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  • El “tiempo del fin”
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1955
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1955
w55 15/5 págs. 293-297

El “tiempo del fin”

“El punto decisivo de nuestro tiempo,” “una línea divisoria en la historia,” una “edad de violencia”—éstos son términos empleados por los historiadores modernos para describir la época que comenzó con el estallido de la I Guerra Mundial. ¿Qué significado alarmante encierran las observaciones de ellos? La respuesta afecta la vida de usted.

NINGUNA fecha de la historia afecta el destino de cada persona viviente tanto como lo hace el año 1914. En ese año llegaron a un punto decisivo los asuntos del hombre. Las condiciones del mundo desde 1914 han empeorado. La guerra ha saqueado la tierra, la inflación ha estrangulado al mundo. Países que en un tiempo eran prósperos ahora se encuentran vejados con la pobreza y revoluciones. Grandes imperios se han desplomado, naciones enteras e islas apenas conocidas antes de 1914 han llegado a ser problemas mundiales. La humanidad vive con alma paralizada bajo la sombra de la aniquilación atómica. Todo esto, a pesar de ser la verdad horrenda, no explica por qué las condiciones están precisamente como las vemos. No explica por qué 1914 es un punto decisivo. Tampoco explica por qué 1914 afecta el destino eterno de usted. ¿Cómo, pues, se explica el asunto? Así: En 1914 el hombre entró en el “tiempo del fin” predicho hace mucho.

Hay sólo un libro que habla del “tiempo del fin.” Ese es la Biblia. Sus profecías, en su mayor parte, tienen su cumplimiento mayor en el “tiempo del fin.” En ese tiempo les sería posible entender las profecías a los buscadores de la verdad: “Tú empero, oh Daniel, cierra estas palabras, y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia será aumentada.” (Dan. 12:4) La falta de conocimiento concerniente al “tiempo del fin” conduce a la muerte. ¡Cuán vital nos es, pues, tener las contestaciones correctas a ciertas preguntas! ¿Qué ha de tener fin? ¿Cuándo terminará? ¿Cómo llegará a su fin? ¿Quién pondrá fin a ello?

Jehová Dios ha decretado que al debido tiempo esta tierra ha de ser convertida en un paraíso global, con sus habitantes gozando de la vida eterna en salud perfecta y felicidad. De modo que lo que ha de terminar no puede ser esta tierra literal, porque la Biblia declara llanamente: “La tierra permanece para siempre.” Lo que ha de terminar es este mal sistema o estado de cosas. Esto significa que el mundo que la humanidad ha conocido desde los días del diluvio del tiempo de Noé pronto será borrado; un justo nuevo mundo lo reemplazará. De manera que las noticias de que 1914 trajo el comienzo del fin de lo que la Biblia llama el “presente inicuo sistema de cosas” deberían ser una fuente de gran gozo para todas las personas de corazón recto.—Ecl. 1:4; Gál. 1:4, NM.

CONSUMACIÓN DE UN SISTEMA DE COSAS

Cristo Jesús, el Profeta más grande que jamás ha vivido, señaló al “tiempo del fin” con anticipación. Él lo llamó la “consumación de un sistema de cosas.” La palabra “consumación” (griego, syntéleia) es interesante. Esto es porque syntéleia combina la preposición “con” (syn) con el sustantivo “fin” (telos). De modo que la palabra indica que varias cosas trabajan juntas, o unas con otras, para terminar en un fin cabal. La consumación (syntéleia) acerca de la cual preguntaron los discípulos es lo mismo que el “tiempo del fin.” Es un período que tiene un comienzo y una terminación (telos).—Mat. 13:39; 24:3, NM.

¿Cómo llega a su terminación el “tiempo del fin”? Termina con la tremenda batalla del Armagedón, “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso.” Esta guerra resulta en la destrucción de todas las naciones de la tierra y el echar al abismo a Satanás y sus demonios. Desde 1914 el Diablo entiende que tiene sólo “un corto período de tiempo.”—Apo. 16:14; 12:12, NM.

Ahora bien, ¿cómo sabemos con certeza que fué en 1914 que comenzó el “tiempo del fin”? Porque los “tiempos de los gentiles” o “tiempos señalados de las naciones” finalizaron en 1914 d. de J.C. Pues, tanto tiempo atrás como en 1880 la revista The Watchtower (La Atalaya) declaró que 1914 señalaría la terminación de los “tiempos de los gentiles.” Brevemente, estos “tiempos señalados de las naciones” se refieren a un período en que no existiría ningún gobierno sobre la tierra rigiendo en representación de Jehová, sino que las naciones gentiles dominarían la tierra. Jesús había dicho: “Jerusalén será pisoteada por las naciones, hasta que los tiempos señalados de las naciones se cumplan.” (Luc. 21:24, NM) Con el derrocamiento del gobierno teocrático típico de Jehová, la nación de Israel, en 607 a. de J.C., el dominio teocrático en la tierra dejó de ser. “Siete tiempos,” o un período de 2,520 años, debían pasar antes de que un nuevo gobierno teocrático cuya atención se dirigiera a nuestra tierra pudiera comenzar su operación. Este nuevo gobierno sería un reino celestial bajo Cristo Jesús. El Rey reinaría desde el cielo mientras el mundo del Diablo todavía estuviera en pleno funcionamiento. Así que habría necesidad de una señal. Fiel a la profecía, cuando los 2,520 años de dominación gentil terminaron en 1914, la gran señal de los tiempos hizo su aparición. En 1914 estalló la I Guerra Mundial y empezó la “consumación” o “tiempo del fin.”

DANIEL Y JESÚS PREDICEN LA GUERRA MUNDIAL

El que la I Guerra Mundial señaló el comienzo del “tiempo del fin” se hace claro en la profecía de Daniel. Asemejando los poderes democráticos al “rey del Sur” y los poderes autocráticos al “rey del Norte,” el profeta escribió: “Mas al tiempo del fin, arremeterá contra él el rey del Sur; pero el rey del Norte le arrebatará como una tempestad, con carros de guerra y gente de a caballo y muchas galeras: y entrará en las tierras; y lo inundará y lo arrollará todo.” (Dan. 11:40) Estos movimientos militares, que afectarían la tierra de norte a sur, no podían comenzar, como dice Daniel, sino hasta el “tiempo del fin.”

Ahora bien, de las palabras de Jesús, también sabemos que la I Guerra Mundial marcó el comienzo del “tiempo del fin.” Él habló de la terminación del “tiempo del fin” haciendo uso de la palabra “telos,” que quiere decir “un fin consumado.” ¿Por qué no toma lugar el “fin consumado” inmediatamente en 1914, a la finalización de los “tiempos señalados de las naciones”? Jesús explica: “Porque nación se levantará contra nación y reino contra reino, y habrá escasez de alimento y terremotos en un lugar tras otro. Todas estas cosas son el principio de dolores de angustia.”—Mat. 24:7, 8, NM.

“DOLORES DE ANGUSTIA” PARA LAS NACIONES

Los “dolores de angustia” comenzaron en 1914 con la guerra total, una guerra hasta lo último para la dominación global, nada semejante a lo cual había sucedido antes en la historia. Al explicar adicionalmente lo que se incluye en los “dolores de angustia,” Jesús dijo que habría “sobre la tierra angustia de naciones, no conociendo la salida por el rugir del mar y su agitación, mientras que los hombres se desmayan debido al temor y la expectativa de las cosas que vienen sobre la tierra habitada.” Hoy en día cualquier persona observadora puede percibir los “dolores de angustia” sobre todas las naciones de la tierra. No obstante, las masas de la gente no hallan en ello ningún significado. Oh, desde luego dicen que los tiempos están peores que nunca. Pero cuando se les habla acerca de la profecía de Jesús tocante al “tiempo del fin” se burlan y ridiculizan. ¿Raro? No, porque los que se burlarían de la gran señal de los tiempos habían de ser tantos en el “tiempo del fin” que la misma existencia de ellos formaría una parte de la señal: “En los últimos días vendrán burladores con sus burlas, procediendo de acuerdo con sus propios deseos y diciendo: ‘¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan igual como ha sido desde el principio de la creación.’”—Luc. 21:25, 26; 2 Ped. 3:3, 4, NM.

¿Por qué se burlan? Porque “sus propios deseos” son egoístas. Quieren apegarse a este presente sistema de cosas para su propia ganancia egoísta. De modo que voluntariamente rehusan ver los “dolores de angustia” predichos por Jesús. Dicen que “todas las cosas continúan igual como ha sido desde el principio de la creación” porque ‘siempre hemos tenido guerras, hambres y terremotos.’ Los burladores no se dan cuenta de que la señal dada por Jesús no consta de un terremoto aislado acá o una guerra allá. Más bien todos los sucesos tienen que acontecer concurrentemente sobre una generación en dosis intensificadas. Ahora, si analizamos con cuidado los “dolores de angustia” predichos por Jesús en Mateo 24 y en Lucas 21, ¿podemos decir honradamente que desde 1914 “todas las cosas continúan igual como ha sido desde el principio de la creación”? ¡No!

Es de interés notar que muchos de los “intelectuales” del mundo—los filósofos, los científicos, los sabios y los historiadores—desde luego admiten que desde 1914 ha habido un cambio extraordinario. Bertrand Russell, filósofo, recientemente declaró: “Desde 1914 el mundo ha estado tambaleando ebriamente hacia el desastre.” Un artículo de fondo en el Times-Herald de Wáshington del 13 de marzo de 1945, declaró: “El último año completamente ‘normal’ en la historia fué 1913, el año antes de que principiara la I Guerra Mundial.” El Dr. Harold C. Urey, uno de los principales creadores de la bomba atómica, dijo: “No hemos tenido un mundo pacífico desde 1914.” (Plain Dealer de Cléveland, 9 de diciembre de 1951) Declaró un escritor de artículos editoriales en el Sun-Telegram de Pittsburgo, el 1 de agosto de 1954: “Hace cuarenta años, de la noche a la mañana, el mundo, con marcha militar, salió de la ‘edad de oro’ y entró en una época volcánica caracterizada por guerras sangrientas.”

Un artículo de fondo en el Journal de Edmonton, Alberta, Canadá, de fecha 7 de agosto de 1954, explica adicionalmente: “Parece probable que cuando se escriba la historia del siglo veinte, el 4 de agosto de 1914, el día en que se hicieron cosa general las hostilidades en Europa, se destacará aun más que la fecha del estallido de la Segunda Guerra Mundial o la detonación de la primera bomba atómica. Ese día de agosto, como estamos comenzando a darnos cuenta, marcó una línea divisoria en la historia. Llegó a su fin una era de paz, progreso y seguridad, y se dió comienzo a una edad de guerra y revolución.” Esta misma observación la hizo un profesor coadjutor de historia del Colegio Barnard, de la Universidad de Columbia, quien escribió en The Scientific Monthly de julio de 1951: “En verdad es el año 1914 más bien que el de Hiroshima el que marca el punto decisivo en nuestro tiempo, porque ahora podemos ver que, sea lo que fuere que traiga el futuro, fué la primera guerra mundial lo que introdujo la era de transición confundida en medio de la cual nos debatimos.”

Y, al hacer una comparación entre las dos guerras, el Times Magazine de Nueva York del 1 de agosto de 1954 llegó a esta conclusión: “La primera guerra mundial marcó un cambio mucho más grande en la historia. Puso fin a una larga era de paz general y dió comienzo a una nueva edad de violencia en la que la segunda guerra sólo es un episodio. Desde 1914 el mundo ha tenido un nuevo carácter; un carácter de anarquía internacional. . . . De modo que la primera Guerra Mundial marca un punto decisivo en la historia moderna.”

UN TIEMPO QUE DA FORMA A LOS DESTINOS

¡Tales términos como “un punto decisivo en la historia moderna,” “una edad de violencia,” “una edad de guerra y de revolución” y “una época volcánica,” empleados por autoridades de principal nota, deben sacudir a los burladores y hacerlos pensar cuerdamente! Porque, de seguro, las cosas no continúan exactamente como han sido desde el principio de la creación. Ha llegado el “tiempo del fin.” La señal de los “postreros días” es evidencia visible. Nunca en la historia, antes del año 1914, han acontecido todas estas cosas de golpe a una sola generación:

Señal Apoyo bíblico

1. Guerras mundiales Mat. 24:7

2. Escaseces de alimento en muchos lugares Mat. 24:7

3. Número excepcional de terremotos Mat. 24:7

4. Pestilencias y enfermedades aflictivas Luc. 21:11

5. Persecución de cristianos Luc 21:12-15

6. Muchos abandonan el cristianismo Mat. 24:12, 13

7. Formación de la Sociedad de las

Naciones y las Naciones Unidas Apo. 13:14, 15; 17:11

8. Perplejidad de las naciones Luc. 21:25

9. Aumento de todo lo que es contrario a ley Mat. 24:12

10. Condición soñolienta del mundo a pesar de la señal 1 Tes. 5:2, 6

11. Desplome moral en la vida pública y privada 2 Tim. 3:1-4

12. Delincuencia juvenil en todas partes 2 Tim. 3:2

13. Participación con exceso de la gente

en los asuntos de la vida diaria Mat. 24:37-39

14. Predicación mundial del reino establecido

como buenas nuevas Mat. 24:14

Hay que amonestar a la gente antes de que termine el “tiempo del fin.” De modo que Jesús predijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada con el propósito de dar un testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin consumado.” A las personas que están doloridas a causa de este mundo inicuo actual, son buenas en verdad las noticias acerca del reino establecido de Dios y el “tiempo del fin.” Los testigos de Jehová han sido diligentes en traer estas buenas nuevas a la gente por toda la tierra. Cuando la obra de predicación llegue a su fin, viene el “fin consumado.” Esto no quiere decir que cuando termine el “tiempo del fin” las masas de la humanidad habrán hecho su decisión a favor del reino de Dios. No, las masas seguirán con el viejo mundo, aunque el testimonio amonestador haya sido dado a través de la tierra. Así que multitudes serán dejadas al destino de destrucción que ellas mismas han escogido. Dijo Jesús: “Yo les digo: En esa noche dos hombres estarán en una cama; el uno será llevado, pero el otro será abandonado. Habrá dos mujeres moliendo en el mismo molino; una será llevada, pero la otra será abandonada.” El ser incluídos en la protección que Jehová da en el Armagedón no depende de ningún vínculo de familia o de amistad; depende de una decisión inequívoca a favor del nuevo mundo de Dios. Como Jesús indicó, los que escogen caminar en armonía con el viejo mundo serán abandonados a la destrucción, así como la gente antediluviana fué dejada a su muerte acuosa cuando “el mundo de ese tiempo sufrió la destrucción cuando fué anegado con agua.”—Mat. 24:14; Luc. 17:34, 35; 2 Ped. 3:6, NM.

“Verdaderamente les digo a ustedes,” declaró Jesús, “que esta generación de ningún modo pasará hasta que sucedan todas estas cosas.” De modo que “esta generación” desde 1914 no pasará hasta que el “tiempo del fin” concluya con la “grande tribulación como no ha acontecido desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a acontecer.” Los que son dejados al destino de destrucción, destino que ellos mismos han escogido, pagan la pena de muerte eterna. Ya que vivimos en un tiempo que da forma a los destinos, no espere usted hasta que se enfrente con “el fin consumado” de este sistema de cosas. Entonces será demasiado tarde. Decida ahora a favor del nuevo mundo. Como prueba de su decisión asóciese con la sociedad del Nuevo Mundo ya formada. Participe en dar el testimonio amonestador que está pronunciándose ahora. Entonces se contará entre los que esperan sobrevivir el “fin consumado” de este mundo y heredar la vida eterna en un nuevo mundo perfecto.—Mat. 24:34, 21, NM.

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