico y Lázaro, naturalmente supondrían que Él se propuso enseñar que hay existencia consciente después de la muerte en felicidad o dolor?”

Concediendo, por vía de argumento, que sus oyentes verdaderamente pensaran que era un incidente real, eso, lejos de demostrar que era real, demuestra exactamente lo contrario. ¿Cómo es eso? Pues se nos dice explícitamente que la razón por la que Jesús habló en parábolas o ilustraciones fue—¿para que la gente entendiera?—no, sino para que NO entendiera. Note sus palabras: “A ustedes [sus discípulos] se les concede entender los secretos sagrados del reino de Dios, pero para los demás está en ilustraciones, para que, aunque estén mirando, miren en vano y, aunque estén oyendo, no entiendan el significado.” (Luc. 8:10, NM) Obviamente, sea cual fuera el significado que sus oyentes sacaran de la ilustración no podía menos que ser incorrecto.

Pero algunos objetan todavía debido a que Jesús no indicó claramente que ésta era una ilustración. Pero ¿es necesario que Jesús haga esto cada vez, cuando tenemos la declaración manifiesta de que “sin ilustración no les hablaba”? (Mat. 13:34, NM) El mero hecho de que se dan nombres no puede usarse como argumento contra el que sea una ilustración, en vista de toda la evidencia que demuestra que el aceptarla literalmente es hacer ultraje a la razón y el sentido común y contradecir el resto de la Palabra de Dios.

CONTRASENTIDOS

Brevemente, en esta ilustración primero leemos acerca de un hombre rico vestido de púrpura y lino fino que vivía con magnificencia y acerca de un mendigo llamado Lázaro que se sentaba a su puerta, lleno de úlceras, y que anhelaba las migajas que caían de la mesa del hombre rico. Cada uno murió con el transcurso del tiempo. Lázaro fué llevado por los ángeles a recostarse sobre el seno de Abrahán mientras que el hombre rico fué enterrado, y en Hades sufrió tormento y desde el cual lugar vió a Lázaro.—Luc. 16:19-23, NM.

Note aquí que no se dice una sola palabra acerca de que Lázaro hubiera sido un hombre bueno, acerca de que hubiera tenido fe y la hubiera demostrado mediante obras; siendo ambas cosas indispensables para conseguir vida eterna. (Heb. 11:6; Sant. 2:14-26) ¿Cuándo son garantía de salvación la mera miseria, pobreza y enfermedad?

Tampoco existe una palabra acerca de que el hombre rico hubiera sido inicuo. ¿Por qué clase de razonamiento y por qué principios de justicia puede sostenerse que simplemente porque un hombre disfrutó por completo de las cosas buenas de esta vida durante setenta años tiene que sufrir las agonías de un infierno ardiente por miles de millones multiplicados por miles de millones de años, sí, por la eternidad? Aun el hombre caído e imperfecto reconoce que la justicia requiere que “el castigo corresponda al crimen,” y seguramente Dios es más justo que el hombre. Abrahán, David, Salomón, José de Arimatea, todos tuvieron gran riqueza; ¿los condena ese hecho al tormento eterno?

Además, Jesús en sus argumentos con el clero judío reveló un excelente sentido de lógica, sin rival. ¿Daría él una amonestación tan horrenda sobre el salario del pecado sin siquiera mencionar el pecado, o hablaría de las recompensas de la fe y obediencia sin siquiera mencionarlas? Si Jesús se hubiera propuesto amonestar a sus oyentes acerca de tormento eterno de seguro que hubiera recalcado estos puntos; pero no hizo nada de eso.

No sólo eso, sino que leemos que Lázaro fué llevado al seno de Abrahán. ¿Están recostándose en el seno de Abrahán todos los que consiguen salvación? Si asentimos en cuanto a que esta expresión es metafórica, ¿por qué insistir en que se acepte literalmente lo que sucedió al hombre rico? Sencillamente no tiene sentido aceptar una parte del relato literalmente y otra parte paralela figuradamente.

Además note que éste es el único lugar en las Escrituras donde estado consciente y sufrimiento se asocian con Hades. Tampoco servirá alegar que antes de la muerte de Jesús el Hades tenía dos compartimientos, uno para los buenos y el otro para los malos, y que después que él murió por el pecado del hombre entonces los buenos fueron al cielo, porque al tiempo que Jesús dijo esta ilustración todavía no había muerto. Que al Hades se le usa figuradamente es aparente del Apocalipsis 6:8, 9, donde se muestra al Hades montado a caballo, y también del Apocalipsis 20:14, donde Hades se muestra—no como siendo el lago de fuego—sino como siendo él mismo arrojado en el lago de fuego.

ANTIBÍBLICO

El hacer literales las palabras de Jesús concernientes al hombre rico y Lázaro llega a ser aún más insostenible cuando se compara con lo que el resto de la Palabra de Dios dice concerniente al castigo del pecado y la condición de los muertos. A Adán no se le advirtió acerca de tormento eterno, y después de pecar simple y claramente se le dijo: “Polvo eres y a polvo volverás.” (Gén. 3:19; 2:17, NM) Tampoco dijo Jehová Dios: “Tu cuerpo volverá al polvo”; no, sino TÚ, Adán, volverás allí. No hay duda alguna en cuanto al significado del testimonio manifiesto de las Escrituras: “El salario que paga el pecado es muerte.”—Rom. 6:23, NM.

Y ¿qué cosa es la muerte, el estado o condición de los muertos: sufrimiento consciente, o deleite consciente? ¡Ni lo uno ni lo otro! El hombre muere como la bestia; los muertos no saben nada; no hay estado consciente en Sheol (equivalente hebreo a Hades). “Sale su espíritu [del hombre], y él se torna en su tierra: en ese mismo día perecen sus pensamientos.” David oró que Dios perdonara su vida para que no “me vaya, y no sea [sí, exista] más.” Pedro comparó los inicuos a bestias brutas que perecen. Las bestias brutas no son atormentadas después de la muerte.—Sal. 146:4; 39:13; Ecl. 3:19-21; 9:5, 10; 2 Ped. 2:12, NM.

Además, ¿no se nos asegura que habrá una resurrección de los muertos, tanto de los justos como de los injustos? ¿Por qué una resurrección si el hombre al morir recibe su recompensa eterna? (Hech. 24:15; Juan 5:28, 29, NM) Cuando Lázaro, el hermano de María y Marta y amigo de Jesús, murió, ¿consoló Jesús a esas mujeres asegurándoles que Lázaro no estaba muerto? No, sino con la seguridad de que él se levantaría de entre los muertos. Sus hermanas sabían que él ‘se levantaría en la resurrección en el día final.’ Y cuando Jesús lo llamó y lo hizo salir, ¿llamó a Lázaro del seno de Abrahán, del limbo o de un infierno ardiente? No, sino de la tumba. Incidentalmente, si Lázaro hubiera estado consciente en tal lugar podemos estar seguros de que hubiera contado a todos sus amigos acerca de la experiencia notable que tuvo, porque había estado muerto cuatro días. Su mismo silencio sobre este punto es fuerte evidencia circunstancial de que estuvo inconsciente.—Juan 11:22-44, NM.

Además, ¿cómo podríamos explicar el que Abrahán estuviera en los cielos en vista de las palabras de Jesús: “Ningún hombre ha subido al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre”? Y ¿no indicó Pedro a sus oyentes en el día del Pentecostés que David “falleció y fué sepultado y su tumba está entre nosotros hasta este día. De hecho David no ascendió a los cielos”? (Juan 3:13; Hech. 2:29, 34, NM) A ninguno de los siervos de Dios se le ofreció una recompensa celestial antes de la venida de Cristo Jesús; por eso es que sus apóstoles aun después de su resurrección esperaban un reino terrestre.—Sal. 45:16; Hech. 1:6-8.

Regresando a la ilustración: luego nos dice que el hombre rico pide al “Padre Abrahán” que envíe a Lázaro para darle alivio mediante una gota de agua en la punta de su dedo, ante lo cual Abrahán le recuerda las cosas buenas que gozó en su vida en contraste con lo que Lázaro tuvo; además, existe una gran sima entre ellos, la cual hace imposible que se cruce de un lugar a otro. Luego el hombre rico pide que Lázaro sea enviado a amonestar a sus cinco hermanos, pero se le dice que ellos tienen a Moisés y los Profetas y que si ellos no querían escuchar a éstos no escucharían a uno levantado de entre los muertos.—Luc. 16:24-31, NM.

Conforme a las Escrituras el cielo y Hades (Sheol) se hallan en extremos opuestos. (Sal. 139:8; Luc. 10:15) ¿Podríamos imaginarnos a los que están en un lugar viendo a los que están en el otro y sosteniendo una conversación? Y si el hombre rico estuviera en un infierno ardiente ¿pediría sólo una gota de agua para refrescar su lengua? ¿Cuánto alivio traería eso? ¿Duraría hasta llegar a él? ¿Podría una persona siquiera acercarse a un infierno ardiente con sólo una gota de agua? Obviamente esto es una metáfora así como lo es el seno de Abrahán, sí, y como son el resto de las palabras de Jesús en esa ocasión.

SIGNIFICADO DE LA ILUSTRACIÓN

Dado que no podemos eludir la conclusión de que las palabras de Jesús concernientes al hombre rico y Lázaro son una ilustración, ¿qué ilustran, qué significado tienen? Concisamente hablan del cambio que ocurrió en las posiciones relativas de dos grupos o clases de personas debido a la predicación de la verdad, tanto en el día de Jesús como en el nuestro.

El hombre rico representa bien a los del clero judío que estaban bien suministrados con provisión espiritual; que se consideraban a sí mismos como hijos del reino, vestidos de púrpura; que eran muy pagados de su propia rectitud, usando lino fino; y que estaban orgullosos de ser descendencia de Abrahán.—Rom. 3:1, 2; Mat. 8:12; 23:27, 28; Apo. 19:8; Mat. 3:9, NM.

El mendigo Lázaro, cuyo nombre significa “Dios es ayudador,” representa bien a la gente común judía, a quien el clero despreciaba, que estaba espiritualmente enferma debido a descuido y tenía hambre y sed de justicia, y que reconocía la falta que le hacía el Gran Médico, Cristo Jesús.—Juan 7:49; Mat. 5:6; Mar. 2:17, NM.

La muerte del hombre rico y de Lázaro representó un cambio que estaba teniendo lugar en las posiciones relativas de estas dos clases. El que esto sea así no debe sorprendernos, porque repetidamente las Escrituras hablan de personas que están muriendo o han muerto aunque todavía están vivas, queriendo decir con ello que ha habido un cambio en su vida. (Vea 1 Corintios 11:30; Colosenses 3:3; 1 Timoteo 5:6; Judas 12.) La predicación por Jesús que desenmascaró la hipocresía, avaricia y enseñanza falsa del clero judío hizo que hubiera un cambio en su vida. (Mat. 23; Luc. 16:14; Mat. 15:1-9) Desde un estado de comodidad lujosa en que se sentían satisfechos de sí mismos fueron introducidos en un estado de tormento; tal tormento que no tuvieron paz hasta que mataron al Hijo de Dios.—Mat. 21:45, 46.

Los que fueron representados por Lázaro, la gente común judía de fe hacia Dios, también experimentaron un cambio en su condición debido a la predicación de Jesús, para llegar a ser el resto espiritual de la judería. Así como su nombre “Lázaro” indica, fueron ayudados, consolados por Dios y recibieron la esperanza del reino celestial de Dios. Sí, las rameras y recaudadores de impuestos, pobres y espiritualmente enfermos, estaban entrando en el reino de Dios y recibiendo el favor de Dios, como se representó mediante el recostarse sobre el seno de Abrahán. Las cargas pesadas que los fariseos habían colocado sobre ellos les estaban siendo quitadas, y ellos mismos llegaron a ser parte de la “simiente de Abrahán” en quien todas las familias de la tierra se han de bendecir.—Mat. 11:6; 21:31; Gál. 3:7, 26; Mat. 23:4; 11:28-30, NM.

Y ¿la gran sima entre las dos clases? Esto representa los justos juicios de Jehová, que no pueden ser cambiados. Los caudillos religiosos como clase habían determinado su destino al pecar en contra del espíritu santo, para lo cual no hay perdón; y su súplica para que su tormento fuera disminuído, aun en lo más leve, por medio de disminuir la predicación de la verdad, no había de ser oída.—Mar. 3:29; Hech. 5:27-32, NM.

Los cinco hermanos del hombre rico representan bien a los asociados del clero judío que manifestaban el mismo espíritu que los fariseos. Estos, rehusando creer en Jesús, manifestaban con ello que realmente no prestaban atención a lo que Moisés y los Profetas habían dicho. Y el hecho de que ellos no creerían aun si uno se levantara de entre los muertos fué confirmado cuando Lázaro, el hermano de María y Marta, efectivamente se levantó de entre los muertos.—Juan 7:47, 48; 5:46, 47; 12:10, 11.

Todos estos hechos en cumplimiento de esta ilustración encuentran un paralelo asombroso en nuestro día. Por mucho tiempo el clero de la cristiandad, clero hipócrita, voraz, seguidor de tradición, hizo lo que quiso al explotar sus rebaños y descuidar sus intereses espirituales, mientras que a los del resto de israelitas espirituales ungidos se les consideraba y trataba como un mendigo enfermo digno sólo de asociarse con los perros en la calle. Pero con la predicación de las buenas nuevas del reino de Jehová ha habido un cambio en estas dos clases, y desde 1919 este resto espiritual de cristianos ungidos en otro tiempo despreciado y desechado ha sido levantado alto en el favor del Abrahán Mayor, Jehová Dios, y ha recibido los intereses del Reino, especialmente el de predicar las buenas nuevas del Gobierno de Dios ahora establecido para la bendición del género humano. Así otros que no son del resto pueden participar de su consuelo, y ahora lo hacen.—Eze. 34:1-16; Mat. 24:14.

Hoy el clero está siendo atormentado por el gran testimonio que desde entonces se da por los testigos cristianos de Jehová mientras los “legos” de buena voluntad están siendo consolados y están siendo introducidos en una posición de favor con el Abrahán Mayor, Jehová Dios; y un caso a propósito es el gozo que éstos experimentaron en la asamblea internacional de los testigos de Jehová en 1953. De nuevo no habrá ningún alivio del tormento del clero por medio de disminuir la obra de predicación; ni se dará alguna señal especial ahora para convencer a los aliados comerciales y políticos del clero de que este mensaje es de Jehová Dios.

Sólo si se consideran de esta manera puede verse que las palabras de Jesús registradas en Lucas 16:19-31 tienen significado, valor y correspondencia en nuestro día, y que armonizan con el resto de las Escrituras.

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