Preguntas de los lectores
● En la página 360 del libro “New Heavens and a New Earth” dice respecto a los que conseguirán la vida del nuevo mundo sobre la tierra: “Dios no tendrá necesidad de trasladarlos a otros planetas por motivo alguno ni para poblar los cielos con ellos. . . . Los retendrá para siempre sobre la tierra como jardineros peritos para que la mantengan como un paraíso glorioso para alabanza de él.” ¿No es presuntuoso limitar a la tierra las criaturas humanas de Jehová? ¿No es una limitación especulativa, tomando en cuenta el hecho de que 1 Corintios 2:9 declara que no le es posible al hombre concebir las cosas que Jehová tiene en reserva para los justos? ¿No podrían las palabras de Jesús en Juan 14:2 acerca de ir para preparar un lugar para sus seguidores incluir la preparación de otros planetas para ser habitados? Por supuesto Jehová no necesita a las criaturas humanas para que los otros planetas sean poblados, así como él no nos necesita para ninguna otra cosa; pero pudiera usarnos con tal propósito. Finalmente, ¿no indica Isaías 9:7 donde dice que del aumento de su gobierno no habrá fin una expansión interminable de su región?—E. M., Estados Unidos.
La esfera de actividad del hombre carnal parece estar limitada a la tierra por el propósito expreso de Jehová. Tal limitación se pone de manifiesto en Génesis 1:28, donde se dió el mandato de llenar la tierra, no el universo. Isaías 45:18 declara que Jehová hizo la tierra para ser habitada, y él hará que ese propósito se cumpla; pero él no ha declarado tal cosa respecto a los otros planetas. Tampoco poblará los cielos con hombres terrestres, puesto que ese ambiente no se presta a la existencia humana y criaturas humanas de carne y sangre no pueden vivir allá. (1 Cor. 15:50) Más bien que ser presuntuoso o especulativo el considerar que el hombre se quedará dentro de los límites que le fueron asignados según el propósito expreso de Jehová, parece que viene a ser caso de presunción el que criaturas humanas se arroguen el desempeño de un papel mayor en los asuntos del universo que el que les ha sido asignado. No debemos alterar el propósito de Dios de que llenemos la tierra a uno de llenar el sistema solar.
El decir que los hombres serán retenidos en la tierra como jardineros para que la mantengan como un paraíso terrestre no es establecer limitaciones especulativas a lo que Jehová tiene en reserva para nosotros, ya que ése es el trabajo que Jehová asignó al hombre, como se declara en Génesis 2:15. Pero el decir que 1 Corintios 2:9 da lugar para creer que los hombres de la tierra serán trasladados a otros planetas para poblarlos no sólo es especular sino aplicar erróneamente el texto. Pablo estaba mostrando allí que él no predicaba la sabiduría de este sistema de cosas, sino la sabiduría que Dios ha escondido, la sabiduría del sagrado secreto respecto a Cristo el Rey y el Israel espiritual en un reino celestial. Esta sabiduría no la entendieron los gobernantes del mundo, y, como teniendo aplicación a tales gobernantes ciegos, Pablo cita Isaías 64:4 en el versículo 9, pero sigue con su explicación manifestando que los cristianos que tienen el espíritu de Jehová no están ciegos en cuanto a lo que Jehová les ha preparado sino que perciben la bendición del Reino que les espera a los miembros del cuerpo de Cristo. El texto no trata de las bendiciones que les esperan a los moradores de una tierra paradisíaca, y no debe aplicarse erróneamente a ellos. Esto se hace claro en 1 Corintios 2:6-10 (NM):
“Ahora bien, nosotros hablamos sabiduría entre los que son adultos, mas no la sabiduría de este sistema de cosas ni la de los gobernantes de este sistema de cosas que han de quedar reducidos a nada. Sino que hablamos la sabiduría de Dios en un sagrado secreto, la sabiduría escondida, que Dios preordinó antes de los sistemas de cosas para nuestra gloria. Esta sabiduría ni uno de los gobernantes de este sistema de cosas llegó a conocer, porque si la hubieran conocido ellos no habrían empalado al glorioso Señor. Porque así como está escrito: ‘El ojo no ha visto y la oreja no ha oído, ni se han concebido en el corazón del hombre las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman.’ Pues es a nosotros que Dios las ha revelado por medio de su espíritu, porque el espíritu escudriña todas las cosas, hasta las cosas profundas de Dios.”
Por lo menos en lo que concierne a los planetas de nuestro sistema solar, aparentemente ninguno de ellos aparte de la tierra es capaz de soportar vida humana. Los otros planetas no están equipados con aire y agua y las fuentes de alimento que se necesitan para sostener la vida humana, y decir que Jehová los hará adecuados para habitación humana en el futuro es pura especulación. Y es torcer la Escritura decir que Jesús se fué para preparar estos planetas para que sean habitados, usando como prueba de ello sus palabras en Juan 14:2. Jesús estaba dirigiendo sus palabras a sus discípulos que iban a ser engendrados del espíritu y reinar con él en gloria celestial. Él se iba para preparar un lugar para ellos, y allí él y estos miembros de su cuerpo morarían juntos para siempre como criaturas espirituales. El torcer esto y decir que significa otro planeta con criaturas carnales es un tremendo error. Jesús no estaba diciendo que él se iba para preparar un planeta donde él y los miembros de su cuerpo vivirían como hombres carnales, en Juan 14:1-3 (NM): “No dejen que se les turbe el corazón. Ejerzan fe en Dios, ejerzan fe también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas. De otra manera, se lo hubiera dicho, porque me voy para preparar un lugar para ustedes. También, si me voy y preparo un lugar para ustedes, vengo otra vez y los recibiré en casa a mí mismo, para que donde yo esté también estén ustedes.” ¿Cómo podemos lógicamente tomar las palabras que Jesús habló respecto a cosas del espíritu y arbitrariamente aplicarlas a cosas carnales? Simplemente el que se fué a preparar un lugar para la clase de la iglesia ciertamente no sostiene el que él también haya ido a hacer otras habitaciones planetarias para los hombres de la tierra.
Los editores de “New Heavens anda New Earth” están bien enterados del hecho de que algunos han especulado acerca del traslado de criaturas de la tierra a otros planetas con el objetivo de poblarlos, y la manera en que algunos de estos especuladores hablan sirve para ensalzar su propia importancia y hace que parezca que Jehová necesita a los hombres de la tierra para completar su obra de creación en lo que respecta a otros planetas, y fué porque se tenía presente tal presunción que se dijo en el libro que Jehová no los necesita. La expresión acerca de no necesitarlos se usa adrede para refutar estas suposiciones arrogantes no declaradas de que Dios necesita parejas humanas, suposiciones de los que declaran tales interpretaciones privadas. Si fuera el propósito de Dios hacerlo de esa manera, entonces necesitaría esas parejas; de otro modo tendría que hacerlo de una manera diferente a la que se había propuesto. Si no las usara su propósito de efectuarlo de esa manera fallaría. De modo que por estas razones el libro tenla motivo para hacer a un lado esta supuesta necesidad de Jehová de usar parejas humanas.
No se indica una expresión interminable de la región del gobierno en Isaías 9:7, donde leemos: “Del aumento de su dominio y de su paz no habrá fin; se sentará sobre el trono de David y sobre su reino, para establecerlo, y para sustentarlo con juicio y justicia, desde ahora y para siempre. ¡El celo de Jehová de los Ejércitos hará esto!” Esto no es ningún argumento a favor de un proceso interminable de poblar otros planetas por todo el espacio. Esto se refiere a la promesa hecha a David respecto a su reinado, y su aplicación tiene que ver con la tierra. Nunca se le prometió a David que su reino se extendería más allá de la tierra al universo. Lo que Isaías 9:7 quiere decir es que la región de su reinado no tendrá fin sino hasta que quede abarcada toda la tierra. No habrá fin alguno a su extensión sobre la tierra; es decir, no habrá linderos sobre la tierra que le pongan límite a su dominio terrestre. Abrazará el globo entero, no importa a dónde viaje uno sobre la superficie de la tierra. Ningún lindero marcará el fin de su región terrestre, e Isaías está prediciendo esto, indicando que se extenderá y aumentará hasta que alcance sin fin alrededor de la entera esfera terrestre. En esta tierra paradisíaca no habrá fin de la paz, tampoco.
El que haya otros planetas como la tierra en otras partes del universo o no, y en caso de que sí, el que algunos de ellos estén habitados por alguna clase de vida o no, o el que alguno de ellos haya de estar habitado así en el futuro o no, no lo podemos decir porque la Biblia no lo dice. El preocuparnos por tales asuntos es especulación vana, y nunca podríamos llegar a una respuesta definitiva. Pero sí podemos decir que no hay base bíblica para argüir que la población futura, si la hay, de los otros planetas se efectuará por el traslado de parejas de la tierra. La tierra y la gente sobre ella no son de tanta importancia. Si Jehová quisiera criaturas de carne y sangre en los otros planetas con toda facilidad podría hacerlas del polvo de esos planetas, y no le sería necesario trasladar milagrosamente a parejas terrestres a través de un espacio que se mide en años de luz. No nos conviene ensalzamos a un papel tan espectacular en los asuntos universales, sino más bien concentrarnos en los deberes terrestres que nuestro Creador nos ha encomendado. Recuerde lo que dijo Jesús: “Todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado.”—Luc. 18:14; 14:7-11, NM.